«Echo de menos de Asturias el paisaje, la forma de vida y desayunar mirando al Aramo»

-¿En qué lugar se encuentra la ciencia en Asturias?

-El CSIC en Asturias trabaja en cuatro ámbitos del conocimiento fundamentalmente, que coinciden con algunas líneas en las que la ciencia asturiana es fuerte. En salud, es puntero a nivel internacional en estudios de Epigenética del Cáncer, con el grupo de Mario Fernández Fraga en el CINN-ISPA, en temas del estudio del microbioma y la influencia en la salud, en el IPLA. Muchos de estos trabajos se orientan a entender y combatir el envejecimiento contribuyendo a una mejor calidad de vida.

-También se trabaja en temas de cambio climático.

-Sí. Y Asturias también es puntera. El Instituto del Carbón es un referente a nivel internacional en el desarrollo de tecnologías de captura de CO2. Hemos observado durante el confinamiento que la ausencia del ser humano en muchos entornos ha permitido a la biodiversidad recuperarse. Esto nos lleva a otro ámbito en el que trabajan los investigadores del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), con el foco puesto en el estudio de los mecanismos que controlan la biodiversidad y su adaptación al entorno y en la adaptación de las especies al cambio climático. Un trabajo que se desarrolla en un entorno único de alta montaña y proximidad al mar que hace de Asturias un lugar singular e ideal para el desarrollo de estos trabajos.

-¿Se echa mucho de menos en Madrid ese entorno ideal?

-Sí. Echo de menos el paisaje, las personas, el entorno, la forma de vida, desayunar mirando al Aramo, salir a la calle y pararme cada poco porque me encuentro a mis vecinos, a compañeros de la Facultad de Química, o compañeras del colegio, conocidos. Mi familia, mis amigos, la mayoría están aquí. Esto no quiere decir que esté mal en Madrid, solo que añoro Asturias.