Borrar

Diez años sin Vicente Ferrer

Este año se cumple también el 50 aniversario de la creación de su fundación en la India

efe

Miércoles, 19 de junio 2019, 12:22

Narayan Khole era apenas un niño en una aldea remota de la India cuando el español Vicente Ferrer le salvó la vida, hoy ronda los 70 y todavía le llama «padre». A diez años de su muerte su historia es el retrato de un legado de 50 años que sigue vivo en la Fundación Vicente Ferrer (FVF).

A la vez que conmemora la muerte de Vicente, la FVF celebra medio siglo de existencia: 304.384 niños apadrinados, 300.000 familias con una vivienda digna, 1.609 escuelas, 14 millones de árboles plantados, 3.300 estructuras hídricas, 104.000 créditos a mujeres emprendedoras y 30.000 dispositivos para personas discapacitadas.

Narayan ya está jubilado pero todavía visita cada día la sede de la fundación en el sureño estado de Andhra Pradesh, donde hace 50 años fue de las primeras personas en trabajar en un proyecto que comenzó con un puñado de voluntarios y creció hasta ayudar a cientos de miles de indios a salir de la pobreza.

Sin embargo, su historia con Vicente se remonta a mucho antes del nacimiento de la FVF. El catalán regentaba entonces seis internados en Manmad (oeste) para niños desfavorecidos, donde les ofrecía comida, techo y la posibilidad de ir a la escuela.

«Mi aldea estaba a 40 kilómetros de Manmad, mi padre y madre no tenían tierra ni casa, vivíamos en una choza. Trabajaban como jornaleros y lo que fuese que conseguían cada tarde, eso comíamos. Así de pobres éramos, así que alguien dijo a mi madre que me enviase con el padre Ferrer», relata Narayan.

Recuerda con especial cariño cuando durante unas vacaciones en su aldea se enfermó de tifus y Vicente llegó en su todoterreno desde Manmad para trasladarle al hospital. «Mi padre y madre no tenían dinero para llevarme al médico, pero él (Vicente) es mi padre. Lo fue, lo es y lo será», afirma con la voz quebrada.

En 1968, la clase dominante de la zona forzó la expulsión del activista del país asiático, pero poco después la orden fue revocada por la entonces primera ministra india, Indira Gandhi, permitiendo el regreso de Vicente.

Un buen día al volver a casa tras un examen, un adolescente Narayan recibió una breve carta del hombre que tanto le había ayudado: «Estoy en Andhra, estoy trabajando en Anantapur. Si quieres unirte a nosotros aquí, eres muy bienvenido», rezaba la misiva, según su relato.

No lo dudó y con las 35 rupias (0,50 dólares) que le envió el Vicente compró un billete de tren a Anantapur. Era 1969.

La viuda del activista y hoy presidenta de la FVF, Anna Ferrer, explica a Efe cómo llegaron a un Anantapur del que cada año emigraban «miles» de personas debido a la sequía crónica, la extrema pobreza y la falta de oportunidades de trabajo.

«Llegamos cuatro personas: Vicente Ferrer y tres voluntarios. Yo, que tenía 21 años, ninguna experiencia en desarrollo y trabajaba como una joven periodista, y otros dos voluntarios locales del anterior lugar de trabajo de Vicente», relata.

No había fundación ni un equipo

Los desfavorecidos hacían una comida al día y malvivían bajo el látigo de sus arrendadores.

«En aquellos años incluso los intelectuales y expertos a nivel internacional pensaban que la extrema pobreza era una imposibilidad, no había forma de erradicarla. Y nos recuerdo a nosotros cuatro llegando al medio de la nada», sentenció.

«Vicente Ferrer estaba 150 % convencido de que la pobreza podía ser erradicada y no sólo eso, sino que cuatro personas podían lograrlo», afirmó, al trasladar el mensaje del que pronto se convertiría en su marido, un hombre convencido de que cualquier individuo puede contribuir a un mundo mejor.

La FVF financia hoy a 40.000 receptores de paquetes nutricionales mensuales y 2.568 personas son atendidas diariamente en su red de centros médicos. Además, 113.177 mujeres participan en «sanghams», grupos contra la conducta machista, y 21.497 niños que viven lejos del colegio disponen de bicicletas para acudir a clase.

Anna lleva tiempo haciendo balance de todo lo conseguido en el último medio siglo «gracias a entre 200.000 y 300.000 personas» en la India y España. Y es que, incluso sin Vicente, en los últimos diez años la fundación ha seguido adelante.

«Hoy él no está aquí, pero la misma motivación y la misma inspiración continúa», concluyó su viuda.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Diez años sin Vicente Ferrer