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Dani Ndi, en las instalaciones del NK Istra, en Pula (Croacia). D. N.
«En Gijón terminé con depresión. Mi cabeza estaba fatal», Dani Ndi, exfutbolista del Sporting

«En Gijón terminé con depresión. Mi cabeza estaba fatal», Dani Ndi, exfutbolista del Sporting

«José Alberto me ayudó mucho en Mareo. Es un entrenador para muchos años y ojalá que el Sporting pueda subir», dice el futbolista

ANDRÉS MENÉNDEZ

GIJÓN.

Miércoles, 1 de mayo 2019, 03:37

En 2017 abandonó el Sporting. Atrás quedó una aventura de siete años repleta de intrahistorias: decepciones, alegrías, huidas, renacimientos y una salida marcada por un silencio que ha durado más de 600 días: «En todo este tiempo solo pensaba en recuperarme. No quería hablar con nadie». Desde su residencia en Pula (Croacia), el lugar donde ha vuelto a empezar de cero, Dani Ndi (Duala, 1995) rompe su silencio en exclusiva para EL COMERCIO. Desvela el calvario vivido por las lesiones. Habla de su hija, Eva Florence, y de su escondite en el barrio parisino de La Rochette.

-¿Qué fue de Dani Ndi?

-Ya estoy de vuelta. Soy feliz jugando en Croacia (NK Istra). Lo he olvidado todo. Me he vuelto a sentir futbolista. No se puede imaginar lo contento que estoy ahora. Es como volver a nacer, pero con 23 años. He aprendido del pasado.

«La rodilla estaba destrozándome la vida. No podía vivir así» «El Sporting tiene una presión de 'Champions'. Para mí era motivante, pero para otros podía ser un problema» «Cuando peor estaba nació mi hija. Es gijonesa, por eso quiero tanto a esa ciudad» «'Pitu' Abelardo era mi padre. Nadie me ha ayudado tanto como lo hacía él»

-¿Qué hace jugando en Croacia?

-Todos me dicen: '¿Dani, por qué estás jugando ahí?'. Nadie lo entiende. Tenía ofertas de Segunda y de ligas más importantes, pero tenía que volver a empezar. Elegí hacerlo aquí, empezar de cero. En enero, la competición tenía un mes de parón. En otros países ya están todos como motos. Necesitaba un tiempo para estar preparado, hacer pretemporada y coger el ritmo poco a poco.

-¿Cómo es su día a día en Croacia?

-Vivo en Pula, una ciudad pequeña, tranquila, con mar. Se parece a Gijón, ¿eh? (Risas) ¡Qué va! Gijón es la ciudad más bonita del mundo. No hay nada como aquello. Lo echo tanto de menos. Puff, qué recuerdos...

-¿Está solo allí?

-Sí. Mi mujer y mi hija siguen en nuestra casa de París. Cuando tengo días libres voy a verlas. Mis semanas son monótonas. Aquí todo es igual: por las mañanas gimnasio, después entreno de tarde y los fines de semana, partido. Está aquí Julio (exjugador del Sporting). Siempre le pregunto: ¿Julio, vamos a tomar algo? Pero está lejos de mi casa, a veinte minutos. Tengo pocas cosas que hacer aquí. A veces es algo aburrido todo esto.

-¿Qué ha fallado en estos últimos años?

-Llegó un tiempo en el que no podía controlar mi cabeza. Todo era felicidad, pero, de repente, empezó a fallar la rodilla. No podía olvidar el dolor. Era un infierno. Dejé de ser yo. No podía ser Dani. Sabe, yo soy buen futbolista. Pero, no sé, no podía demostrarlo. Todo eso empezó a sacudir mi cabeza. Ya no podía disfrutar como antes. Fue horrible.

-¿Tanto daño le causaron las lesiones?

-La rodilla estaba destrozándome la vida. A veces creía que me iba a estallar la cabeza. No paraba de pensar en la lesión, en la rodilla, en no jugar. Quería ayudar a mis compañeros, pero era insoportable estar así. Perdí la felicidad. No podía convivir con esa impotencia, con esa sensación de dolor.

-¿Le hizo tanto daño?

-Estaba destrozado. No tenía la mente para nada. Al final, entre las lesiones, en Gijón terminé entrando en una depresión. Gracias a Dios, cuando peor estaba nació mi hija, Eva Florence. Es gijonesa. Por eso quiero tanto esa ciudad. Todo en la vida pasa por algo. Encontré fuerza en mi pequeña. Soy camerunés y un poco gijonés.

-¿Cómo fue su salida?

-Sabía que todo se había acabado. Mi cabeza estaba fatal. Era incapaz de aportar. La etapa se había acabado. Necesitaba un cambio en mi vida. Nada funcionaba. Ni la cabeza, ni la rodilla y tampoco tenía al 'Pitu' Abelardo.

-¿Tan importante era Abelardo?

-Soy negro, pero 'Pitu' era mi padre (risas). Nadie en la vida me trató como él. ¿Ve lo que está haciendo en el Alavés? Es el mejor entrenador que he visto nunca.

-Después de seis meses se va al Mallorca...

-Había nacido mi hija y nos fuimos a París, donde trabaja mi mujer. Volví a casa, al barrio de La Rochette. Allí empecé de cero. Tenía muchas ofertas, entre ellas la del Mallorca.

-¿Qué pasa en Mallorca?

-A veces las cosas no salen como uno quiere, ¿sabe? Ellos me trataron genial, pero tenía que irme. En esos meses, las cosas no eran fáciles para mí. Eva Florence, con solo un año, enfermó. La cabeza no me terminaba de funcionar. La rodilla, tampoco. En ese momento era imposible para mí jugar al fútbol. Absolutamente imposible. Necesitaba cambiarlo todo, ¿sabe? Cambiarlo todo radicalmente. ¿Cómo iba a jugar al fútbol?

-¿Qué hizo?

-Volví a La Rochette (París). Mi mujer trabajaba allí, yo me dedicaba a cuidar de mi hija y a entrenar. Cada mañana me recuperaba de la rodilla y después estaba con mi mujer y mi hija. Poco a poco empecé a recuperar la paz. Para volver a sentirme jugador tenía que limpiar mi mente. Salir de ese ambiente.

-En todo este tiempo ha estado callado. ¿Por qué tanto silencio?

-Quería paz. Recuperarme y estar tranquilo. El resto, honestamente, me daba igual. Me he pasado meses sin responder llamadas, mensajes e, incluso, he borrado muchas cuentas que seguía en redes sociales. Muchos me preguntaban: 'Dani, ¿vas a volver a jugar a fútbol?'. Ya sabe cómo es este mundo. Estaba en París y no paraban de llamar para ofrecerme equipos. Por la mañana, al mediodía y de noche. No quería saber nada de nadie. ¿La única forma de volver sabe cuál era? Limpiar la mente. Me refugié en París, en La Rochette, en estar centrado en recuperarme. Al margen de todo. Sin ruido, sin presión, sin llamadas.

-¿Ha estado casi 'desaparecido'?

-(Se lo piensa unos segundos). En cierto modo, sí. Llevo casi dos años sin hablar. Nadie sabía el porqué de tanto cambio, solo mi familia y algún amigo.

-¿Qué sabe del Sporting?

-Mucho, mucho. Nunca me he olvidado del club, ni de la ciudad, ni del ambiente. Siempre que puedo y tengo un ordenador, miro sus resultados. Ojalá que puedan subir este año. Tienen un gran entrenador. Lo conozco mucho, es muy bueno. ¿A qué hora es el partido ante el Mallorca?

-A las 16 horas. Por cierto, ¿conoce a José Alberto?

-Sí, desde hace muchos años. Siempre me estaba dando consejos en Mareo. Me ha ayudado mucho. Es un entrenador para muchos años, un técnico muy bueno.

-¿Conseguirá subir al equipo?

-Ojalá, ojalá. Lo deseo más que nada. Pocas cosas quiero más que al Sporting. Lo es todo para mí, pero hay mucha presión ahí. Es difícil jugar en ese equipo. No todos valen, no todos valen para estar en ese club. -¿Qué quiere decir?

-El Sporting parece el Madrid. Tiene una presión de equipo que está participando en 'Champions', pero está en Segunda. Para mí era una motivación, pero para otros podía suponer un problema.

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