Tres años después, por orden de Don Pelayo

Quién se lo iba a decir a 'El Mole', cuando a pie de río en 2019 disfrutaba de la fiesta codo con codo con Kevi, el de los Tritones, que aquel iba a ser su último Descenso. Su muerte en diciembre del año pasado le sorprendió después de dos años en blanco por culpa de la maldita pandemia, que dejó sin Sella a Asturias por dos ediciones consecutivas. Salvo en la guerra civil, nunca había sucedido nada parecido. Pero la edición número 84 ya está en marcha. Arriondas y Ribadesella están engalanadas; las zonas de acampada del parque de la Concordia y el prau de San Juan rezuman de mozos y mozas con ganas de fiesta y bolsas llenas de refrescantes bebidas; las peñas festivas ya tienen sus cánticos y sus vestimentas preparados, y los romeros esperan en el Sella. Las fuerzas del orden están alerta -ayer se presentaba el dispositivo de la seguridad de la Guardia Civil, con más de 300 agentes-, como lo están las policías locales, Protección Civil y todos los que se dedican a cuidarnos para que la fiesta no pare. Y están ya concentrados los piragüistas, porque hoy a mediodía, por orden de Don Pelayo, aunque sea tres años después de la última vez, se autoriza entre Arriondas y Ribadesella la carrera de piraguas imaginada por Dionisio de la Huerta. Guardará el público silencio hasta que, por fin, se cante el 'Asturias patria querida', el himno de las piraguas, y Asturias recupere, ahora sí, la gran fiesta del verano asturiano. La gran cita con el río, con la diversión, con el deporte. Y el Tren Fluvial podrá celebrar, también con retraso sobre lo previsto, sus 75 años de vida al lado del Sella.