Cote deja el Sporting de Gijón entre lágrimas: «A final de temporada diré adiós al club que me lo dio todo»

Ni cinco minutos pasaban de la una de la tarde cuando un emocionadísimo José Ángel Valdés 'Cote' apareció por la sala de prensa del Sporting de Gijón. Lo hizo escoltado por el presidente ejecutivo del club, David Guerra, y arropado por la plantilla, el cuerpo técnico y los auxiliares del primer equipo. Algo se mascaba ya en el ambiente de la Escuela de Fútbol, con más presencia de lo habitual de empleados del club por los aledaños de la zona de entrenamiento.

«Cuando finalice esta temporada dejaré el fútbol profesional, soy un privilegiado por todo lo que viví». Con lágrimas brotándole de los ojos y con la mano de David Guerra sobre su hombro, Cote se quitó la venda de un plumazo en la que casi era la primera frase de su intervención. Para entonces, ya nadie de los allí presentes dudaba de lo que se avecinaba: el adiós de un mito del club. «Llevo varios meses dándole vueltas a la cabeza», explicó el capitán rojiblanco en el discurso de despedida que precedió al turno de preguntas. «Sé que voy a echar mucho de menos esto», reconoció.

Su mujer fue la primera persona a la que le comunicó la decisión, dijo, «hace unas semanas». Su respuesta fue tajante: «¡Estás loco!». Poco a poco se lo fue explicando al resto de los integrantes de su familia, incluido a su 'güelu', personaje ya de culto sportinguista y para quien Cote también tuvo unas palabras: «Tiene una mente privilegiada, me llegó por oídos de mi familia que él decía que hago bien». Después, se lo comunicó «al 'presi'» David Guerra. «Es lo que siento y si algo no soy es falso. Me tomaré unos meses para calmarme», avanzó el todavía capitán sportinguista.

Dieciséis años como profesional avalan la trayectoria de uno de los estandartes del Sporting en este siglo. Cote se ha enfundado la elástica rojiblanca en 153 partidos durante sus dos etapas en el plantel rojiblanco. Es el club en el que más encuentros oficiales ha disputado. Le siguen el Eibar, con 109, Real Sociedad, Roma, Oporto, Osasuna y Villarreal. Con el filial rojiblanco disputó 23 encuentros antes de que Manolo Preciado le diese la alternativa en la primera plantilla sportinguista en la temporada 2008-09. «¿Con qué me quedo? Me quedaría con esta última etapa aquí por el hecho de volver y de estar a un nivel aceptable».

Preguntado por los motivos de su adiós, Cote deslizó que tenía más que ver con un tema de mentalidad que físico: «Aquí tiene que estar gente con la capacidad de estar al 100% en todas las facetas y otro año más no le veo sentido». Y fue más allá. Incluso reconoció que continuar otra temporada sería «traicionarme a mí mismo». «No sería honesto seguir en el Sporting», puntualizó.

«Su forma de ser y de estar encima tuyo. Te decía las cosas como le venían». A la hora de quedarse con un entrenador, Cote se acordó de Mendilibar, con quien compartió toda su etapa en el Eibar. De la mano del equipo vasco, el lateral de Roces vivió algunos de sus momentos más dulces como futbolista, convirtiéndose en un jugador clave en el esquema del club armero durante su etapa en Primera. Tal vez por la lejanía con los puestos de cabeza, el protagonista de la jornada no se atrevió a decir cuál sería su final soñado, pero sí que tuvo palabras para sus todavía compañeros: «Me siento un afortunado por verlos a todos aquí. Me parece increíble. No creo que me merezca tanto. Solo tengo palabras de agradecimiento y me siento muy orgulloso de ellos».

Cote colgará las botas a final de temporada con 35 años. Sobre su futuro no soltó prenda, aunque sí le echó un capote a Rubén Albés, también presente. «De entrenador no me veo. El míster (por Albés) dirá. Tienes que aguantar a más de veinte tíos. Tiene mucho mérito...». Tampoco se ve probando fortuna en algún destino exótico. «No me gustan los aviones», bromeó. Antes, más reflexivo, había dejado entrever que «el dinero no es algo que me obsesione». «Soy un afortunado de poder decidirlo así. Empecé con ocho años en el Sporting y terminaré aquí mi carrera deportiva», dijo.

Con un atronador aplauso se cerró la comparecencia del todavía capitán rojiblanco. Después, fue manteado junto a los campos de entrenamiento de Mareo por sus aún compañeros y el personal del club. Para entonces, las lágrimas ya habían dejado paso a las risas y el buen rollo. «Todo tiene un principio y un fin. La vida sigue», como dijo él mismo.

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