Un trocito de Gijón en el Paseo de Recoletos

Lo había, y lo sigue habiendo. La razón, según recordaba 'Adeflor' en nuestro ejemplar de hace 75 años, era el paso por la capital de «un asturiano, el popular don Gumersindo», que en 1888 dio en llamar 'Gijón' al café que acababa de abrir. Y de ahí, al cielo. «Medio siglo sonando el nombre de Gijón en un café madrileño bien merece que, por gratitud, [le] dediquemos un cariñoso recuerdo», decía nuestro director, recordando los tiempos de la inmediata posguerra, «en que no se servía más que café, porque la leche estaba racionada», siendo llevada «en frasquitos» por los asiduos del local, popular, sobre todo, para una de las partes en conflicto. Hasta para eso tenía su porqué nuestro 'Adeflor'. «Tenemos entendido que don Gumersindo cedió su establecimiento a un señor que era tan falangista como sus hijos, [y] que convirtió el café en club de los devotos de José Antonio». Quede para la posteridad, sin embargo, el intelecto. «Sobre sus mesas se han escrito muchas crónicas y acaso esbozos de novelas», dijimos hace 75 años, como podríamos seguir diciendo hoy. ¡Larga vida al 'Café Gijón'!