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Garitano, en un entrenamiento esta semana en Mareo. ARNALDO GARCÍA

Las pinceladas del primer Sporting de Gijón de la era Garitano

La carga física, el juego a pocos toques o la presión sin balón son algunas de las claves del inicio de esta pretemporada

Iván García

Gijón

Domingo, 20 de julio 2025

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Apenas han pasado un par de semanas desde que arrancase el primer Sporting de Asier Garitano con los pertinentes reconocimientos médicos. Para ver si lo que quiere el técnico vasco o no en su equipo se plasma en el terreno de juego habrá que esperar, al menos, hasta el miércoles en Miramar. Pero las primeras sesiones del equipo ya permiten dibujar alguna de las líneas maestras del manual con el que el técnico de Bergara pretende comenzar a construir el Sporting de la temporada 2025-2026, su primer proyecto como entrenador sportinguista. Una pretemporada en la que, además, el Sporting ha apretado el acelerador para dejar la plantilla lo más encaminada posible en estos primeros compases del curso futbolístico, con siete incorporaciones. Garitano, a falta del extremo y redoblar alguna pieza más en la zaga y en el medio, cuenta con el grueso de la que será su plantilla.

Intensidad y fortaleza física

Lo reconocía esta semana Eric Curbelo en rueda de prensa y coinciden empleados de dentro del club: «Es de los inicios de pretemporada más dura que se recuerdan». De la mano del preparador físico Miguel Pérez y su segundo entrenador, Pedro Hernández, el Sporting se ha puesto el mono de trabajo y ya en su segunda semana de pretemporada –la anterior– dobló sesión tres días. La que empieza hoy solo descansarán jueves (por la visita a Covadonga) y el domingo. Las cinco fechas restantes el equipo doblará turno, contando con que el miércoles y el sábado los de Garitano disputarán sus primeros amistosos ante Marino y Racing. El cuerpo técnico del Sporting tiene claro que el objetivo de esta pretemporada es aprovechar al máximo las cinco semanas de preparación antes del debut oficial y quieren optimizar la preparación con la vista puesta en el 18 de agosto, fecha del debut ante el Córdoba. Quienes hayan acudido estas primeras sesiones de entrenamiento a puerta abierta a las instalaciones de Mareo habrán visto a más de un jugador sportinguista acabar el entrenamiento exhausto y tirado sobre el césped, prueba de esa exigencia física. La preparación física juega un papel fundamental en el fútbol actual. Más si cabe, en una categoría tan larga como Segunda División, en la que se juegan 42 partidos, Copa del Rey y un hipotético 'play off'.

Presión y ritmo rápido

La voz de Garitano emerge en estas sesiones cuanto más entra en juego el protagonista: el balón. Tras una primera semana de ejercicios más genéricos centrados en readaptar al jugador tras las vacaciones, los últimos siete días los rojiblancos ya comenzaron a introducir varios trabajos con el cuero. Más específicos, eso sí. Circuitos y centrados en trabajar en espacios reducidos, buscando mantener ese estímulo de exigencia que viene primando el cuerpo técnico del vasco. A Garitano se le veía particularmente incisivo en las fases de presión sin balón de sus futbolistas. Además, en los juegos de posesión se prioriza que el balón se mueva rápido. A pocos toques. Han sido habituales los rondos y los ejercicios de posesión limitados a control y pase.

Envergadura y poderío físico

Una de las cruces que arrastraba la primera plantilla rojiblanca el curso pasado tenía que ver con la pérdida de altura con respecto al curso anterior. Las salidas de Insua, Izquierdoz, Rivera o Pascanu no encontraron reemplazos de esa misma altura. Algo que parece que este año el Sporting se ha propuesto solventar. Justin Smith (189 centímetros), Lucas Perrin (188), Caicedo (185), Pablo Vázquez (184), Dubasin (182) y Gelabert (182) superan la barrera de los 180 centímetros. Solo Corredera, con un metro y 79 centímetros, se queda a las puertas de ese listón entre los recién llegados. Además, la ficha del primer equipo de Kembo (196) y la más que posible permanencia de Amadou (194) en la primera plantilla también contribuirían a subir la media de altura de la primera plantilla. El Sporting ha pegado el estirón este verano.

Balón parado

Causa o consecuencia de lo anterior, el balón parado se erige en una de las principales áreas donde debería subir el nivel el equipo. Los de Garitano han incorporado el guante en la pierna zurda de Álex Corredera. A ello, se suma la nómina de grandes cabeceadores, muchos de ellos antes mencionados, como el mismo Pablo Vázquez, Lucas Perrin o el propio Dubasin, que ya dejó algún gol en forma de testarazo el curso pasado. Una de las sesiones de esta semana, la del jueves, se enfocó en trabajar la estrategia, un arma capaz de cambiar el signo de los partidos en una categoría tan igualada como lo es la Segunda.

Fortaleza defensiva

Los sportinguistas marcaron el curso pasado 57 dianas, las mismas que en la temporada 2014-2015, en la que ascendieron con Abelardo. Sin embargo, recibieron 54, el doble exacto que en aquel curso. La incapacidad de cerrar la portería de Yáñez costó el curso pasado varios puntos. Los equipos de Garitano acostumbran a construirse desde atrás hacia adelante y, a buen seguro, que de su fiabilidad atrás dependerá en gran medida el desempeño de su primer Sporting.

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