Jesús Bernal
«Me considero más maduro después de este proceso. Ahora sé que si vienen dificultades las puedo superar»
El 5 de junio no queda en Mareo ni rastro de los futbolistas del primer equipo del Sporting. Solo resiste Jesús Bernal (Zaragoza, ... 1996), que se machaca en el gimnasio, en silencio, librando su particular batalla entre poleas tras la grave lesión que sufrió en su rodilla derecha el último partido de 2024, cuando el ligamento cruzado anterior cedió ante la presión de una postura antinatural. Precisamente, el martes se cumplieron cinco meses de su operación, rehusando aún fijarse un plazo para la vuelta. «Ya queda menos», generaliza sonriente el mediocentro, que desprende buen rollo y en el vestuario se le define como un gran compañero, en conversación con EL COMERCIO. «¡Me quedan cinco meses menos! (Risas). No sé cuánto faltará, pero eso lo tengo claro. Estoy con muchas ganas de volver a jugar», anticipa.
–Parece que está contando los días para el final de la condena.
–(Risas). El problema es que no tengo la fecha del final.
–¿Mira mucho el calendario?
–No. Simplemente el día 3 de cada mes (el día de la operación fue el 3 de enero) me viene un poco a la cabeza, pero ya está.
–El martes, precisamente, se cumplieron cinco meses de su operación. ¿Algún fantasma?
–Diría que no. Lo tendrían que decir más los readaptadores y fisios, pero yo peco más de no pensar demasiado, de ir un poco a lo loco. Cuando me dan rienda suelta, no lo pienso.
–Ya ha tocado balón, entrando un poco en dinámica del equipo. ¿Cuando dará la lesión por superada?
–Hasta que no juegue el primer partido no la daré por superada. Entonces diré: «Se acabó».
–¿Y cuándo será?
–Lo he preguntado muchas veces y la respuesta siempre es la misma: «En una lesión de larga duración no te podemos asegurar cuándo vas a poder estar, depende de la evolución». Estas lesiones se van de ocho meses en adelante dependiendo de muchas cosas. Yo quiero volver lo antes posible. Soy muy pesado. Voy a ser insistente, pero también hago caso a todo lo que me dicen.
–¿Un plazo razonable sería septiembre u octubre?
–Sí. Sería una fecha razonable, pero no lo sé. ¡Yo querría volver antes! (Risas). Querría volver el 7 de julio, junto a los compañeros. Por eso intento no pensar mucho.
–¿Tiene vacaciones?
–Me dan algunas semanas, pero no voy a dejar de trabajar. Iré a ver a la familia a casa (Muniesa, Aragón) y seguiré trabajando. Los días que me vaya será con trabajo. Buscaré gente que me vigile y me ayude. Me iré después con mi pareja y ya hemos reservado un gimnasio para trabajar. Será un no parar. Trabajo siempre en el verano, pero este lo haré de forma especial. Es mi momento para tratar de recuperar.
–¿En quién se apoya?
–Sobre todo en mi familia, mi pareja Malena, mis amigos… También en cosas que hacer. Al principio, con mucha lectura, muchos documentales, series. Intenté ver cosas que tuvieran relación con lesiones, pero había días que era mejor ver otras historias para desconectar (sonríe). Me comparaba y es un error. Vi documentales antiguos de lesiones, vi bastante sobre la lesión de Rodri... Era un error. Cada uno va de una forma. Tiene su proceso. Toda esta experiencia me ha servido para poner las cosas en perspectiva, verlas desde fuera. En vez del Jesús futbolista, o Bernal como me llama todo el mundo (sonríe), soy el Jesús que se está rehabilitando. Vi los partidos desde fuera con otros ojos: «Haría esto, haría lo otro...». Se ve más fácil.
–¿Sufrió mucho con el equipo?
–Más por no poder entrenar ni jugar. Soy mal aficionado. Busqué cómo ayudar y me sentía impotente. Había días que tenía mucho dolor, de ir con mala cara a Mareo. Pero me convencía antes de cruzar la puerta. Me decía: «No es el momento. Lo que puedo aportar es buen rollo, animar al compañero». Siempre he intentado ayudar, pero sufrí mucho.
–Pues se le percibe como una persona muy optimista.
–Eso lo he mejorado con los años con ayuda de Raúl Zamorano, mi psicólogo desde hace mucho. A veces pienso demasiado, quiero hacer las cosas muy bien o muy perfectas, y eso puede generarme agobio. Pero lo he ido mejorando. En este caso, me conciencié de que era una lesión larga y que iba a sufrir.
–El dolor de la rotura de un cruzado es muy distinta al de cualquier otro tipo de lesión, ¿no?
–Sí. Y después hay días mejores, peores. Un día la rodilla te dobla casi del todo, pero al siguiente no puedes y te sientes frustrado. Pero toda la gente que tenía alrededor, sobre todo los compañeros que pasaron por lesiones similares y los médicos, me tranquilizaban y me repetían que era normal.
–Mencionó a su psicólogo. ¿Hablan del fútbol o de la vida?
–De todo un poco. Llevo ocho o nueve años trabajando con él. Hablamos de todo un poco dependiendo del momento. No miramos más allá de mejorar en el día a día. En este caso, más allá de la confianza en jugar, de cómo afrontar los días duros. Hablar del tema familiar, de la gente que me rodea, de intentar calmarles porque sabía que estaban sufriendo y yo tenía que tratar de gestionarlo bien para que estuvieran ahí, pero sin agobiarse... Mi psicólogo conoce a toda mi gente sin haberlos visto casi (risas). Me ayuda a ver mi vida desde una perspectiva diferente y mejor.
–¿Qué objetivo se marca para la próxima temporada?
–El mismo con el que vine. Dar lo mejor de mí, ayudar al equipo lo máximo todos los días y que se vea el mejor Bernal. Este año ha sido muy duro y, a la vez, también estoy convencido de que es fácil mejorarlo. Tengo el listón bastante bajo (risas). Quiero recuperar mi mejor versión y creo que será una versión más madura. No había tenido nunca una lesión importante y esto me ha convertido en una persona más madura. Valoraré, sobre todo al principio, poder entrenar y competir. Me considero un Jesús Bernal mucho más maduro. Venía con confianza, pero he ganado otro tipo de confianza. Tengo la tranquilidad de saber que si vienen dificultades las puedo superar.
–¿Cómo fue el primer día que volvió a tocar balón?
–Se enterarán ahora los médicos (sonríe), pero fue en mi casa. Lo primero que hice cuando me lesioné fue comprar un balón. Lo dejé en casa. Mis primeros toques fueron en casa, contra la pared. Con la zurda, claro.
–Después de una temporada tan dura, ¿cree que se puede recuperar la comunión con la grada?
–No tengo dudas. Lo que pide la afición al futbolista es que se lo deje todo. Lógicamente, aspirando a lo máximo. Creo que la afición, en cuanto empiece la temporada y vea que vamos todos a una, que el jugador que juega se lo deja todo, esa unión se irá recuperando. Y ya si tenemos la fortuna de darles buenos resultados desde el principio, creo que eso nos ayudará. No tengo dudas de que estarán con nosotros, pero dependerá de qué les ofrecemos.
–¿Qué relación ha tenido con Garitano?
–Hemos hablado. Es un entrenador que vino con las cosas muy claras en un momento de urgencia. Y en dos o tres semanas se logró solucionar esa urgencia. No pudimos trabajar todo lo que él quería porque el tiempo era muy corto y había una urgencia, pero es un míster que tiene las cosas muy claras. Viene con ambición, con ganas de hacer las cosas bien. A partir de pretemporada ya veremos su sello de identidad. Es un gran entrenador y a mí me hizo sentir bien desde el primer día. Se preocupó mucho por mí.
–Usted tiene una buena relación con Gelabert. ¿Seguirá?
–Si dependiera de nosotros, no habría duda (risas). Ya no solo como futbolista, como persona le tengo un aprecio especial. Me encantaría que pudiera estar con nosotros. Si hay algo que esté en mi mano para que siga, lo haré.
–Ya tuvo mucha influencia en la llegada de Nico Serrano. ¿Ve viable su continuidad?
–Lo desconozco. Él pertenece al Athletic. Volverá, hará pretemporada con ellos… Creo que es un tema de decisión del Athletic y, a partir de ahí, no lo sé. Pero si tuviera que hablar con él otra vez para que volviera, lo intentaría.
–Van a llegar refuerzos para el centro del campo. ¿Bienvenidos?
–Desde luego. Cuanta más competencia tenga el equipo, mayor nivel daremos los futbolistas. Si pudiera elegir a los mejores, los elegiría para mi puesto y para toda la plantilla. Un compañero bueno te hace mejor.
–La exigencia será el ascenso...
–Todas las temporadas aquí tienen que ser exigentes. Es el Sporting y no creo que se pueda permitir un año con un objetivo diferente. Un club como el Sporting tiene que tener la máxima exigencia. La plantilla que tengamos, la mejor. Los compañeros, los mejores. El míster, el mejor. A partir de ahí, el objetivo tiene que ser quedar lo más arriba.
–¿Podrá convencer a Nacho?
–Tengo muy buena relación con él. No sé cuál será su decisión, pero, sea la que sea, le apoyaré. Me gustaría que se quedase, pero le respetaré, apoyaré su decisión y le desearé lo mejor siempre.
–Algún sector de El Molinón le ha pitado. ¿Cree que se ha sido injusto con él?
–Me va a parecer injusto que piten a cualquier compañero. Nacho es un futbolista espectacular, muy trabajador en el día a día. Un capitán que se ocupa de cosas del vestuario que a lo mejor no se ven. ¿Que le piten? Duele porque veo cómo se esfuerza cada día. Es un jugador que ha estado disponible en todos los partidos.
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