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¿Por qué tenemos pocos extranjeros en nuestras universidades?

Juan Carlos Campo

Jueves, 18 de febrero 2016, 08:48

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Uno de los problemas importantes que tiene la universidad española es la baja capacidad para atraer a estudiantes extranjeros.

A nivel nacional, según datos oficiales de 2014, la media en los Grados está en cerca del 4% (Asturias está a la cola de España y no llega al 1%). En los Másteres, la media española está en el 18% (en nuestra región, en el 10%) superando el 30% Cataluña, Castilla y León, y Navarra. En conjunto, España está a la cola de Europa, detrás incluso de Portugal o Grecia.

La escasa capacidad para atraer estudiantes extranjeros es un problema importante tanto para compensar el número creciente de españoles que cursan su titulación en el extranjero, como por las ventajas inherentes que tienen los ámbitos multiculturales dentro de sistemas innovadores, como deben ser las universidades. La internacionalización de nuestras universidades se considera uno de los pilares para mejorar la competencia, la empleabilidad de las personas tituladas o la calidad del sistema de educación.

Los motivos de nuestro escaso atractivo para los extranjeros son diversos:

1.- Las infraestructuras son escasas: bien lo sabemos en Gijón, donde ni siquiera contamos con residencia universitaria.

2.-Los precios para los europeos son elevados: en buena parte de Europa las universidades son o gratis o mucho más baratas. Imagine que usted vive en Francia y duda entre venir a estudiar a Alemania o España. Le costará más el alojamiento en nuestro país (por ejemplo, el Colegio Mayor San Gregorio de Oviedo le costará cerca del doble que una Studentenwerk alemana). Le costará mucho más la matrícula. Si lo hace en la Universidad de Oviedo en un Grado calcule 1.000 euros; si lo hace en un máster, calcule el doble. En Alemania, normalmente no le costará nada la matrícula del Grado y, probablemente, tampoco la del Máster. Tendrá que pagar, eso sí, una contribución semestral de unos 250 euros para ayudar a mantener ciertos servicios como la excelente red de residencias que probablemente incluya transporte público gratuito en la ciudad y otras ventajas. Está claro que, con nuestros precios, atraer a ciudadanos comunitarios es tarea difícil si no es dentro de programas oficiales de movilidad tipo Erasmus donde somos líderes. Ojo, a comunitarios, porque el resto ya no se suelen beneficiar de los precios de matrícula de los ciudadanos nacionales.

3.- Falta de adaptación a la competencia: nuestras universidades no han tenido que competir por los alumnos en el pasado. Han jugado tradicionalmente con mercados cautivos. Incluso en una universidad como la de Oviedo, que ha perdido en 20 años la mitad de sus estudiantes, no hay una estrategia clara para atraer a estudiantes de comunidades limítrofes.

4.- Nuestro problema con los idiomas: ya en origen las universidades tenían como idioma único el latín. En Europa se está tendiendo a diseñar los másteres para atraer al alumnado extranjero. La enseñanza en inglés es muy frecuente, sobre todo en los másteres. También en España se han hecho notables esfuerzos en este sentido y en la propia Universidad de Oviedo, pero partíamos de una situación muy precaria y queda mucho por hacer. Para atraer a estudiantes de cualquier parte del mundo, excepto Latinoamérica, la enseñanza en inglés es casi imprescindible y, para estos últimos, no es un obstáculo.

5.-España está en la periferia de Europa y algunos lugares, como Asturias, en la periferia de la periferia. Hay que ser realistas. Si uno está en una capital o una gran ciudad europea, sus bazas aumentan mucho. Da igual todo lo demás.

Sin embargo, tenemos notables puntos fuertes. Por una parte, nuestras universidades son totalmente equiparables a sus homólogas europeas como bien lo saben los estudiantes españoles en el extranjero. Hace unos días tuve una conversación con una titulada en ingeniería de la EPI que luego ha pasado por Stanford, Harvard, una universidad de Chicago, una universidad alemana y ahora trabaja en Ginebra. Estaba más que orgullosa de la formación que recibió en EPI. Debe estarlo, porque se ha matriculado recientemente en un máster que cursa como puede desde Ginebra. Lo que más valora de su paso por el resto de las universidades, muy internacionalizadas, es el contacto con los propios estudiantes tan diversos.

Además, nuestra forma de vida es atractiva para la juventud. España es un lugar donde se puede desarrollar, como en pocos sitios, una vida social y también cultural, amplia. Y Asturias no es una excepción. Téngase en cuenta que el alumno internacional no se mueve por sol y playa.

Por último, pero no menos importante, hay que tener en cuenta que la mitad de los extranjeros que vienen a España a estudiar proceden de América Latina. Latinoamérica es un uno de nuestros mejores nichos de mercado, tiene potencial de crecimiento y Asturias tiene lazos particularmente fuertes. También somos atractivos para el norte de África. Estos son nuestros mejores caladeros y debemos mimarlos. Tenemos, por el contrario, más dificultad para llegar a los países asiáticos que nuestros vecinos europeos. Por ejemplo, China está tan lejos de Francia como España pero el número de estudiantes chinos en Francia es 20 veces superior; el número de estudiantes mexicanos es casi el mismo.

En el mundo que nos toca vivir, una universidad que no sea universal está destinada a tener un gran problema a largo plazo y a jugar en otra liga. En una próxima ocasión hablaremos de alguno de los mecanismos para hacer frente a este problema.

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