Feve cancela en Asturias el doble de trenes que en León, Galicia, Cantabria y País Vasco juntos

El documento confirma que Asturias es el principal territorio de Feve; resulta por tanto razonable que también se den más supresiones pero la realidad arroja una proporción excesiva. Aquí se programan el 45,7% de los trenes de ancho métrico del país y se concentran el 71% de las cancelaciones.

En los últimos tiempos es un lugar común señalar que todas las cercanías del país registran problemas, y que el error estuvo en dedicar el grueso de la inversión de las últimas décadas a las líneas de alta velocidad desatendiendo los servicios de proximidad. El análisis tiene números a su favor. En una anterior respuesta a Ciudadanos, centrada solo en las redes de ancho convencional, esto es, las tradicionales de Renfe y las que mejor funcionan, la compañía admitió que desde 2013 sus índices de puntualidad empeoran en todas las regiones. Este concepto mide la cantidad de trenes que llegan con más de tres minutos de retraso sobre el horario previsto. En Asturias caían en esa situación el 0,9% de las frecuencias de ancho convencional en el año 2013; la conestación parlamentaria se redactó hace un año y para entonces ya eran el 4,7%. El retroceso era pues de 3,8 puntos porcentuales, un empeoramiento que solo superaban los ferrocarriles valencianos.

Es cierto. Las cercanías han empeorado en todo el país, pero hay regiones donde el agravamiento resulta más acusado, lo que debería animar al Ministerio de Fomento a replantearse sus prioridades. Los planes de cercanías elaborados en el año 2017 y que aún hoy tiene vigor indicaban que Feve comprará 28 trenes nuevos para Cantabria, lo que supone renovar toda la flota de la región vecina. Para Asturias hay anunciados seis en una fase inicial, lo que apenas daría para relevar el 14% del parque; si las duplicaciones de vía programadas se ejecutan, vendrían cuatro convoyes más, lo que eleva la renovación al 23% de la flota. En total la inversión en nuevo material móvil sería de 133 millones en la comunidad vecina mientras Asturias se quedaría en un tercio de ese esfuerzo, 45 millones.

Esta asimetría parece estar más relacionada con el origen cántabro del anterior ministro que con la realidad. Asturias mueve más trenes de Feve: en las tres semanas de julio analizadas programó 5.719 servicios, mientras la red cántabra se quedaba en 3.899. En las cercanías de la región se sufrieron 761 supresiones, cuatro veces más que en las líneas cántabras. Dato importante: la respuesta al diputado Prendes precisa que el 98,5% de las cancelaciones de la región respondían a la falta de material motor operativo. Es decir, la plaga de averías y unidades viejas es responsable de casi todas las supresiones.

Son elementos a tener en cuenta de cara al plan de choque que el Principado quiere trazar con el ministerio. Otro no menor es la dificultad que tiene Feve para informar a sus viajeros. Las cancelaciones se deciden sobre la marcha y solo en 14 estaciones de cercanías hay paneles o monitores para advertir al usuario de cuánto tiempo tendrá que esperar. Eso supone que en otros 99 apeaderos de la red se carece de estos elementos. La respuesta al de Ciudadanos indica que «las supresiones de trenes son informadas a través del canal de Twitter» de la compañía, algo que no siempre ocurre.

Estas ineficiencias afectan a los 4.950 usuarios diarios que captaban los trenes, al menos el año pasado. También en esto cabe establecer grados. Del 1 al 22 de julio, el mayor volumen de trenes suprimidos corresponde a la línea Gijón-Cudillero, con 267 servicios. Supone el 17,66% de los que estaban programados. Es una proporción que empeora la ruta Gijón-Oviedo-Trubia-San Esteban, donde no salieron el 18,55% de las frecuencias. A pesar del impacto, los clientes de Feve se muestran mayoritariamente comprensivos: en ese tiempo la empresa solo recibió 72 reclamaciones y 24 peticiones de devolución del dinero.