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Jaime Giménez Arbe, tras su detención.

El Solitario se compara con Billy el Niño por su precisión al disparar

El fiscal pide 31 años de prisión por tres delitos de homicidio en grado de tentativa y robo con violencia. Se le atribuye el asesinato de un guardia civil gijonés en Navarra, en el año 2004

Europa Press

Miércoles, 20 de abril 2016, 04:19

Jaime Giménez Arbe, conocido como 'El Solitario', ha declarado este martes en un juicio celebrado en la Audiencia de Castellón que él "en ningún momento" quiso matar a nadie durante el tiroteo que se produjo el 10 de mayo de 2000 en la localidad de Vall d'Uixó tras el atraco a una entidad bancaria, puesto que ha asegurado que su intención era escaparse.

Así, ha insistido en que si hubiera querido matar, "habría matado a cuatro o cinco", y ha subrayado que disparó a los agentes a las piernas porque apuntó donde quería dar "ya que hice un cursillo paramilitar en EE UU, donde obtuve 9,5 puntos sobre 10", lo que, según ha dicho, demuestra que su nivel de precisión era "elevado". "No era Billy el Niño, pero casi", ha precisado.

'El Solitario' se ha pronunciado así ante la sección primera de la Audiencia Provincial de Castellón, donde ha comenzado el juicio por el atraco a una entidad bancaria de La Vall d'Uixó, en el que está acusado de herir a tres agentes de la Policía Local y hacerse con un botín de 20.422,97 euros. El fiscal solicita para el acusado 31 años de prisión por tres delitos de homicidio en grado de tentativa y robo con violencia. Además, pide que 'El Solitario' indemnice con más de 400.000 euros a las víctimas.

Según el escrito de conclusiones provisionales del fiscal, el 10 de mayo de 2000 el acusado entró en una sucursal bancaria de La Vall d'Uixó ataviado con una peluca y una barba postiza y portando un maletín. Tras poner la pistola a un empleado, le indicó que fueran a la caja y, una vez allí, abrió el cajón de la caja submostrador y cogió el dinero que se guardaba.

Posteriormente, colocó la pistola en la espalda de otra empleada y le preguntó dónde estaba el resto del dinero. Finalmente, comprobó que la caja fuerte estaba cerrada, abrió el armario donde estaban las monedas y lo cerró, tras lo que se marchó de la entidad bancaria con 20.422,97 euros.

Alarma

Tras accionarse la alarma, agentes de la Policía Local se dirigieron hacia la sucursal cuando se encontraron de frente al acusado, por lo que uno de ellos desenfundó el arma reglamentaria y le gritó "alto policía", a lo que 'El Solitario' respondió sacando un arma y disparó al agente en su muslo izquierdo. Inmediatamente se produjo un cruce de disparos entre el acusado y los policías, uno de los cuales alcanzó en la pierna de otro agente.

Posteriormente, el acusado se parapetó tras un vehículo e intercambió disparos con otros tres agentes, y uno de ellos alcanzó al atracador, aunque continuó la huida. Más tarde, según el fiscal, el acusado hirió a otro agente que circulaba en un vehículo al ser golpeado por los trozos de un cristal fracturado del coche como consecuencia de un disparo del acusado. 'El Solitario" alcanzó un vehículo que tenía estacionado, de cuyo interior cogió un subfusil automático y efectuó una ráfaga de disparos hacia la calle a sus perseguidores y logró huir. En su huida, el atracador perdió parte del dinero.

Durante su declaración, 'El Solitario', que ha llegado a saludar a los medios de comunicación levantando el brazo, ha señalado que quería declarar porque quería que se aclarara cómo se produjo la muerte de uno de los agentes que intervino en el tiroteo y que falleció como consecuencia de un disparo de un compañero.

El acusado, que ha reconocido el atraco, aunque ha calificado el robo de "expropiación", ha asegurado que no llevaba peluca y que esgrimió un arma pero que no encañonó a nadie. Así mismo, ha dicho que no amenazó a los empleados de la entidad, sino que les "conminó" a que le "facilitaran la labor" y "guardando siempre las formas y con educación" les pidió que le indicaran dónde estaba la caja.

Así mismo, ha explicado que cuando se encontró con los dos primeros agentes de la Policía Local en la calle estos le encañonaron y "por instinto" hizo un movimiento con el brazo hacia su axila izquierda y sonaron dos disparos que no le dieron "de milagro" y sintió que su vida estaba "en grave peligro" y que se tenía que defender.

"Nunca disparé primero"

"Yo nunca disparé primero y en ningún momento quise matar nadie, pues sólo quería escaparme", ha insistido el acusado. Posteriormente, ha explicado que en su huida se encontró en una esquina desarmado al agente que posteriormente falleció y le dijo que se apartara de él, ante lo que el policía se quedó "bloqueado", "mientras que sus compañeros seguían disparando sin importarles lo más mínimo si había un compañero delante".

"No entiendo la falta de profesionalidad de la Policía Local de La Vall d'Uixó", ha declarado el acusado, quien ha apuntado que después llegaron más agentes al lugar haciendo fuego desde dos lugares distintos, momento en que él salto sobre un vehículo y se le cayó el maletín. Cuando intentaba recargar el revólver en el suelo, oyó un "ay" y pensó en por qué habían disparado si él estaba en el suelo.

Más tarde, el acusado ha reconocido que sacó otra pistola automática con la que continuó disparando, aunque sólo le daba a los vehículos, "pues pretendía tener lejos a los agentes para escapar". "Yo estaba siendo cauteloso, pues no quería impactar sobre nadie", ha añadido. Cuando alcanzó su vehículo, cogió un subfusil, con el que volvió a disparar, y se montó en el coche "mientras los agentes disparaban como posesos, pues aquello se convirtió en un pandemonio".

El acusado ha subrayado que durante el tiroteo no le alcanzó ningún proyectil "en ningún momento". "Eso es una fábula de la Policía", ha dicho. En la sesión del juicio han declarado, entre otros testigos, varios empleados de la entidad bancaria, así como los agentes que resultaron heridos, los cuales han indicado que el acusado disparó primero. El juicio continuará este miércoles.

El gijonés que se cruzó en su camino

El guardia civil gijonés José Antonio Vidal Fernández, a la edad de 31 años y natural de Gijón, se cruzó con su peor destino a las 18.20 horas del 9 de junio de 2004. Se encontraba trabajando con un vehículo patrulla en Castejón (Navarra) junto a su compañero Juan Antonio Palmero Benítez, gaditano de 29 años.

Ambos agentes trataron de detener a un vehículo que había hecho un adelantamiento a velocidad excesiva. Entonces, el conductor amonestado, que circulaba con un todoterreno, ametralló a los agentes cuando éstos se situaron a la altura de su vehículo. Los dos agentes perdieron la vida en el acto. Todo indica que el presunto asesino, pese a ser peligroso, no tenía intención de matar a los guardias y sólo lo hizo porque intentaron pararle.

Los dos agentes viajaban en un 'Renault Laguna' en el que esperaban, en la carretera N-113 (Pamplona-Madrid), a otra patrulla a la que debían relevar en la escolta de un trasporte.

En el lugar de los hechos, la Guardia Civil encontró 23 casquillos de bala de la marca 'Geco'.

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