Borrar
Un corzo muerto el pasado lunes en el concejo de Degaña a causa de los fuegos. DAMIÁN ARIENZA
El calor y la falta de lluvia reactivan varios focos en Cangas del Narcea

El calor y la falta de lluvia reactivan varios focos en Cangas del Narcea

En Llamas del Mouro han intervenido medios aéreos para rematar las labores de extinción en algunos puntos calientes

BELÉN G. HIDALGO

CANGAS DEL NARCEA.

Sábado, 21 de octubre 2017, 01:45

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Apenas habían pasado 48 horas desde que el Gobierno regional desactivó el Plan de Incendios Forestales del Principado de Asturias (Infopa) y el humo se resistía a abandonar Llamas del Mouro. El Principado daba por extinguidos la mayor parte de los fuegos. Pero un ligero ascenso de las temperaturas, el parón de las lluvias y el viento hicieron regresar los helicópteros a este pueblo cangués, uno de afectados por la reciente oleada de incendios. Allí continúan trabajando los bomberos en labores de refrigeración y rematando algunos puntos calientes.

Según fuentes oficiales, «se está actuando sobre pequeñas reproducciones en los cortafuegos realizados en los últimos días». Hacen una llamamiento a la tranquilidad y aseguran que en la zona se están llevando a cabo actuaciones de vigilancia.

Los vecinos, por su parte, se mostraban cautos. «Es normal que con todo lo que ardió, al levantarse algo de aire y con la sequía que hay, se reavive un poco la llama. Arde donde quemó esto días, pero no hay peligro para el pueblo», sentenciaba José Antón.

Daños «irreparables»

Mientras que los bomberos rematan el fuego, comienzan las evaluaciones de los daños que en el medio natural han sido calificados como «irreparables». Roberto Hartasánchez, presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvaje (Fapas), cuenta que los incendios han afectado de forma «brutal», pues supone «una esterilización del terreno que afecta a todos los seres vivos».

El fuego arrasó robles y brezo, sobre todo. Se llevó por delante el alimento de especies como el oso pardo. «Las bellotas, al estar en el suelo, han ardido», cuenta Hartasánchez. Pero también ha quedado destruido el refugio de muchas especies. «Esta desaparición del matorral les obliga a huir del lugar», argumenta. Además, el fuego genera una situación traumática para los animales. «No regresarán hasta que el terreno vuelva a reunir las condiciones óptimas», lamenta.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios