Preparados para sacar vidas del pozo

No quieren que el negro de las entrañas del pozo se confunda con el negro asociado a la muerte. Por ello, los brigadistas se preparan a diario para que sus compañeros mineros salgan con vida de las explotaciones, a ser posible «sin nuestra ayuda». Miembros de varias generaciones de esta unidad de salvamento se reunieron ayer, en Langreo, en una espicha de hermandad para celebrar el centenario de este grupo de rescate ligado a la historia más reciente de la minería.

El presidente de la Asociación de Salvamento en las Minas, José Eduardo Muñoz de Fraga, destacó la «entrega, dedicación y solidaridad», así como la «responsabilidad, templanza y compañerismo» de la Brigada de Salvamento Minero.

A pesar de que los nombres del equipo van cambiando a medida que pasa el tiempo, Muñoz de Fraga subrayó cómo se mantiene el esfuerzo por modernizar y perfeccionar las técnicas de trabajo, que en ocasiones realizan en «condiciones extremas, con equipos de respiración autónoma en circuito cerrado», y la contribución que se ha hecho en infraestructuras subterráneas, entre otras. «La sociedad debe conocer esta labor, que evoluciona con las necesidades y para el bien común», apuntó.

Por su parte, el actual jefe de la brigada, Gonzalo Vázquez, quiso poner en valor «los momentos difíciles» por los que atraviesa la minería, y deseó que «estos tiempos se disipen y lleguen otros mejores» para el sector. También aprovechó la ocasión para entregar un «detalle» al Grupo Coleccionista Minero Investigador (Grucomi) por su colaboración en los actos del centenario de la Brigada.

En este encuentro de hermandad se encontraba el langreano Manuel García García, el profesional que más tiempo ha ocupado el puesto de jefe de la brigada, entre 1966 y 1989. Destacó que «todos los mineros y los brigadistas, en especial, hacemos lo posible para salvar la vida de un compañero; todo nos parece poco». El también jefe de la brigada entre 1994 y 1999 Jesús Ángel Sierra, natural de Tuilla, recordaba con orgullo su época de brigadista: «Somos gente que cuidamos muchos nuestra forma física, porque es esencial para el trabajo. Hay que estar siempre al cien por cien porque nunca se sabe cuando hay que actuar».

Su historia

Esta unidad nació en 1912 al abrigo de las empresas hulleras que extraían carbón en la cuenca media-alta del río Nalón, el cauce fluvial más importante del Principado. Surgió como respuesta conjunta de las compañías carboneras, lideradas entonces por la firma Duro Felguera, a los frecuentes accidentes que registraban las minas asturianas. El objetivo siempre ha sido el mismo: evitar que los mineros muriesen.

Más tarde, tras comprobarse los buenos resultados de la iniciativa, sociedades como Hulleras de Turón, ligada a la siderurgia vasca, o la Hullera Española, del Marqués de Comillas, Claudio López Bru, ambas asentadas en la cuenca del Caudal, se integrarían en el cuerpo de intervención. Se forjó entonces la leyenda de los brigadistas: mineros experimentados dispuestos a arriesgar la vida por sus compañeros y preparados para trabajar en las condiciones más extremas.

El trabajo de la brigada en estos cien años de vida ha sido reconocido con diversos galardones, entre los que figuran la Medalla de Oro con distintivo azul del Mérito de la Protección Civil Española concedida por el Gobierno central en 2007 y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, concedida en 1972, también por el Ejecutivo nacional . También está en posesión de la Medalla de Plata del Principado, aprobada por el Gobierno regional en 1990, y de la Medalla de Plata de Cruz Roja, otorgada en 2005.