Apple ya prepara el suyo: ¿llegarán a despegar los 'smartphones' plegables?
El primer iPhone con pantalla flexible saldría a la venta el año que viene
La mayoría de teléfonos inteligentes parecen cortados por el mismo patrón: una pantalla táctil con bordes cada vez más reducidos en el frontal y un ... voluminoso juego de cámaras a la espalda. Compañías como Apple han probado fórmulas distintivas como el 'notch' o la isla dinámica (segmentos del panel dedicados a encapsular los sensores de reconocimiento facial) en sus últimos modelos, pero muchos usuarios siguen esperando al primer iPhone verdaderamente disruptivo.
Un cambio que gigantes tecnológicos como Samsung emprendieron justo antes del estallido de la pandemia, con el lanzamiento del cacareado Galaxy Fold: un móvil con doble pantalla que podíamos abrir como un libro, gracias a la utilización de un panel interior flexible que encareció sobremanera el gadget y suscitó, en un primer momento, una enconada polémica (la pantalla, por su fragilidad, tendía a presentar deformaciones, parpadeos o zonas apagadas).
Tras corregir buena parte de sus errores, la gama de los surcoreanos ha proseguido en el mercado junto a un modelo algo más económico (Z Flip, al estilo de los antiguos móviles tipo 'concha'). Sin embargo, los smartphones plegables siguen considerándose un producto para sibaritas en torno al que pululan no pocas dudas. Algo que tal vez cambie el año próximo, cuando la manzana mordida presente al mundo el primer iPhone con pantalla flexible.
Sin doblez a la vista
Los rumores llevan varios años circulando, aunque se han vuelto más persistentes de un tiempo a esta parte: los principales analistas del sector hablan de un teléfono plegable en horizontal, cuyo principal objetivo sería evitar que la pantalla, una vez extendida, no presente marca o doblez alguno a la vista (quizás la mayor queja en torno a este tipo de 'smartphones' hasta la fecha). El nuevo iPhone contaría así con un panel exterior de 5,5 pulgadas y uno interior de 7,8 pulgadas sin tecnología Face ID. En su lugar, los de Cupertino optarían por integrar un lector de huellas dactilares en el botón lateral de encendido.
También se ha especulado con un grosor mínimo: 4,5 milímetros con el dispositivo abierto y 9,5 milímetros al estar cerrado. Todo ello encapsulado por un cuerpo fabricado en titanio y aluminio, destinándose el primero a las partes más frágiles (lo que a su vez ayudará a reducir el peso). El aluminio, por su parte, tendría la 'tarea' de facilitar la disipación del calor.
Podrían costar entre 2.000 y 2.500 dólares, según las primeras estimaciones de los expertos en el sector
En cuanto a los sistemas de cámaras, fuentes cercanas a las cadenas de suministro aseguran que Apple optará por un sensor oculto bajo la pantalla interior; una cámara frontal a modo de pequeño orificio circular en el panel delantero (con el teléfono plegado); y dos cámaras principales de 48 megapíxeles (sin telefoto) en la parte trasera. El resultado vendría a ser como dos iPhone Air unidos por una bisagra bien disimulada, al amparo de un chip A20 y con una batería optimizada para la máxima eficiencia energética. No extraña pues, a este último respecto, que muchos hayan considerado al iPhone más delgado de la historia –el propio Air– un mero ensayo de cara a lo que veremos el año próximo.
La gran pregunta en el aire, no obstante, es cuánto costará semejante teléfono. Las primeras generaciones de Apple no suelen resultar económicas (que se lo digan a su visor de realidad aumentada, Vision Pro, comercializado por unos 4.000 euros en ciertos países europeos). Tanto Ming-Chi Kuo como Mark Gurman, dos expertos más que confiables en sus predicciones, esperan un desembolso situado entre los 2.000 y los 2.500 dólares.
Si finalmente estamos ante el iPhone más caro de la historia, existe acuerdo en que el segmento de los plegables tardará aún varios años en resultar atractivo para el usuario medio. Aunque las mentadas verticales flexibles han conseguido hacerse un hueco gracias a unos precios que comienzan a bajar del millar de euros, muchos las ven como un producto enfocado al público femenino; una solución intermedia a la fantasía de usar un móvil que, al abrirse, se convierte en una tableta electrónica en miniatura.
Llegarán al 10% en los próximos cinco años, siendo optimistas
Los fabricantes necesitan seguir trabajando en versiones optimizadas de sus sistemas operativos que permitan la visualización correcta de las aplicaciones sin importar el modo en que usemos estos teléfonos (tanto abiertos como cerrados); plantear unos diseños duraderos –hoy por hoy la vida útil de los smartphones plegables se percibe como escueta– y conseguir que el resultado no abulte demasiado en el bolsillo. Hasta resolverse lo anterior, los plegables seguirán representando apenas un 1% del total de smartphones vendidos en el mundo. La previsión más optimista la ofrece ABI Research, que estima un 10% de cuota de mercado en 2030 «si los factores de coste, durabilidad y experiencia mejoran lo suficiente».
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