Un jamón reseco y varias camisetas en 'stand by'

Un jamón y una caja de camisetas ocupaban los comentarios de la pública opinión. Con lo del primero había sorna. Resultaba que en las obras de fortificación del cerro de Santa Catalina se encontró, enterrado, un hermoso jamón. Petrificado ya, eso sí. «Hay inteligente, no sabemos si en fósiles o en jamones, que da por el mencionado mil pesetas», comentaba EL COMERCIO sobre los coleccionistas que se peleaban por el pedazo histórico de cerdo. Lo de las camisetas era cosa más seria y hostil, ya que a Rufo Prendes le habían detenido en la aduana de Barcelona, una caja entera por carecer esta del marchamo exigido por la ley, «no obstante estar provisto (...) de una etiqueta a modo de marchamo» que garantizaba que la ropa había sido fabricada en Gijón y abonados preventivamente los impuestos necesarios. El problema, que no pasaba de burocrático a buen seguro, dio que hablar. «Verdad es que las camisetas de esta industria no tienen analogía con las que se fabrican en España», ironizábamos, «pero no por eso dejan de ser fabricadas aquí, en Gijón». Que no nos falte lo 'grandón'.