Conversando con José Caso

Hace medio siglo todo el mundo comentaba lo evidente: que José Caso sería el próximo rector de la Universidad de Oviedo. Sería «ese tío que sabe tanto sobre Jovellanos», replicaron a nuestro reportero dos jóvenes estudiantes de filosofía cuando este volvía de entrevistar al catedrático de literatura. Lo era, en efecto, desde hacía más de una década, así como también uno de los mayores intelectuales de Asturias y profundo conocedor de la Universidad. ¿La limpiaría usted de algún tipo de alumno en concreto?, quisimos saber. Y sí: «A aquel que no sirviera para los estudios universitarios (...) de todos aquellos alumnos que no tengan un auténtico universitario», que para Caso eran «aquellos que van a la Universidad únicamente a conseguir un título creyendo que con él pueden llegar a ganar más dinero. Quienes piensan así no han entendido lo que es la Universidad, y son el principal enemigo que la universidad tiene dentro de la sociedad española».

No todo el mundo, en fin, valía ni tenía por qué valor. Decía Caso que «hay que convencer a las gentes de que la Universidad no es más que una de las posibilidades que se tienen. Hay infinidad de posibilidades de estudio y trabajo que no son menos honradas que las que pueda dar un título universitario. La tontería de las gentes consiste en creer que porque se sea licenciado universitario ya se está en una escala social superior. Esto no es cierto. Un licenciado universitario sin una adecuada preparación teniendo que trabajar donde pueda será un miserable toda su vida. Sin embargo, un técnico, trabajando en lo que le gusta, siendo un buen profesional, puede llegar a ganar mucho más dinero». Y a ser feliz, que también cuenta. Caso defendía también la politización de los estudiantes en tanto en cuanto esta era natural. «Son problemas que preocupan a todos y en la universidad, en definitiva, creo que la preocupación por los problemas de la nación es algo fundamental». Aquel día el futuro rector también recordó a sus padres, a Menéndez Pidal y a sus primeros recuerdos, que fueron los de la Revolución del 34. 'Johnny Walker' mediante.