«Terminaremos siendo capaces de curar el alzhéimer o, al menos, de restringirlo»
El director científico de CIBERNED, Miguel Medina, participó en las jornadas de Biomedicina de AsturiasInnova+
ANA RANERA
GIJÓN.
Jueves, 12 de noviembre 2020, 01:14
«Terminaremos siendo capaces de curar el alzhéimer y, si no de curarlo, al menos, de mantenerlo restringido, de tal manera que en la práctica, sea casi una curación», aseguraba ayer Miguel Medina, el director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red para Enfermedades Neurodegenerativas. Este tipo de trastornos se convirtieron ayer en los protagonistas de las Jornadas de Biomedicina y Medicina personalizada organizadas por AsturiasInnova+. Sobre ellos charló Medina con el profesor de investigación del CSIC, Mario Fernández Fraga, en un coloquio -emitido ayer a través de la página web de este periódico- que estuvo guiado por el director de AsturiasInnova+, José María Urbano.
Durante la conversación, los participantes hablaron sobre todo lo que rodea al alzhéimer, como las herramientas para combatir su llegada y su avance, entre las que está la necesidad de evitar los factores de riesgo. «Lo que es peligroso para las enfermedades cardiovasculares, lo es también para las neurodegenerativas. Todo lo que es bueno para tu corazón, es bueno para tu cabeza, por eso, hay que huir de la diabetes, del sedentarismo y de la mala alimentación», explicaba Medina. Aunque, insistía en que el mayor factor de riesgo es «la edad».
AsturiasInnova+ | Jornadas sobre Biomedicina y Medicina Personalizada
Y más allá de esos aspectos físicos, está le necesidad de mantener la mente activa. «Podemos operar sobre los factores de riesgo propiciando la actividad intelectual y forzando el cerebro a funcionar de manera activa, por ejemplo, haciendo cálculos y sudokus», explicaba Medina sobre esta enfermedad, que es «muy lenta. De media pasan entre ocho y diez años desde que se detecta hasta la muerte, pero hay evidencias de que la actividad cerebral protege de la aparición de la enfermedad y de la velocidad a la que se desarrollan los síntomas», afirmaba. «El cerebro es muy plástico, aunque empiece a estar dañado, se puede trabajar esa plasticidad», apuntaba. «Uno de los grandes retos es conocer los mecanismos moleculares para que eso se produzca», señalaba Fernández Fraga.
El alzhéimer y el deterioro que lleva aparejado no solo es complejo para los enfermos, sino que también lo es para quienes los rodean. «Es una enfermedad muy dura para los familiares y los cuidadores. La fase final es tremenda y, además, trae consigo una serie de patologías que también son muy complejas», señalaba Medina. «Hay que reconocerla y asumirla cuanto antes para intervenir cuanto antes», consideraba antes de animar a los familiares a unirse a algunas de las muchas asociaciones relacionadas con este trastorno que se reparten por España: «Estar en contacto con ellos ayuda mucho».