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Cocainómano se prepara una dosis.
Un adicto tarda dos décadas en reclamar ayuda

Un adicto tarda dos décadas en reclamar ayuda

Proyecto Hombre destaca el incremento de la presencia femenina, aunque escasa, en sus centros de ayuda

Daniel Roldán

Jueves, 22 de junio 2017, 16:37

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El reconocimiento de un problema es el paso más importante para un adicto. Y el más complicado. Dos décadas tarda una persona desde que comienza el consumo de una sustancia que se convierte en adicción hasta que llama a la puerta de uno de los centros de Pecto Hombre. Un problema que nace en la adolescencia, de ahí que la media de edad de la persona con problemas sea de 38 años, según recoge el último informe del Observatorio de esta ONG. Un año más, el alcohol es la sustancia más consumida (cuatro de cada diez casos tratados el año pasado), ya sea como consumo básicamente exclusivo (25%) o con adicción añadida a otras sustancias (14%); seguida por la cocaína (tres de cada diez) y el cannabis (uno de cada diez). En última posición se sitúan la heroína y los opiaceos (4%).

Hay una baja percepción social del riesgo que supone el consumo de estas drogas tan habituales, ha comentado Elena Presencio, directora general de Proyecto Hombre, quien ha reclamado más atención a los padres sobre el consumo de alcohol entre sus hijos. Porque las personas que acuden a esta ONG en busca de ayuda reconocen que comenzaron a ingerir alcohol entre los 15 y los 16 años, una edad similar a la del cannabis (17-18 años). Los inhalantes, los alucinógenos y las anfetaminas tienen una edad de inicio de 19 años y los consumos regulares de cocaína, heroína o los policonsumos de de diversas sustancias a partir de los 20 y 22 años.

En cuanto al perfil de las personas atendidas, el 84% eran hombres y un 16% mujeres. En el caso de ellas, son dos puntos más que en 2015. Un aumento lento que Proyecto Hombre achaca a una mayor carga de responsabilidades familiares que tienen las mujeres. "No descubro nada si digo que vivimos en una sociedad no igualitaria", ha apuntado Presencio.

Además, la ONG destaca que la mayoría de las personas atendidas contaba con un empleo en los tres años anteriores al ingreso del tratamiento (73%) frente a quienes han estado en paro o realizando tareas del hogar (18%). Más de la mitad de los trabajadores lo eran a tiempo completo y un 18% a tiempo parcial. Sin embargo, las mujeres presentarían comparativamente una mayor incidencia de desempleo (28%) y de empleo a tiempo parcial (25%) que los hombres (16% en ambos casos).

De las personas que trabajan, cuatro de cada diez lo mantenían como fuente de ingresos. Proyecto Hombre señala que entre estos usuarios con empleo existe una baja percepción de riesgo en cuanto que se exponen a la marginalidad y riesgo de exclusión con el inicio de consumo de alcohol u otras drogas. Asimismo, una serie de factores que suelen acompañar su situación, agrava el problema: un bajo nivel de estudios (un 9% cuenta con estudios universitarios), problemas económicos y sociales, enfermedades crónicas o causas pendientes con la justicia.

En relación al tipo de empleo y de categoría profesional, Proyecto Hombre señala una representación de toda la escala socio laboral: empresarios y directivos, personal técnico altamente cualificado y también, en el extremo opuesto, trabajadores no cualificados e incluso personas que nunca han desarrollado una actividad laboral. La mayor concentración (80%) se da entre personal administrativo y de servicios y personal de la industria y la construcción.

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