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Gelabert minimiza la crisis del Sporting

Los rojiblancos empatan, de penalti, ante el Andorra en la última jugada

Andrés Maese

Gijón

Viernes, 28 de noviembre 2025

Pudo ser peor, pero también mejor. El Sporting estuvo cerca de resucitar al Andorra, un equipo que llegó a Gijón en puestos de descenso y que acumulaba ocho semanas sin ganar. El empate es injusto. Los hombres de Borja Jiménez merecieron mucho más, pero es un manojo de nervios.

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El enfrentamiento deja varios detalles. Las lágrimas de Queipo cuando fue sustituido, la bronca de la grada con Caicedo y el descontento de Borja Jiménez con que se pitara al delantero, un penalti que enfadó al delantero ecuatoriano porque Gelabert fue el lanzador y la bronca del sportinguismo al Grupo Orlegi con la petición de su dimisión.

Borja Jiménez dio entrada a Queipo en la banda derecha. Puso coherencia en el once inicial dejando a Justin Smith en el banquillo y no situándolo por delante de Guille Rosas. El problema de todo fue la imagen ofrecida en la primera parte ante un rival sin entrenador y con ocho jornadas sin conocer la victoria.

Sporting

Rubén Yáñez; Guille Rosas, Eric Curbelo, Perrin, Diego Sánchez; Álex Corredera, Nacho Martín (Amadou, m. 81); Gelabert, Queipo (Manu Rodríguez, m. 75), Gaspar Campos (Justin Smith, m. 28) y Juan Otero (Caicedo, m. 81).

1

-

1

Andorra

Aron, Gael Alonso, Bomba (Diego Alende, m. 85), Villahermosa, Nieto, Álvaro M. (Domenech, m. 65), Lautaro (Le Normand, m. 85), Molina, Carrique, Martí Vilà (Imanol, m. 55) y Minsu (Jastin, m. 65).

  • Goles 1-0: m. 80, Lautaro. 1-1: m. 100, Gelabert, de penalti.

  • Árbitro Alejandro Ojaos Valera. Amonestó en el Sporting a Justin Smith, Diego Sánchez, Corredera; y en el Andorra a Martí Milà, Domenech, Nieto.

  • Incidencias partido disputado en El Molinón ante 18.574 espectadores.

Lo extraño de todo lo acontecido antes del descanso es que sin generar nada de fútbol, el Sporting gozó de dos ocasiones muy claras para poder marcar. El mal de todos los años; falta gol. Otero y Guille Rosas pudieron adelantar a los rojiblancos, pero se les apagaron las luces ante el meta rival.

Aron, húngaro de 19 años, fue el gran protagonista del encuentro. Paró todas y cada una de las claras ocasiones que tuvo el Sporting, sobre todo en la segunda mitad. No pudo con el gol del empate de Gelabert desde los once metros, de haber detenido la pena máxima El Molinón hubiese estallado.

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El segundo acto fue un reflejo de lo que es la plantilla que han confeccionado los señores que hoy se sintieron señalados por sus aficionados. Se tuvieron que poner colorados cuando el estadio les cantó que dimitieran de sus cargos. El enfado es normal y lógico. Prometen mucho, pero cumplen poco.

A diferencia del primer acto, el Sporting puso una marcha más que su rival en el terreno de juego. Los rojiblancos fueron superiores, pero no tienen gol. No hay un futbolista que pueda marcar las diferencias en los últimos metros y el único que lo puede ser estaba en la grada: Dubasin.

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Lo que nadie se esperaba en El Molinón es que mientras Aron lo paraba todo, Lautaro estaba esperando su oportunidad para batir a Yáñez. Lo hizo después de otro error grosero defensivo. Justin Smith perdió el balón por querer hacer lo que no sabe y el contragolpe fue letal. Le sorprendió hasta a Gerard Piqué, que siguió el partido desde una cabina.

Borja Jiménez volvió a descolocar al equipo con sus cambios. Gaspar pidió el revelo por lesión en la primera parte. Movió a tres futbolistas de su puesto. Queipo pasó a la izquierda, Gelabrt dejó el centro para situarse en la derecha y Corredera adelantó su posición. Fue un caos.

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Otro de los momentos del partido fue el cambio de Queipo. El canterano no pudo evitar las lágrimas cuando llegó al banquillo. Se merece un respeto y una aprobación a su profesionalidad. No hizo un mal partido pese a la procesión que lleva por dentro.

Además, mientras se preparaba Caicedo para entrar en el campo, El Molinón mostró su descontento. Fue cuando Borja Jiménez se giró a la grada para solicitar un aplauso a su futbolista. No es sencillo cambiar el parecer del sportinguismo con el delantero. Los pitos no van para él, van para los que volvieron a apostar por su continuidad en Gijón.

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Amadou también hizo acto de presencia junto a Caicedo porque el cambio llegó tras el gol visitante. Lo mejor llegó en la última jugada cuando el VAR llamó al colegiado para pitar penalti por mano de Diego Alende. Fue clara.

A Caicedo tuvieron que animarle Corredera, Guille Rosas y Curbelo. No entendió que Gelabert tomara los galones para ejecutar la pena máxima. Le pasó lo mismo con Dubasin en el último penalti que se le pitó al Sporting. Gelabert no perdonó y minimizó la crisis.

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