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Imagen aérea de la plaza, ayer, desierta a causa de la lluvia.
«Molesta que los niños se diviertan»

«Molesta que los niños se diviertan»

Una vecina de la plaza España en Sama avisa a la Policía cada vez que los niños juegan

MARTA VARELA

Miércoles, 14 de enero 2015, 00:15

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Niños corriendo y jugando por las plazas de los pueblos. Imagen de siempre que algunos vecinos están dispuestos a que desaparezca. Al menos es lo que creen varias familias langreanas, cansadas de ver cómo durante meses una vecina de la céntrica plaza de España, en el distrito langreano de Sama, no cesa de regañar a los niños, de discutir con sus madres, padres, abuelos o quien esté cuidándolos. De hecho, acostumbra a llamar reiteradamente a las fuerzas de seguridad para que prohíban a los pequeños jugar en ese espacio recreativo, algo que no suelen hacer ya que, la propia Policía confirma que cuando ha acudido nunca vio comportamientos susceptibles de sanción.

Protestas continuadas que, incluso, los dueños de los establecimientos hosteleros de la zona creen que pueden acabar restando clientela a sus locales. Ayer mismo, lo explicaban a EL COMERCIO: «Suelen reunir niños de entre 8 ó 9 años a jugar, sin dañar bancos ni armar excesivo ruido, pero sus padres ya están cansados de ver llegar a la Policía para ver qué hacen». Algo que confirmaba una de las madres, Mariví García, quien afirmaba que, «en alguna ocasión, esa vecina -que vive encima de la plaza- llegó incluso a bajar a la calle para increpar a los niños y a sus padres. Le molesta todo, incluso nos han dicho que graba a los niños con el teléfono móvil». Además, puntualiza, «no sabemos por qué le molesta tanto que los niños jueguen en la plaza. Conseguirá que nos vayamos a otro sitio»

En la plaza está prohibido jugar con balón, algo que «respetamos, pero también le molestan los patinetes, los cantos infantiles y el salto a la comba», cuenta Patricia Gómez, otra de las madres. Recordaba, además, que «incluso la Policía Local llegó a hablar con los niños para ver qué estaban haciendo cuando estaba claro lo que hacían: jugar en la calle, como hicimos todos».

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