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La rebelión popular al 'cóctel' vacunal de Darias desata otra crisis en Sanidad

La rebelión popular al 'cóctel' vacunal de Darias desata otra crisis en Sanidad

El veto al segundo pinchazo de AstraZeneca pone en duda la credibilidad del ministerio, más allá de los roces con las comunidades | El rechazo a Pfizer entre los trabajadores esenciales se sigue moviendo en el 90% a pesar de los llamamientos del Gobierno central

Sábado, 29 de mayo 2021

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Lo que ha ocurrido esta semana en España no ha ocurrido en ningún país occidental durante el casi año y medio que dura ya la pandemia: una auténtica rebelión de las masas 'no negacionistas' contra una decisión con supuesta base científica de sus propias autoridades sanitarias. Las cifras de las últimas horas dan cuenta de que la insumisión ciudadana ya es masiva a la orden del Ministerio de Sanidad de imponer el 'cóctel' de vacunas a los casi dos millones de trabajadores esenciales a los que se negó a partir de marzo el segundo pinchazo de Vaxzevria (nombre técnico de la profilaxis de AstraZeneca) a cuenta de los trombos.

En Cataluña y Galicia un 87%, en Murcia un 90% y en Andalucía hasta un 99% de esos trabajadores están optando por desoír las recomendaciones del departamento que dirige Carolina Darias de inocularse la segunda dosis con Pfizer y seguir las instrucciones de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y del propio laboratorio de no mezclar. Las imágenes de las últimas horas en los vacunódromos son más que elocuentes: largas filas para repetir con Astrazeneca y nadie en las colas para pincharse con Pfizer.

Y, según los sondeos del resto de territorios que todavía no han comenzado la re-vacunación de esos centenares de profesores, policías, bomberos o militares esos porcentajes van a ser similares a partir de la semana que viene. La única opción que ha encontrado alguna de las comunidades más próximas a las tesis del Gobierno central de mezclar profilaxis –como es el caso de Extremadura- es amagar a partir del lunes con retrasar todavía más el segundo pinchazo a aquellos que se decidan por Vaxzevria.

La rebelión ha cogido totalmente por sorpresa a los responsables de Sanidad y del Gobierno central, que en ningún momento esperaban que la decisión de abrir la puerta a que se pudiera repetir con AstraZeneca se convirtiera en la regla. En las últimas horas, desde Sanidad han hablado de un «gran problema de comunicación» porque desde el principio –alegan- se dejó claro que la pauta decidida el miércoles 19 de mayo en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) era recibir la segunda inoculación de Pfizer y que solo de «forma excepcional» y en «casos puntuales» se repetiría con AstraZeneca. Sin embargo, lo cierto es que el jueves 20 de mayo, solo 24 horas de ordenar el 'cóctel' de vacunas, fue la propia Darias la que, tras un nuevo volantazo exprés en el plan de vacunación, dio públicamente luz verde a la elección de Vaxzevris a todas aquellas personas que «por las razones que consideren oportunas» rechazaran Pfizer.

Jueves tarde

En Sanidad –reconocen miembros del equipo de Darias- no se dieron cuenta de la envergadura de la insumisión popular hasta el mediodía del jueves, cuando los primeros datos de las comunidades empezaron a apuntar, incluso, a que en cuestión de días se podría romper el stock de una vacuna que, hasta entonces, era muy impopular. Desde el Gobierno se niega cualquier maniobra para frenar ese 'tsunami' anti-cóctel pero lo cierto es que fue precisamente la tarde del jueves cuando Sanidad, hasta entonces muy recelosa a facilitar datos de farmacovilancia sobre los problemas de las vacunas, reveló que la administración de la ahora deseada AstraZeneca había provocado en España ya 20 trombos, 4 de ellos mortales (más uno más en estudio) tras 5 millones de inoculaciones.

La filtración de esas estadísticas en plena oleada de rechazo al popurrí vacunal, sin embargo, no ha tenido efecto alguno en la elección de profilaxis. El viernes y, al menos durante la mañana del sábado, el porcentaje de trabajadores esenciales que sigue apostando por AstraZeneca continúa en el entorno del 90%, según informaron fuentes de Salud Pública a este periódico.

Algunos responsables de Sanidad admiten en privado que todo «este asunto de AstraZeneca» ha acabado desatando una «crisis de credibilidad ciudadana», que supera la controversia política e incluso el habitual pulso con las comunidades no socialistas, por mucho que 7 de ellas se opusieran (y 2 más se abstuvieran) en el Interterritorial a la imposición del 'cóctel de vacunas o que tres autonomías 'populares' (Madrid, Galicia y Andalucía) directamente en las últimas horas estén incentivado de forma oficial a repetir con AZ, desoyendo expresamente los acuerdos del CISNS.

Entre los problemas de «comunicación» que habrían provocado esta «crisis de credibilidad» en Salud Pública citan la «mala venta» hecha del estudio CombivacS, en el ensayo clínico contrarreloj puesto en marcha por Sanidad con la ayuda del Instituto Carlos III para avalar el controvertido 'cóctel' vacunal. Aquel ensayo, cuyas conclusiones se daban por seguras en la comunidad científica, ha provocado un amplio rechazo entre esos expertos del sector por la escasa entidad de la muestra (apenas 600 personas) y por el poco tiempo de observación (solo dos semanas).

En el Gobierno y en Salud Pública no creen que esta «crisis de credibilidad» afecte a la campaña de vacunación, que consideran ya muy asentada, pero sí que empiezan a estar preocupados por el desgaste que está provocando AstraZeneca desde febrero y que ha obligado a Sanidad no solo a ir improvisando sobre la marcha sino a desdecirse de algunas de sus más serias promesas en el plan de vacunación, tales como: la de seguir siempre los criterios de la EMA (que siempre recomendó no interrumpir la inoculación de AstraZeneca y no poner límites de edad por encima de los 16 años); la de no mezclar nunca en la misma pauta dos marcas comerciales; o la de jamás dejar elegir a la población el tipo de profilaxis a inocularse.

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