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Sardinas en una pescadería de Gijón.

Un año más sin sardinas

Los investigadores detectan una falta de recuperación que aboca al cierre de la pesquería

NACHO PRIETO

Miércoles, 30 de diciembre 2015, 00:22

El Instituto Español de Oceanografía (IEO) desarrolla cada año, desde hace ya más de tres décadas, la campaña de investigación Pelacus, para analizar la situación y las perspectivas de las especies pelágicas de mayor interés comercial en el caladero Cantábrico Noroeste. Según acaba de publicar la revista 'Mar', que edita el Instituto Social de la Marina, los resultados obtenidos en 2015 son alentadores por lo que respecta a xarda, chicharro y lirio o bacaladilla, pero «la situación es estable dentro de la gravedad» en lo que se refiere a la sardina y el stock estimado aboca al cierre de la pesquería, porque la cuota razonable de capturas sería tan bajo que resultaría inviable repartirla. La sardina, de momento, ni está ni se la espera en el Cantábrico.

Los investigadores del IEO estiman que en la zona analizada, correspondiente al caladero Cantábrico Noroeste (del Miño al Bidasoa) puede haber entre 5.000 y 10.000 toneladas de sardina, cuando lo normal sería unas 180.000 toneladas. La comparación con otras especies estudiadas es significativa, ya que la misma campaña permitió estimar una biomasa de xarda próxima a las 485.000 toneladas; de 90.000 toneladas, en el caso del chicharro, y de 30.000 toneladas, en lo que a bacaladilla se refiere.

La preocupación de los expertos, especialmente para extender el pesimismo hasta al menos el medio plazo, se fundamenta, según explica la citada revista especializada, en que la sardina está respondiendo muy mal «a cualquier medida de gestión de las que se están poniendo en práctica. No es normal. Con la merluza o la anchoa funcionó bien. Y sin embargo, con la sardina, a pesar de haber una regulación desde 1995 tanto en capturas como en número de días, no ha habido un efecto positivo». La duda ahora de los científicos es «si tenemos una población de sardina que recluta muy mal, o que tenemos una sardina que parece grande, pero que en realidad no lo es, ya que lo es en tamaño, pero no en edad». La diferencia es importante porque «no es lo mismo una sardina de cuatro años que una de ocho, aunque su tamaño sea similar, ya que su capacidad de reproducción es muchísimo mayor a los ocho años».

La conclusión es que la biomasa de sardina sigue siendo muy baja y no se detectan signos de recuperación, aunque, al menos, no ha seguido cayendo.

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