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La joven Marta Andrés trabaja como especialista en servicios técnicos en una agencia de viajes de negocios. E. C.
«Los ingleses son más sociables al norte»
Asturianos en la diáspora

«Los ingleses son más sociables al norte»

Gijonesa de nacimiento, Marta Andrés reside desde hace nueve años en Mánchester, donde la llevaron sus ganas de aprender inglés

Inés Barea

Gijón

Domingo, 11 de mayo 2025, 02:00

Marta Andrés Prieto (Gijón, 1992) trabaja como especialista en servicios técnicos para una agencia de viajes de negocios. En 2016 hacía las maletas para viajar a Mánchester, Reino Unido, con la intención de vivir durante unos meses en el extranjero y volver a casa antes de Navidad. «Pero allí me encontré muy bien y me adapté muy rápido», así que, en vez de poner rumbo a Asturias al finalizar el año, «pasé por varios trabajos, acabé en la agencia en la que estoy ahora con buenas condiciones, conocí al que es ahora mi pareja, que nos vamos a casar en julio... Y nueve años después, aquí sigo».

Tenía claro que el destino debía ser Inglaterra, pero descartó la capital por ser demasiado grande, caótica y costosa. Después de Londres su opción era Mánchester, entre otras cosas, porque «siempre me llamó la atención su cultura musical». Pero no solo de música vive esta ciudad: «Tiene fama de que es muy fea porque es industrial, pero tiene sus partes bonitas. A la gente que me viene a visitar le acaba sorprendiendo», cuenta.

Y aunque una de las cosas que más echa de menos es esa forma de vida tan propia de los asturianos, donde vive «la gente es muy agradable, muy abierta». Reconoce que, consciente de la fama de los británicos, cabría esperar de ellos lo contrario, pero «hay una diferencia entre el norte y el sur de Inglaterra. En el norte son más abiertos, más sociables». Sin embargo, «no hay tanta cultura de ir tomar algo con los amigos después del trabajo. Hacen planes, pero más esporádicos. Quizá se ven una vez al mes». Por suerte, muy cerca de donde vive se encuentra Peak District, una zona montañosa donde «aprovechamos para ir de ruta» los fines de semana.

La adaptación a la vida en este país no le supuso grandes problemas, pues el carácter abierto de la gente facilitó el proceso desde el principio. Pero admite que hay una diferencia notable respecto a la forma de vida española, principalmente, en los horarios: «Se despiertan antes, comen antes, cenan antes», explica. Pero por encima de eso, hubo un detalle que le resultó más complicado: la falta de persianas. «En invierno los días son muy cortos, amanece tarde y oscurece temprano, así que no hay problema. Pero en verano, a las cuatro de la mañana ya es de día. Si no tienes persianas, te despiertas, te desvelas y luego cuesta dormir bastante».

Por supuesto, no puede evitar referirse a la comida cuando habla de las cosas que extraña de su tierra natal. Pero a pesar de que «como en Asturias, en ningún lado», Mánchester es muy multicultural, lo que hace que la oferta gastronómica sea para todos los gustos. A la larga se ve regresando a Gijón, pues a su pareja también le gusta como ciudad para vivir. Por el momento, tiene claro que se quedan allí, aunque no puede evitar, cuando viene de visita, que le invada la nostalgia.

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