Cerrar una 'no-relación' no es tan fácil: como no era 'oficial', su final tampoco
La herida se queda abierta y muchas personas no logran pasar página emocionalmente
Cerrar una 'no relación', es decir, un vínculo con alguien con quien teníamos sexo (y quizá algún añadido más difícil de definir) no es tan ... fácil a veces. Cuando la relación con un 'follamigo' termina no suele haber un final 'oficial', «ya que nunca hubo un inicio 'oficial'», indica la psicóloga Lara Ferreiro. Y lo que pasa, asegura, es que duele pero ni siquiera tenemos 'derecho' a duelo porque, según el 'acuerdo', ahí no pasaba nada, ¿no? «La herida se queda abierta y muchas personas no logran pasar página emocionalmente porque no saben cómo despedirse de algo que, en teoría, nunca existió».
«No hay ataduras, ni expectativas, nos limitamos solo a vivir el momento en libertad y complicidad. Algo así nos puede resultar gratificante», añade la psicóloga y escritora Valeria Sabater, quien responde a algunas dudas sobre la 'follamistad' y, sobre todo, sobre su evolución. «Es necesario establecer unas reglas y ser muy transparentes. Por lo general, no hay una exclusividad, no existe un compromiso romántico; yo puedo tener sexo con mi amigo de la universidad o del trabajo y, a la vez, sentirme libre para iniciar una relación sexoafectiva con alguien o enamorarme sin que esto tenga que generar celos o incomodidad», indica Sabater.
El problema es cuando alguno de los dos se 'pilla' y al 'acuerdo' se tambaloa. «Entre 'follamigos' hay tres dimensiones que juntas actúan casi como una bomba de relojería para que alguien se 'pille': una conexión emocional, complicidad y atracción sexua».
Cuanto asoman los sentimientos, todo tiembla: aparece la incomodidad, el riesgo de salir lastimados y de perder esa amistad. «En el momento en que aparecen emociones más profundas en esa dinámica, es necesario hablarlo con sinceridad», aconseja Valeria Sabater, quien indica que Es muchísimo más fácil pasar de la amistad al amor que a la inversa. «Desde un punto de vista neurológico, se genera tanta oxitocina, dopamina y serotonina durante nuestras amistades que, en cuanto asoma el componente de la atracción sexual, todo estalla y es muy fácil enamorarse -detalla- . Pero el proceso contrario es más complejo: si bien es cierto que hay personas que se llevan bien con sus ex, ese 'viaje de retorno' a la amistad implica hacer un duelo y reestructurar muchas vivencias».
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