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Cómo manipulan las cuentas falsas las redes sociales

Cómo manipulan las cuentas falsas las redes sociales

Los perfiles gestionados por 'bots' en Internet aprovechan el anonimato para influir en las conversaciones

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Lunes, 20 de abril 2020

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A principios de abril, la Policía Nacional anunció que existían más de un millón y medio de cuentas falsas destinadas a generar desinformación sobre el Covid-19 en las redes sociales. Ahora, esta alarma ha saltado en Facebook. Centenares de estos perfiles elogian los mensajes de la página oficial del Ministerio de Sanidad, que ha asegurado ser víctima de una actividad fraudulenta que genera interacciones masivas.

En ambas ocasiones, el objetivo es manipular la conversación global en las redes sociales para intentar que uno de los dos relatos mayoritarios del momento-el acierto o desacierto del Gobierno al gestionar la crisis- prevalezca. Para ello, se utilizan perfiles sin ninguna identidad real que les respalde y aprovechan el anonimato para desinformar y manipular el tráfico en estas plataformas.

Tras estas cuentas falsas, se encuentran los 'bots' (derivado de robot), programas informáticos que imitan el comportamiento humano y comparten contenidos en redes sociales. Se organizan en 'granjas' que automatizan los perfiles falsos para multiplicar las interacciones. Desde un servidor, decenas miles de esas cuentas pueden elogiar o insultar a personas reales o desinformar a la población mediante bulos informativos. Son como un ejército digital.

La tergiversación de estos perfiles falsos encuentra un lucrativo negocio en internet, como por ejemplo, incrementar la influencia real en la red. Una investigación del New York Times destapó en 2018 el escándalo de una compañía americana, Devumi. Había ganado millones de dólares a través de vender tres millones y medio de seguidores falsos en Twitter a diversas personalidades

Además de aumentar fraudulentamente el número de seguidores, la acciones de estos perfiles pueden conseguir que determinados mensajes se viralicen más que otros, lleguen a más usuarios de las redes. Por ejemplo, el algoritmo detrás de Facebook premia las interacciones de los contenidos compartidos. Si muchas personas han clicado 'me gusta', a priori es un mensaje que genera interés y se mostrará a más usuarios, es decir subirá lo que se conoce como alcance. En Twitter, si se comparte un elevado número de veces y en un espacio de tiempo el contenido bajo un hashtag -forma de esta red para agrupar mensajes bajo un mismo tema-, se consigue que sea 'Trending Topic', una situación privilegiada en la red de microblogging. Ese día estará en los lugares más destacados y dominará el debate. Es lo que está pasando estos días con tendencias como #Sánchezveteya o #yoapoyoaIglesias.

Se trata de una variación de lo que en marketing se conoce como 'astroturfing'. Consiste en crear una popularidad ficticia a través de la difusión masiva del mensaje, en muchas ocasiones ocultando el verdadero origen y haciéndolo pasar por un fenómeno espontáneo.

Las cuentas falsas suelen ser fáciles de identificar. Normalmente o no tienen foto de perfil o la han sacado de algún banco de imágenes. Su fecha de creación es muy reciente y carecen de información personal o de contactos en la red social. Su nombre y sus 'me gusta' provienen de otros países y nunca realizan actualizaciones en su estado o se han realizado hace poco.

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