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Doña Letizia, lavando con una vecina de Boal.
El Rey Felipe VI pide en Boal «nuevos proyectos que hagan soñar» a la sociedad

El Rey Felipe VI pide en Boal «nuevos proyectos que hagan soñar» a la sociedad

Los vecinos de la localidad del Occidente asturiano abarrotaron sus calles para recibir a don Felipe y a doña Letizia, a los que recibieron con vítores y numerosas muestras de cariño

Eva Mayordomo

Sábado, 25 de octubre 2014, 12:55

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Calor por partida doble. Los Reyes de España han podido sentirlo tanto física como emocionalmente ya que el pueblo de Boal se ha volcado con una visita largamente esperada que tenía por objeto hacerles entrega del Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar 2014, de la que esta localidad del occidente de Asturias se alzó ganadora.

El termómetro rozaba la treintena al mediodía, hora en la que los monarcas descendían en helicóptero en el campo de fútbol Llaviada, para comenzar el recorrido.Tras el saludo inicial a la autoridades locales y del Principado, así como de la Delegación de Gobierno, Don Felipe y Doña Letizia iniciaron el recorrido a pie a través de la calle Melquiades Álvarez, conocido como 'paseo indiano'. A continuación pudieron observar algunos de los puntos más destacados como la Casa Helenias, Casa Sanzo y Villa Damiana.

Sin embargo el momento más terrenal de la reciente reina asturiana fue cuando, en los lavaderos que antiguamente sirvieron para que las mujeres boalesas se evitaran el duro tránsito entre el río y sus casas para limpiar la ropa, la antes princesa no dudó en, con la pastilla de jabón en ristre, participar de la muestra del trabajo a la antigua usanza. Previamente, el Rey Felipe VI, a su entrada al lavadero, comentaba a las mujeres que habían interrumpido la canción tradicional que cantaban para entretenerse de que "no pararan" porque cantaban "muy bien". A su vez, al visitar una antigua fragua instalada a tal efecto, pudieron conocer el oficio de los ferreiros, bajo la antenta mirada de Francisco Pío Sánchez, que con 85 años acumula 40 de su oficio.

En todo momento los Reyes se han visto arropados por una multitud que superó ampliamente el millar de habitantes con los que cuenta Boal. Las ventanas lucían banderas de Asturias, de España, y del municipio. Muchos locales tenían colgada la foto de la pedida de mano de ambos cónyuges, y una gran mayoría agitaba los banderines de la rojigualda que repartían azafatas de la Fundación Príncipe de Asturias.

Sobre todo durante el discurso de Felipe VI, que dedicó sus primeras palabras a felicitar a los vecinos de Boal y a recordar a la Princesa de Asturias, Leonor, y a la Infanta Sofía, algo que arrancó el clamor de la multitud y los aplausos. El Rey hizo referencia al esfuerzo "altruista" de los emigrantes boaleses en Cuba por, entre otras cosas, "construir las 21 escuelas de la denominada Sociedad de los Naturales del Concejo de Boal en La Habana, un hecho único en la historia de Asturias, digno de elogio y reocnocimiento", expuso. Y es que para Don Felipe, "para una sociedad lo peor no son los fracasos, si no que no haya iniciativas o nuevos proyectos que hagan soñar". Por eso, puntualizó, "porque habéis sabido unir vuestro deseo de mejora con la firme voluntad de superación, estáis progresando y siendo testigos del prometedor impulso económico, social y cultural de esta tierra", detalló. También quiso destacar el monarca que Boal "da ejemplo" de cómo "es preciso tener siempre esperanza, y cómo anheláis que estas ideas lleguen al corazón y al espíritu de vuestros niños y niñas y de vuestros jóvenes", relató.

Precisamente con la gente menuda fue con quien más cariñosos se mostraron los Reyes. Niños como Liam Gornall, de Oviedo, con ascendencia tevergana y londinense, que el año pasado en Teverga ya había sido cogido en cuello por Doña Letizia cuando contaba apenas con un mes de vida, repitió experiencia este año al reconocer la Reina a su madre, Ainhoa Aguirre. "Me encanta cómo lo vistes", así alabó la Reina la indumentaria del bebé. También tuvo ocasión de estrecharle la mano a una niña rubia que llevaba el mismo peinado de trenza a un lado popularizado por Doña Leonor y Doña Sofía, las hijas de los Reyes, en un indicio de cómo marcan tendencia entre las niñas de hoy día.

Asimismo, de los sesenta alumnos que componen el total de niños boaleses escolarizados en Infantil y Primaria, una docena tuvieron la oportunidad de compartir un aula de 1912 con Sus Majestades. Ambos escucharon atentos la lectura de un poema del poeta Carlos Bousoño, que residió en la localidad occdental asturiana gran parte de su vida. Antes, Don Felipe se había solidarizado con ellos: "¿Habéis comido ya, o tenéis hambre?, les preguntó con interés y algo de sorpresa al ver a doce niños, quietos, callados y tiesos en sus asientos decimonónicos, cuando el reloj pasaba ya las dos y media de la tarde. Por respuesta, la profesora Angelina Álvarez y la directora del centro escolar, Ana María Fernández, dieron paso al citado poema.

A los Reyes se les vió relajados en todo momento, inmersos como estaban en un ambiente favorable a ellos que nada tenía que ver con los abucheos del día anterior frente al Teatro Campoamor, y aunque saludaron por separado en algunos momentos a quienes se apostaban en las vallas, hubo gestos cómplices entre ellos, por ejemplo al descubrir la placa conmemorativa en la Plaza de los Emigrantes, cuando Doña Letizia le comentó a Don Felipe, con una mirada y un apretón en el brazo, que iba a dirigirse a saludar a un lado. Más apretones de manos, sonrisas, y también 'selfies' que se suman a otra foto bastante más inusual: desde la Casa Real se indicó a los todos periodistas presentes que los Reyes deseaban hacerse una foto de familia con ellos, así como otra con miembros de la Fundación Príncipe de Asturias.

"Que veñan todos los años", se oyó desde alguna ventana. "¡Vivan los Reyes", desde otra. Los vítores fueron la constante en una jornada que los boaleses tardarán en olvidar.

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