Medio siglo de «lealtad y compromiso» al Sporting
El Sporting entregó ayer la insignia de oro a los 24 abonados que cumplen cincuenta años de socios en el club, desde la temporada 1975-76
«Otra gente madruga para ir a misa. Yo unos domingos voy a Mareo y otros a El Molinón». Es difícil sintetizar mejor el sentimiento sportinguista que se respiraba este miércoles en El Molinón de lo que lo hacía José Manuel Fernández. Como miembro de una religión, él, como otros 23 abonados, fueron reconocidos en la tarde de este miércoles con la insignia de oro con la que el Sporting premia a aquellos socios que alcanzan los cincuenta años de pertenencia ininterrumpida. «Los que somos fieles lo somos hasta la muerte», presumía orgulloso.
A todos los que, como Fernández, son socios desde la temporada 1975-76 se refirió ayer David Guerra. «Medio siglo de sentimiento rojiblanco no se cumple todos los días». El presidente ejecutivo estuvo acompañado por el entrenador del primer equipo masculino, Borja Jiménez, los cuatro capitanes del equipo masculino y femenino del Sporting y varios exfutbolistas como Joaquín Alonso, José Antonio Redondo, Juan Carlos Ablanedo y Manolo Jiménez. Fueron los encargados de ir haciendo la entrega de la insgnia, uno por uno, a los socios agasajados.
«Me hizo mi padre cuando tenía cinco años... Y desde entonces». Aurora Pérez era una de las más jóvenes en alcanzar las bodas de oro en la familia rojiblanca. A sus 55 años, recordaba ayer a pie de césped sus primeros años «en el fondo sur». Sus mejores recuerdos, «de cuando jugamos UEFA» y aquel loco Sporting 5-5 Madrid de la Copa del Rey de 1989, en el que su padre la sacó del campo antes de tiempo. «Me perdí los tres últimos goles del Sporting», recordaba.
La hornada que ayer celebraba sus cincuenta años como socios no tuvo una primera temporada fácil. El Sporting, recordaba Guerra, sufrió en aquel 1976 «un descenso inesperado» en un equipo en el que militaban, entre otros, Ferrero, Churruca, Quini y el propio Redondo, presente en el acto. «Resurgieron y llegaron a vivir los mejores momentos del club», expresaba Guerra para ejemplificar que «de los momentos malos se sale». Tan solo tres temporadas después, el club lograría su primer y único subcampeonato liguero, en la que sigue siendo su mejor clasificación histórica. Después vendrían las dos finales de Copa del Rey, en los años 1981 y 1982. Momentos que los allí presentes vivieron y con los que muchos forjaron sus primeros recuerdos en El Molinón. Esos con los que sueñan volver a ver en un futuro. «Gracias por ese apoyo y ese sentimiento. Gracias por ser y sentir así al Sporting». Guerra ensalzó la «lealtad y el compromiso con los colores del Sporting» de los allí presentes.
Acompañados por familiares y amigos, los socios distinguidos tuvieron la ocasión de conocer las entrañas de El Molinón, acceder al terreno de juego y fotografiarse o charlar desde el verde con los jugadores y exjugadores presentes. Todo ello amenizado por la Banda de Gaites Corvera d'Asturies, que fueron los encargados de poner la música en los momentos del acto que tuvieron lugar en el césped. Después, en la sala de prensa, fue la gijonesa Sofía Campo Tuero la que, con su piano, interpretó algunas de las melodías más célebres de la parroquia rojiblanca como 'Gijón del Alma' o 'Donde comienzan los sueños'. Una tarde especial para los 24 socios que desde ayer ya son de oro.