Jorge Muñiz Sánchez
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Jorge Muñiz Sánchez
Marta Varela
Langreo
Domingo, 25 de mayo 2025, 23:57
El palacio barroco Casa de La Buelga, ubicado en el distrito langreano de Ciaño, es la sede la Cátedra de la Cultura Minera, que dirige ... el historiador ovetense de corazón minero Jorge Muñiz Sánchez (Oviedo, 1978). Hace dos meses se presentó esta cátedra en el Museo de la Minería y la Industria de Asturias (MUMI) y ahora el trabajo para declarar la cultura minera Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial ya ha comenzado.
–La reciente creación de la Cátedra de la Cultura Minera llega en el año en el que desaparece prácticamente por completo la minería, ¿no es contradictorio?
–Tiene mucho sentido, aunque yo creo que se podía haber hecho mucho antes. Algunos llevamos echando de menos hace tiempo que desde las administraciones y la Universidad de Oviedo, y la propia sociedad, se contribuyese a preservar todo lo relacionado con el legado de la minería. Y es que ahora mismo está vivo, pero con el paso del tiempo se puede ir perdiendo. No podemos permitirlo porque forma parte de la identidad de Asturias.
–Siempre se ha dicho que la minería forma parte de nuestro ADN...
–Exacto, así es. Si pensamos en qué identifica a la Asturias contemporánea puede haber tres cosas, pero seguro que la minería es la primera que viene a la mente. Eso tenemos que intentar que la gente lo conozca. Y también lo que supone para nuestra propia historia.
–¿Nace la cátedra con un apoyo institucional real?
–Quiero creer que sí. Y por el momento lo creo. La constitución de la Cátedra por un convenio entre la Universidad de Oviedo y la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte ha sido un paso muy esperado y se ha dado con intenciones reales de que funcione.
–¿Está formando su equipo?
–Estamos en ello. Por el momento hay un subdirector y un secretario, personas que como yo amamos y respetamos a la minería. El subdirector es un lavianés, Luis Benito García, que es el director de la Cátedra de la Sidra. Es de familia minera y ese respeto por ese mundo es congénito. Además tiene muchas experiencia en estos menesteres. Y el secretario es David González Palomares, que lleva desde guaje mamando la minería y estudiándola. Lleva la minería en la sangre. Estamos trabajando y ya hemos reunido a la comisión de seguimiento para dar los primeros pasos, y formar un consejo asesor amplio con gente de diversos ámbitos: académico, asociaciones, periodistas, gente del mundo de la cultura y la literatura. Habrá gente de fuera por nuestra relación histórica con Sabero, País Vasco, Francia y Bélgica.
–Su trabajo comienza tras candar Nicolasa hace tan unos meses. Un cierre que ha pasado practicamente inadvertido, ¿no es extraño ese silencio al ultimo cierre?
–Francamente, hace tiempo que damos por hecho, la sociedad asturiana en general, que al minería iba a terminar agotándose antes o después. Que fuera un mes o otro ha ido casi anecdótico. La gente ya contaba con ello y quizá por eso pasó desapercibido. El gran golpe se llevó con el cierre de la primera mina, ahí fuimos conscientes de que iban a seguirle las demás. Es un poco azaroso.
–Sin minas, da la sensación de que en las cuencas mineras, Nalón y Caudal, se comienza a vivir de recuerdos mineros diluidos.
–En algunos casos ese recuerdo se llega incluso a borrar. Algo que es entendible como mecanismo piscológico. La minería ha dejado muchas muertes, y muchas privaciones... La gente llevó hostias de la Guardia Civil durante el franquismo y son cosas que les llevan en un cierto momento no querer saber nada. Pero tenemos que ser conscientes ver lo bueno de la minería y cómo le marcó a cada uno.
–¿Es esa labor de mantener recuerdos y vivencias en cierta maner vuestra función?.
–Sí. Como cátedra enfocada a que la cultura minera sea declarara Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial tenemos tres objetivos. Primero, investigación. Conocer todo lo relacionado con la minería; se conoce mucho y hay mucha literatura científica, pero queda mucho por saber. La segunda es sin duda la divulgación. Hacer llegar ese conocimiento en formatos y lenguajes que sean asumibles por el conjunto de la población, y que contribuya a que se valore. En tercer lugar, está la protección, tenemos mucho patrimonio que hay que intentar que perviva implicando a la administración.
–Hay recuerdos, pero el carbón continua en las entrañas de las cuencas. ¿Podría tener otros usos?
–Hay que ser imaginativos y tratar sacar rendimiento a lo que tenemos. Ahora el carbón tal y como se explotaba parece que no compensa, aunque habría que ver desde un punto estratégico y de soberanía energética sino sería interesante de mantener la posibilidad de tenerlo ahí para posibles usos en determinadas circunstancias. Una especie de reserva estratégica.
–Carbón y turismo ¿es un buen tándem?
–Mientras no se destroce el amplio patrimonio minero debemos ser capaces de reutilizarlo. Siempre desde un uso respetuoso y con ánimo conservador. No debemos olvidar tampoco algo distintivo de la minería asturiana que es la minería de montaña, poco valorada. Tenemos que conocerla y puede ser otra forma de turismo aún sin explotar. Todo lo que se haga manteniendo el patrimonio debemos apoyarlo. En Mieres, por ejemplo, hay proyectos muy interesantes. Debería haber más iniciativas, integrarlas y promocionarlas.
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