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Pilar Simón, el pasado martes, junto a Jorge Fernández Díaz. E. C.
«Si tuviésemos un Papa asturiano, ¿quién nos pararía?»

«Si tuviésemos un Papa asturiano, ¿quién nos pararía?»

«Tampoco pensábamos que Bergoglio fuera a salir elegido», recuerda esperanzada Pilar Simón, presidenta del Centro Asturiano de Buenos Aires

Inés Barea

Gijón

Viernes, 25 de abril 2025, 21:57

El pasado lunes Buenos Aires despertaba ya con la noticia: en la que todavía era su madrugada, nos dejaba el primer Papa argentino y latinoamericano, una figura que «fue trascendente en todos lados», reconoce Pilar Simón, presidenta del Centro Asturiano porteño. Ella es la primera argentina de su familia, emigrantes de la pequeña localidad asturiana de Campo de Caso, y sus raíces la vinculan al Principado igual que a los más de 3.000 socios con los que cuenta esta asociación bonaerense.

Con la bandera a media asta y los actos institucionales suspendidos, el país guardaba un luto inesperado por su compañero al otro lado del Atlántico. «El martes le entregamos a Jorge Fernández Díaz la Cruz de la Victoria, pues había recibido el premio Nadal en España por el libro 'El secreto de Marcial'. Es hijo de asturianos y le quisimos hacer un reconocimiento. Cuando empezó el acto, guardamos un minuto de silencio por el Papa Francisco», rememora la directora del centro.

El galardonado, Fernández Díaz, evocó entonces la figura de su padre, uno de los hombres que luchó por agrupar a la comunidad asturiana en Buenos Aires. Por si no fueran suficientes motivos para la emoción, le sorprendió ocupando una silla en la primera fila del público el escritor y miembro de la Real Academia Española Arturo Pérez-Reverte.

Además del minuto de silencio de este acto institucional, el centro celebrará este domingo una misa en honor al Pontífice en el panteón del Cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires, en el que descansan los socios de la institución. «Todos los años hacemos una misa y este año vamos a hacerla en homenaje al Papa», relata Pilar Simón.

Por la parte bonaerense de esta población hispano-argentina, la conmoción es innegable: «El Papa era una persona muy entrañable para todos nosotros. Él revolucionó la iglesia. Fue un hombre muy humilde, muy cercano con la gente», le elogia Simón. Y por el lado asturiano, la presidenta no puede sino compartir el sentimiento, pues son descendientes de emigrantes a los que el país «acogió de manera excepcional. Todos vinieron a trabajar y la Argentina les abrió las puertas para que pudieran crecer», explica, así que «los asturianos residentes aquí también estaban muy contentos con el Papa».

Con gran alegría, confiesa que fue ayer mismo cuando se enteró de que el cardenal luanquín Fernández Artime se encuentra entre los candidatos a ocupar la cátedra de San Pedro. Aunque el purpurado ha dicho que participará en el cónclave con la «mirada en otros», su nombre empieza a sonar con fuerza alimentando la esperanza de los hispanohablantes de ambos lados del charco. «No está entre los cuatro cardenales favoritos, pero está dentro de los 133, que es lo importante», expresa confiada Simón. «Tampoco pensamos que Bergoglio fuera a salir elegido y, al final, salió», añade. Y es que el argentino, a quien había nombrado cardenal en 2001 Juan Pablo II, había sido ya candidato a ocupar su lugar. Y tras la renuncia de Ratzinger, no fue hasta la quinta votación cuando su nombre daba paso a la fumata blanca.

¿Y si saliera elegido esta vez un Papa asturiano? «¡Sería una gran fiesta!», afirma. «¿Quién nos pararía los asturianos con lo fanáticos que somos? Mi padre era de Campo de Caso y decía que los casinos estamos en todos lados. Pero yo creo que no sólo los casinos, sino los asturianos. Hay asturianos desperdigados por todo el mundo y, la verdad, somos muy fanáticos».

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