«Aquí la gente socializa en el deporte»
Avilesina formada en física experimental e investigadora en levitación óptica, trabaja en una empresa tecnológica en el Tirol
Miriam Martínez Flórez (Avilés, 1997) cursó el grado de Física en la Universidad de Oviedo y durante la carrera, un año de Erasmus en Tübingen (Alemania) le descubrió su vocación investigadora trabajando en un laboratorio de materia condensada. «Fue mi primera experiencia real de investigación, más allá de la teoría aprendida en clase, y me apasionó». Tras completar su formación con un máster en Nanociencia y Nanotecnología en la Universidad del País Vasco, se encaminó hacia el estudio de la levitación óptica con una estancia en la Universidad de Yale. Y de ahí, a Innsbruck (Austria) para cursar un doctorado en el Insituto de Física Experimental de la universidad tirolesa, donde reside desde 2023. En la actualidad, trabaja en una empresa tecnológica especializada en espectrometría de masas por transferencia de protones.
De su experiencia en el país centroeuropeo, la avilesina asegura que «tanto en el ámbito académico como en el entorno empresarial, las condiciones de trabajo han sido muy buenas, en lo profesional y en lo humano. En la universidad, el ambiente era muy internacional y colaborativo, lo que facilitaba el aprendizaje y el intercambio de ideas. También me ha sorprendido positivamente el valor que se da en Austria no solo al trabajo, sino también al tiempo libre. Se respeta mucho el equilibrio entre la vida profesional y personal, algo que creo que repercute directamente en la calidad del trabajo y el bienestar general».
En la vida cotidiana, afirma que «en mi día a día, lo que más me ha sorprendido es la cultura del deporte que se respira aquí. Todo el mundo hace muchísimo deporte. Desde escalar, ciclismo, esquiar, senderismo. Aquí es normal tomarse una mañana libre para esquiar o hacer algún deporte al aire libre y entrar por la tarde a trabajar. Es algo que me ha fascinado, porque lo tienen tan integrado en su estilo de vida que no parece un esfuerzo, sino una parte natural del día. La forma de socializar de la gente es el deporte en lugar de ir a tomar algo. En Innsbruck, he integrado en mi rutina esquiar, hacer senderismo, ir en bici al trabajo y escalar. También me ha fascinado cómo se vive la naturaleza aquí: el respeto absoluto por el entorno, la pasión por las montañas y ese equilibrio entre vida activa y tranquilidad».
«A veces se idealiza o se demoniza mucho el salir fuera, pero para mí ha sido simplemente parte del camino»
De su tierra, revela echar de menos «a mi familia, los amigos de toda la vida y la comida, claro. Y sobre todo, el mar. También esa forma nuestra de disfrutar de las pequeñas cosas, de improvisar un plan sin necesidad de organizarlo con semanas de antelación. En España todo es más espontáneo, cálido, ruidoso». Y lo que menos, «cierta sensación de estancamiento que a veces sentía en España, especialmente en lo relacionado con lo profesional o lo institucional. Las cosas pueden ir muy lentas, hay papeleos innecesarios, procesos que podrían ser simples pero acaban siendo eternos, y una falta de eficiencia que llega a desgastar», apunta.
Sobre sus planes de futuro, Miriam señala que «no es mi prioridad volver. Estoy en un momento de crecimiento y viviendo experiencias que en España no habría tenido. Si algún día volviera, tendría que ser por una oportunidad profesional que me motive, una buena calidad de vida, poder seguir viajando y desarrollándome y sentir que no vuelvo por nostalgia, sino porque realmente quiero construir allí mi futuro. A veces se idealiza mucho o se demoniza el salir fuera, pero para mí ha sido simplemente parte del camino. Y aunque Asturias siempre es casa, también he aprendido a sentirme en casa en otros lugares», expresa con convicción la física avilesina.