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Despligue en el concejo de Caso para sacar a la superficie el helicóptero accidentado en el embalse de Tanes el pasado viernes. Una aeronave que opera para el Servicio de Emergencias del Principado (SEPA), aunque pertenece a una empresa privada, y que los buzos localizaban en la mañana de este domingo del revés y a 10 metros y medio de profundidad, después de que un primer barrido con una cámara acuática permitiese acotar el margen de actuación. Finalmente, alrededor de las 14.30 horas lograban reflotarlo.
El operativo, integrado por una veintena de personas y que contó con la asistencia de drones y de una embarcación, estuvo coordinado por la Consejería de Movilidad, Medio Ambiente y Gestión de Emergencias y del propio SEPA. Responsables de la empresa propietaria de los helicópteros de rescate y extinción de incendios que dan servicio al Principado —a través de un contrato público plurianual— también se personaron en el embalse de Tanes para seguir los trabajos.
La aeronave, que quedó hundida del revés y justo por donde pasaba una antigua carretera de Tanes ahora anegada, cayó al pantano al enredarse con un cable de alta tensión cuando el piloto iba a cargar agua para sofocar un incendio desatado en las proximidades de la Ruta del Alba. Su pericia y experiencia le permitieron salvar la vida y hacer un amerizaje que evitó males mayores. El piloto salió del embalse a nado, y con heridas leves, para sorpresa de quienes fueron testigos del suceso.
La «buena visibilidad dentro del agua» permitía este domingo a los buzos del operativo desplegado por el Principado seguir el protocolo previsto y, en torno a medio día, se sumergían en el pantano de Tanes para instalar unos flotadores. Unos dispositivos imprescindibles para poder sacar a flote el helicóptero y desplazarlo hasta la orilla. Los responsables del operativo dudaban esta mañana entre dos opciones: o bien llevarlo hasta la zona de embarcadero o hasta la zona de las compuertas, embalse arriba.
«La cuestión es que está siniestro total y ya no vale ni para piezas», señalaba el alcalde de Caso, Miguel Ángel Fernández, que, como es lógico, ha seguido muy de cerca los acontecimientos. Los permisos para que el amasijo pueda ser transportado por carretera, una vez recuperado del fondo del pantano, se están ultimando con la Guardia Civil. Las labores deben extremar todas las medidas de seguridad para no interferir ni en el tráfico ni en la actividad del embalse, donde se han tomado medidas para contener cualquier posible contaminación del agua de consumo.
Finalmente, los técnicos optaron por sacar el helicoptero del agua a través de la rampa del pantanal, en un punto intermedio a los barajados por la mañana y más próximo al lugar donde se hundió. Diez minutos antes de las tres de la tarde, la aeronave era izada al exterior con ayuda de una grúa. Tenía destrozado el rotor de cola y el techo.
El «bambi», depósito donde se carga el agua que luego se libera sobre la superficie incendiada, lo retiraron aparte. Fue este balde precisamente el que se enredó con un cable de alta tensión, provocando que el helicoptero se viniese abajo. Con su retirada se ponía fin a una laboriosa operación que se prolongó durante más de seis horas.
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