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Instalación de las bombas depuradoras en el Piles.
Objetivo, la depuración
Historias de Asturias

Objetivo, la depuración

Para prevenir la contaminación en la playa, se instalaron seis bombas en el Piles a la altura del recinto ferial

Domingo, 30 de abril 2023, 02:19

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1973. Hace 50 años.

Que la contaminación en el Piles, y, por ende, en la playa y en las zonas circundantes era un problema de los gordos no se ponía en duda en el Gijón de hace medio siglo. Estaba mal el acceso; bajaban, también, mal las aguas. «La carretera no está bien», decíamos por entonces, refiriéndonos a la vía que iba de la desembocadura del río, por su margen derecha, hasta el recinto ferial.

«No se halla en las condiciones que cabe exigir a una calzada, aunque no se trate de una ruta de primer orden». Proponíamos, por entonces, el ajardinamiento de la zona afectada, «y, naturalmente, una instalación de alumbrado público que completara la mejora. Todo ello independientemente de cuanto pueda hacer el Ayuntamiento sobre las márgenes del Piles y en lo que se refiere a terrenos de su jurisdicción».

Lo de las aguas era otro, eterno, cantar. Bajaban contaminadas, y, para intentar paliar el problema, se colocaron seis bombas «en la sala de máquinas que el Ayuntamiento tiene a la altura de la Colonia del Piles». «No deja de ser chocante que hables de 'colonia' cuando esas bombas se dedicarán a pestilencias», ironizaba EL COMERCIO, que también ofreció a sus lectores un extenso reportaje gráfico de Vegafer mostrando el proceso de colocación de las máquinas. Los aparatos, al parecer, tenían una fuerza de 60 caballos «y, a partir de mayo, dejarán limpias las aguas del Piles».

«Año équido», Arias dixit

«60 caballos por seis bombas, 360 caballos. Total, que con los de la hípica, este año será del todo équido», plasmó, en nuestras páginas, el simpar Arturo Arias al calor de la noticia. Desde el Ayuntamiento se prometía que, al entrar en servicio, las bombas harían «desaparecer impurezas, y tanto el Piles como la playa podrán verse libres de suciedades y contaminaciones que hasta ahora se han venido produciendo». No iba a ser todo tan sencillo como parecía, porque en julio de ese año volvió a saltar la liebre: las aguas comenzaron a bajar turbias, y desde el Consistorio se negó la mayor. «La contaminación se evita vertiendo diariamente mil litros de cloro en las aguas del río», contestaron. No hay forma con el Piles.

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