El día en que Alcoa fundió los plomos
Las familias de los 414 trabajadores de la planta avilesina, en vilo tras años de advertencias por el coste energético
JESÚS GONZÁLEZ
Domingo, 7 de diciembre 2014, 01:05
El pasado día 23, a la factoría avilesina de Alcoa se le saltaron los plomos. La subasta de interrumpibilidad eléctrica -el mecanismo diseñado por Red Eléctrica Española para tratar de aliviar la factura de las grandes industrias-, fue un auténtico fiasco para las factorías de aluminio primario de Avilés y La Coruña. La multinacional anunciaba entonces que, en esas condiciones, ambas dejaban de ser competitivas y a los pocos días ponía sobre la mesa un expediente de extinción de los 414 empleos de la factoría comarcal y los 400 de la coruñesa. A ellos se suman unas cuantas decenas -más de un centenar-, de puestos de trabajo en subcontratas.
Ese hecho, la presentación del expediente, suponía un punto de inflexión en las advertencias -cuando no amenazas-, que de forma más o menos abierta se han lanzado desde la gran industria de la comarca acerca de los altos costes energéticos que se ven obligadas a asumir las factorías desde la desaparición de las subvenciones en forma de tarifa bonificada G4. Por primera vez, esas advertencias se transformaban en una amenaza real de despido y cierre de unas de las instalaciones señeras de la industria de la comarca.
Tal es así, que prácticamente de inmediato se movilizaron no solo los trabajadores directamente afectados, sino la práctica totalidad de las instituciones y organizaciones políticas, sindicales y sociales de la ciudad. Todas esas reacciones -al margen de afear la falta de compromiso de una multinacional que, en la lógica del liberalismo económico vela fundamentalmente por los bolsillos de sus accionistas-, vienen a coincidir en demandar al Gobierno central que cambie de nuevo las reglas del juego del mercado eléctrico para de manera urgente salvar a Alcoa y dotar de estabilidad y competitividad a la energía eléctrica. La principal acusación que recibe en ese sentido el ministro de Industria, José Manuel Soria, es que con el modelo diseñado se anteponen «los intereses de las eléctricas» a los de la industria.
Algunas voces, como el secretario de la federación de Industria de Comisiones Obreras, han sugerido en esa línea que se atienda a la propia especificidad del tejido industrial asturiano y más concretamente de la comarca, pues en la comunidad autónoma se concentran el grueso de las industrias grandes consumidoras de electricidad. «Lo mismo que se atienden los hechos diferenciales que en materia económica tienen otras comunidades autónomas, también se tendrá que atender la especificidad de Asturias», reclamó acerca de una situación que, de no atenderse, puede comprometer el futuro de ArcelorMittal, AZSA o Tudela Veguín, entre otras, opinan los sindicatos.
Mientras tanto, los trabajadores han vivido estos días concentrados ante la factoría, entre la rabia, el miedo y la decepción. Los pasos que se den en la próxima semana desde las administraciones para tratar de clarificar el futuro de la factoría y del tejido industrial asturiano, serán acompañados por los trabajadores con una serie de movilizaciones que tendrán su punto culminante con la manifestación que el jueves, desde las 19 horas, recorrerá el centro de la ciudad.