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Minerva Piquero, ayer, en la ovetense Librería Cervantes, donde presentó 'Nacida libre'. Pablo Lorenzana

Minerva Piquero: «Sufrí acoso sexual muchas veces»

La periodista Minerva Piquero, que acaba de lanzarse a la literatura, denuncia que ser víctima de abusos «era lo normal en la tele»

Jueves, 14 de noviembre 2019, 00:47

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Minerva Piquero (México, 1967) eligió el apellido de su madre para convertirse en la 'chica del tiempo' más famosa de España. Tan importante es la figura materna para esta periodista que hoy es directora de comunicación en una agencia que enseguida supo que el título de su primera novela tenía que ser una frase que siempre había escuchado de su boca:«Nacida libre».

–Con madre de Lieres y padre de Gijón, ¿por qué nació en México?

–Soy asturiana 100%. ¿Yqué asturiano o gallego no tuvo un tío que se fue a hacer las Américas? Mi madre tenía uno, viajó embarazada y yo nací allí: en Sonora. Hasta que, a los nueve años, me sacan del desierto y me meten en Oviedo. En las Ursulinas (Risas).

–Menudo matriarcado.

–(Ríe)Sí. Mi madre y yo somos iguales:fuertes e independientes. Pero también distintas, porque yo soy una romántica y me encantan los hombres, mientras que mi madre ha prescindido de lo romántico y se ha centrado en ella misma.

–Llegó a la tele «por terca», a fuerza de llamar a Madrid pidiendo trabajo. ¿Y a la literatura?

–Es una droga, una necesidad. Quería hacerlo hace mucho, pero me daba pudor. No quería ser la famosa que escribe un libro.

–Una historia en la que una de las protagonistas es transexual...

–El problema es que necesitamos etiquetar lo distinto. Porque, si no, nos da miedo. Estoy harta de que me digan:«Fulano es gay o trans». ¿Pero por qué de otros no me dices que es putero o que le va el sado?Yo reivindico que podamos ser y punto. Y afirmo, además, que la sexualidad está muy masculinizada.

–¿Por eso es una novela erótica?

–Es que, cuando hablamos de novelas eróticas, siempre es lo mismo: o ella es una ninfómana o es una pazguata que se encuentra a un hombre maravilloso que la lleva por caminos desconocidos. ¿De verdad?¡Es que yo salgo a la calle y no me encuentro a tíos así! En el mundo real, las mujeres no somos ni putas ni santas. Somos personas. Hay mujeres que no tienen hijos porque no les apetece y no están frustradas y hay mujeres que tienen varias relaciones a la semana y no son putas. Son mujeres liberadas, que disfrutan de su sexualidad con libertad. Aunque, en este libro, el sexo no es gratuito, sino que una de las dos protagonistas necesita descubrir quién es a través de él. No es para que la gente se excite leyéndolo, que también. ¡Ojalá! Yo me he excitado, me he reído, he llorado, me he enfadado, he sentido asco...

–Y, en tiempos del #MeToo, ¿ha sufrido acoso?

–En España no hemos abierto la boca. Lo que ha salido es una ínfima parte de la realidad. Pero, al menos, vale para lanzar un mensaje y que todos estos señores entiendan que no pueden campar a sus anchas. Yo sufrí acoso sexual. Severo.

–¿Quiere contármelo?

–Cuando tenía 19 años y estaba trabajando en Estados Unidos, mi jefe intentó pasarse conmigo una tarde y, como no accedí, me despidió. Y, en la televisión, muchísimas veces. Pero yo y todas. Era lo normal. El pan nuestro de cada día. Que un señor quiera ligar contigo es lícito. Que el director o el productor de tu programa lo haga de manera sibilina y luego te diga que, si no lo haces, no tienes futuro y se acabó tu carrera, es jodido.

–¿Nunca pensó en denunciar?

–Ni se me pasó por la cabeza. Sabía que me quedaría sin trabajo y, además, marcada. Yo sé lo que es estar metida en un baño, escondida, llorando, pensando: «No quiero salir porque sé que está ahí y no quiero que me vea». No tener ganas de ir a trabajar y aguantar esta presión meses y meses. Se lo contaba a la maquilladora, a la compañera, la una me contaba su caso, la otra el otro... Te callabas y aguantabas. No digo quiénes han sido, porque no fue uno: fueron varios. Tengo una lista. Y, si no tomé acciones legales en su momento, no voy a montar un lío ahora. Pero te juro que, si me los encuentro por la calle, no se atreven a mirarme a los ojos.

–Tampoco se atreverán quienes la llamaron gorda hace unos meses en su primera aparición pública tras mucho tiempo sin verla...

–Pues miren:resulta que, profesionalmente, me siento valorada y realizada. Y, en la vida personal, tengo pareja, me considero sensual, sexual... Estoy plena. Un problema es un cáncer:esto es una etapa de la vida. Yyo no me pongo un bikini para alegrarte la vista. Me lo pongo para sentir la naturaleza en mi piel. Si te gusta bien y, si no, lo siento. Señores del mundo: no estamos aquí para adornaros la vida. Esto lo digo ahora con tranquilidad, pero, cuando me soltaron eso, me llevé un disgusto y me fui a casa llorando y pensando: «¿Pero de verdad que no valgo nada?, ¿solo me preguntan por los kilos después de veinte años de carrera en la tele?».

–Aún así, tuvo que explicar que padeció problemas de salud.

–Sí. Me dejó de funcionar la tiroides y me medicaré el resto de mi vida, pero, poco a poco, voy tomando el control. Yque yo antes no cenaba dos noches y ya adelgazaba, mientras que ahora tengo que machacarme un mes en el gimnasio para bajar dos kilos. Afortunadamente, con la edad te quitas tonterías.

–¿En qué lo nota?

–En que, según los cánones, tengo un cuerpo mucho peor que el que tenía a los 25 años. Tengo dos tallas más, todo está más caído, más blando... Pero me gusto mucho más ahora. ¡Es que a los 25 no me gustaba nada! Todo eran problemas, complejos... Era muy infeliz porque era insegura. El proceso pasa por perdonarse, aceptarse y entender que, tal y como eres, eres perfecta . Y, además, he aprendido que los hombres, cuando ven a una mujer segura de sí misma, poderosa, se desarman. Esa mujer es una diosa y no hay nada más sensual ni más sexual que eso. ¿Por qué, de repente, a los cincuenta ligo tanto? Porque sé quién soy, sé lo que tengo, sé lo que quiero. ¡Se mueren! He encontrado mi sitio en mí.

–¿Se atreve con un pronóstico del tiempo político? ¿Viene borrasca?

–¡Madre mía! Al margen de que sea un pacto progresista, no estoy nada contenta porque estuvimos demasiado tiempo mareando la perdiz. Ahora sí, ahora no. Me siento defraudada y engañada porque creo que hay otros intereses que se alejan mucho de los de la ciudadanía.

Minerva Piquero y su madre, Ángela, que ayer acompañó a su hija a la presentación de su libro en Oviedo, se han tatuado el título de la novela: 'Nacida libre'. Y es que, más que un título, es toda una declaración de intenciones, una filosofía vital.

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