Polo, de Gijón a la gloria
Se celebró el Primer Campeonato Nacional de Pedestrismo. El pódium fue ocupado íntegramente por tres paisanos gijoneses
A punto había estado el tiempo de arruinar la gran fiesta deportiva del Gijón que veía nacer mayo. Cayeron del cielo chuzos de punta, pero, ... como por intercesión divina, al sol le dio por salir en el momento justo para que se pudiera celebrar el Primer Campeonato Nacional de Pedestrismo. Tampoco la lluvia pudo con las ganas del respetable, «y así fue como un público muy numeroso, numerosísimo, cubría, por ambos lados, la calzada, desde la meta, instalada en los Jardines del Náutico, hasta el Campo Valdés». Competían 86 hombres, representando a 19 regiones, «pero pronto empezaron a quedar cribados en la cuesta de Santa Catalina». Destacaron, al frente del pelotón, el gijonés Manuel Polo, Huergo y Evaristo, «pero también iban allí Sarmiento, Rama, Viña Buro, Romero... hasta que, bajando la misma cuesta, camino de la meta por segunda vez, se despegó Polo».
No habría sorpresas en la carrera, ni cambiaron sus protagonistas. Siempre por detrás del gijonés, «Huergo dejó a Evaristo, y este marchaba en tercer lugar» en el momento de cruzar El Humedal, subir Begoña y atacar la Cuesta Ceares, «a donde Polo llegó el primero al cruce, con una ventaja de 20 segundos sobre Huergo, 35 de Evaristo y un minuto de Sarmiento». Por supuesto, ganó. Y el triunfo se sintió como propio en Gijón. No solo el ganador -del Arenal- era paisano, sino también la plata y el bronce, que recayeron en Antonio Huergo y Evaristo García.
Para Polo, la gloria. «Su carrera del domingo es la confirmación de que nuestro campeón es un perfecto corredor», aseguramos en las páginas deportivas de EL COMERCIO. «Y que, además, se encuentra en un gran momento físico. Es inteligente -no desaprovecha un solo metro de terreno- y tiene unas condiciones admirables. Viéndole correr, causa la impresión de que nos encontramos ante una máquina que acompasadamente marca sus movimientos. Este Polo de hoy hubiese sido capaz de dar la batalla a cualquiera de los ases del atletismo nacional». O incluso más, porque llegó a correr con el mismísimo Zátopek. Lo mejor de lo mejor, en Gijón.
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