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Darío Villanueva en una imagen de archivo.

«Creer que si una palabra se dice en inglés gana calidad es un papanatismo»

«Defender la unidad de un idioma no significa que haya que negar sus particularidades», asegura el nuevo invitado del ciclo de Palabra del Centro Niemeyer

OLAYA GONZÁLEZ

Miércoles, 31 de agosto 2016, 04:49

La autoridad máxima en las letras españolas ya prepara el discurso que ofrecerá mañana jueves a las 20 horas en el Ciclo de Palabra que organiza el Centro Niemeyer. Gallego de nacimiento, Darío Villanueva (Villalba, 1950) dirige desde 2015 la Real Academia Española (RAE) y antes fue rector de la Universidad de Santiago de Compostela durante ocho años. También es catedrático de Teoría de la literatura y Literatura comparada en la misma institución.

-Su relación con el Principado viene de lejos.

-Aunque nací en Galicia mi padre era juez y por su trabajo pasé parte de mi infancia en Luarca, de ahí guardo mis primeros recuerdos. De hecho aprovecharé para pasar por ahí en mi visita a Asturias. A Avilés ya había ido otras veces con mi familia y visité el Centro Niemeyer. Es una ciudad espléndida, muy acogedora y singular.

-Y lo hace en un año importante para las letras españolas.

-Sí, es un año de grandes conmemoraciones para la literatura en todo el mundo. Además del cuarto centenario de la muerte de Cervantes y de Shakespeare también es el centenario de la muerte de Rubén Darío y de José Echegaray y del nacimiento de Camilo José Cela y de Antonio Buero Vallejo. No cabe duda de que es un gran año.

-Hablando de Cervantes, a él le dedicó su discurso de ingreso en la RAE.

-El discurso duró solo 45 minutos pero el texto ocupaba más de doscientas páginas. Se titula 'El Quijote antes del cinema' y versa sobre la tesis de que el cine no es solo el resultado de la evolución de la técnica, sino que también se benefició del repunte extraordinario de las artes. Este estudio ya se había hecho antes sobre Shakespeare y yo lo quise dedicar a Cervantes. 'El Quijote' es una novela visual concebida como un choque entre diferentes visiones de la realidad. Donde Quijote veía gigantes el resto veía molinos. De hecho, no es casualidad que las palabras más usadas en el texto sean 'ver', 'mirar', 'dijo' y 'respondió'.

-Eso fue en 2007 y ocho años después fue nombrado director de la institución. ¿Cómo valora esta etapa?

-Ha sido un periodo muy intenso. Es cierto que ya tenía experiencia porque ocupé el puesto de secretario durante cinco años, el segundo en el organigrama, pero ahora la responsabilidad es superior. Como director de la RAE también soy presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, por lo que estoy viajando constantemente. Ahora se ha incorporado Guinea Ecuatorial, el primer y probablemente único país africano.

-¿Qué retos se plantea para el futuro?

-Los objetivos son sobre todo económicos, tenemos que encontrar el modo de ser viables con una base presupuestaria firme. A la RAE le han afectado tres crisis económicas. Por un lado, la aportación del Estado, que en los mejores tiempos suponía un cincuenta por ciento del total, ahora se ha reducido en un sesenta por ciento. También ha caído la venta de diccionarios y de gramáticas. Por otro lado, la Fundación pro-RAE tiene una rentabilidad baja.

-También parece que cada vez nos preocupamos menos por escribir correctamente.

-Eso ha pasado siempre, de hecho la Real Academia Española se fundó hace trescientos años por esa preocupación. Entonces era el francés el idioma que ejercía presión sobre nuestra lengua y ahora es el inglés. Es una impronta que a veces se hace de manera natural, porque préstamos los ha habido siempre. Lo que preocupa es la actitud frívola en la publicidad, el comercio y la televisión, donde se incluyen palabras inglesas sin ton ni son. Es un papanatismo creer que si una palabra se dice en inglés el discurso gana calidad. También estamos pendientes de la unidad del idioma, una cohesión admirable para una comunidad de quinientos millones de hispanohablantes.

-Pero sin olvidar los rasgos característicos de cada zona.

-Por supuesto. Defender la unidad del idioma no significa negar sus particularidades. Eso mismo lo comprobamos en España, donde la lengua que se habla en Asturias no es la misma que en Andalucía. Pero sus habitantes se entienden. Esto se magnifica si hablamos de las regiones que componen el vasto territorio hispanohablante.

-Las redes sociales lo han revolucionado todo.

-Tenemos una actitud serena, no estamos preocupados por las licencias que se toman los usuarios en las redes. Las nuevas tecnologías siempre han revolucionado las telecomunicaciones, ya pasó en el siglo XIX con el telégrafo. Se ha creado un pánico injustificado, no estamos viendo un deterioro del español. Eso solo pasaría si esa contaminación llegara a otros niveles como el universitario. Los alumnos no entregan así sus trabajos porque interviene la educación. En este sentido, si no contamos con el apoyo institucional, poco podemos hacer.

-¿Se hace lo suficiente en las universidades?

-Mientras los profesores consideren la corrección expresiva criterio de evaluación sí. Eso no ocurre solo en las facultades humanísticas, el decoro expresivo es fundamental en esos niveles. Un universitario tiene que saber expresarse de forma correcta.

-Usted ha colaborado con varias universidades extranjeras. ¿Encuentra diferencias?

-Todas se parecen entre sí, aunque es verdad que se aprecian particularidades. Por ejemplo, el sistema de Estados Unidos es muy distinto, allí las universidades cuentan con un presupuesto diez o quince veces mayor. Creo que es fundamental tener ese factor en cuenta cuando ninguna universidad española aparece en la parte de arriba de las listas.

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