El centro de crisis atiende en solo tres meses a 33 víctimas de agresión sexual

No son ni las nueve y media de la mañana y ya suena el teléfono. No hacen falta muchos tonos para que alguien conteste. Al otro lado del micrófono, una víctima de agresión sexual. Quien la atiende, en esta ocasión, es una de las seis psicólogas que tendrá a su disposición. También podía haberlo hecho una de las seis abogadas que también trabajarán junto a ella hasta conseguir que quien la agredió pague por ello. Siempre, claro, que ese sea su deseo, «porque aquí no se obliga a nadie a denunciar. A las víctimas les ofrecemos estar a su lado para lo que necesiten».

Así lo asegura Manuela Suárez. Es la coordinadora contra la Violencia de Género del Instituto Asturiano de la Mujer (IAM) y ejerce de anfitriona en la visita de EL COMERCIO al centro de crisis para víctimas de agresiones sexuales que el Principado abrió el pasado 25 de noviembre. «La coordinadora es la abogada Ana María González, pero ahora está de baja», precisa Manuela Suárez.

Un centro pionero en el país, ya que solo hay algo similar en Madrid, «pero a diferencia de lo que ocurre allí, en Asturias, por la peculiaridad de la orografía, no es necesario que la víctima acuda en persona al centro».

Gracias al convenio con Transinsa, el equipo se traslada «a donde haga falta. De hecho, se está haciendo terapia y asesoramiento en otros municipios». La víctima que lo requiera recibe tratamiento a domicilio. «Y ya se han hecho varias salidas». El convenio con Transinsa también permite que las mujeres con dificultad para el transporte acudan al centro en sus ambulancias.

Por el momento, el Principado prefiere mantener en secreto la ubicación del centro, «para garantizar la intimidad de las afectadas». No obstante, reconoce Manuela Suárez que la decisión definitiva se tomará «tras evaluar cómo funciona, cómo se sienten las mujeres que vienen aquí y qué resultados tenemos».

Inaugurado en una fecha emblemática, el Día Internacional contra la Violencia sobre las Mujeres, de su necesidad dan buena prueba las cifras: en poco más de tres meses, entre el 25 de noviembre y el 28 de febrero, han recibido ya asistencia 33 víctimas de agresión sexual.

Una cifra que supone una media de tres casos a la semana y que refleja la realidad de un problema, hasta ahora, oculto. «Solo se denuncian el 8% de las agresiones», recuerda Manuela Suárez. O lo, que es lo mismo, el 92% de las mujeres que sufren una agresión sexual no lo cuenta. Recuerda Suárez la sorpresa del equipo de la Dirección General de Igualdad, de quien depende el centro, cuando antes de la apertura. «Ya teníamos casos».

Y no han dejado de llegar. Entre las 33 mujeres que han necesitado el apoyo del centro, el 88% son adultas. Son 29 de edades comprendidas entre los 21 y los 9 años. «Y también tenemos víctimas menores», lamenta Manuela Suárez. Cuatro. «La más joven tiene 12 años» y su caso, como el de la mayoría de las menores, tiene como agresor a un miembro del entorno familiar.

Algo que, como explica la coordinadora contra la Violencia de Género del IAM, es lo habitual en los casos de agresión sexual. «Raramente, muy raramente, el agresor es un desconocido que asalta a la víctima por sorpresa. En la mayoría de los casos, el agresor es conocido. Puede que de esa misma noche, pero conocido». Entre las víctimas actuales, «solo una fue atacada por una persona desconocida».

No todas las mujeres que están ahora mismo con el apoyo del centro de crisis han sido víctima de una agresión en los últimos días. Diecisiete de ellas «pasaron por el suceso traumático hace más de un año». Las otras dieciséis fueron agredidas en los últimos meses.

Hasta el punto de que una de ellas necesitó alojamiento inmediato, por lo que se activó el protocolo previsto para ofrecerle plaza en uno de los diez apartamentos de emergencia que tiene la Casa Malva, el centro de atención integral a víctimas de maltrato que el Principado tiene abierto en Gijón.

¿Qué tipo de delito sufrieron las víctimas? Las estadísticas del centro de crisis señalan como mayoritaria a la agresión sexual (50%), mientras que el 10% se enmarca dentro del tipo abuso sexual en la infancia.

A estos números, suma el centro tres casos de mujeres adultas «que solicitaron apoyo por otras violencias de género», una «por violencia sexual intragénero», además de «la madre de una menor de 5 años». Todas fueron orientadas a otros recursos. Porque, como reitera Manuela Suárez, «aquí no se deja sola a ninguna víctima».