'SAI': así es el aparato que protege tus dispositivos (y datos) frente a subidas de tensión y apagones
Cada vez más hogares apuestan por estos sistemas de alimentación ininterrumpida
Cuando se produce un corte eléctrico repentino (como el gran apagón peninsular del pasado abril), el susto para quienes trabajan delante de un ordenador suele ... estar asegurado: corren el riesgo de perder horas de esfuerzo por no haber guardado ese informe que debían entregar 'lo antes posible'. En otros casos, las subidas de tensión al restablecerse el suministro pueden dañar los componentes internos de aquellos dispositivos menos preparados, lo que nos obligará a pasar por el servicio técnico o, en el peor de los casos, adquirirlos nuevamente (un desembolso capaz de arruinar la economía familiar cuando hablamos de ordenadores de alta gama, grandes electrodomésticos o consolas de videojuegos).
Para evitar este tipo de situaciones, cada vez más hogares adquieren un Sistema de Alimentación Ininterrumpida (comúnmente referido como 'SAI'). Aunque en un primer momento abundaban únicamente en el ámbito empresarial, el aumento del teletrabajo y los cortes de energía asociados a fenómenos meteorológicos adversos (tormentas eléctricas, lluvias torrenciales...) ha hecho que los usuarios de a pie se interesen por alguno de los tipos de SAI existentes.
Ahora bien, ¿qué hace un SAI exactamente? Proporciona energía de respaldo a los dispositivos que le conectemos (enchufe mediante), de forma que éstos no se apaguen inmediatamente cuando nos quedamos sin luz en casa. Siguiendo con el ejemplo de un ordenador, esto nos permite guardar con tranquilidad el proyecto en el que estuviésemos trabajando y apagar el equipo con seguridad, lo que a su vez evita cualquier posible pérdida de los datos contenidos en su disco duro.
Los modelos más avanzados también cuentan con mecanismos para regular automáticamente la tensión: si ésta sube de forma repentina, será el SAI el que la absorba en lugar del gadget que tengamos conectado (nos libraremos de que su fuente de alimentación, sea interna o externa, acabe chamuscada). Esta funcionalidad suele indicarse con las siglas 'AVR', de 'Automatic Voltage Regulator'.
Cómo elegir el más adecuado
Lo primero que debemos preguntarnos antes de adquirir un SAI es si necesitamos que funcione con batería o, por el contrario, lo mantendremos enchufado. Optaremos por lo primero si vivimos en un área propensa a los cortes eléctricos, mientras que lo segundo se recomienda en entornos donde el suministro resulta fiable.
Una vez dirimida esta cuestión, nos decidiremos por uno de los tres tipos de SAI disponibles en el mercado, siempre teniendo en cuenta que sus precios oscilan entre el centenar y el millar de euros. Los más económicos suelen ser los llamados 'SAI Off-Line', desprovistos de AVR y por tanto utilizados únicamente para proporcionar energía de forma momentánea al quedarnos sin luz. Los expertos recomiendan emplearlos con dispositivos de consumo reducido, como ordenadores de gama baja, routers, monitores y televisores.
Por su parte, los SAI de línea interactiva ('In-Line') sí ofrecen AVR a través de un microprocesador específico que funciona sin recurrir a la batería interna. De este modo protegen nuestros aparatos de las fluctuaciones de la red eléctrica de forma constante y, por descontado, les suministran energía en caso necesario. Son idóneos con videoconsolas, ordenadores de gama media o alta, cámaras de seguridad, equipamiento de oficina y routers avanzados.
Finalmente, los 'SAI On-Line' o de doble conversión son prácticamente exclusivos del ámbito corporativo: transforman la energía eléctrica en corriente continua (CC) y nuevamente en corriente alterna (CA), pasando esta siempre por la batería para suprimir cualquier variación de voltaje. Semejante precisión es indispensable con servidores, redes de telecomunicaciones y equipos industriales, por lo que a priori podemos descartar su compra.
La potencia, clave
Sea cual sea la opción elegida, debemos atender a su potencia: se expresa en voltio-amperios (VA) y vatios (W), y deberá ser superior al consumo de los dispositivos que vayamos a conectar. En caso contrario puede que nuestro ordenador no se mantenga encendido al saltar de improviso el diferencial de casa. Para hacernos una idea, el consumo medio de un PC y un monitor se mueve entre los 300 y los 500 W, por lo que el SAI debería superar dicha cifra. Es importante recalcar que los SAI suministran corriente durante un tiempo limitado: desde 1 minuto hasta algo más de dos horas, según la capacidad de suministro y el consumo de los dispositivos conectados.
Por último, comprobaremos la cantidad de tomas de enchufe disponibles en la trasera del aparato (ojo, puede que no todas estén protegidas frente apagones); si integra ventilador (lo que lo hará más ruidoso) y si sus dimensiones son aptas para el espacio donde tenemos pensado colocarlo, ya que algunos modelos resultan especialmente voluminosos. Como extra, señalar que determinados fabricantes ofrecen programas informáticos complementarios por los cuales nuestro ordenador se apagará automáticamente de forma segura al detectar el SAI que la batería está agotándose (algo útil si se produce un apagón mientras estamos fuera de casa, habiendo dejado el ordenador encendido con alguna tarea en segundo plano).
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