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LUCÍA R. LORENZO
OVIEDO.
Jueves, 10 de diciembre 2020, 03:15
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Asturias continúa en un nivel de riesgo muy alto. Pese a la mejora de los indicadores y a la aplicación de medidas contundentes en la región, el comienzo del próximo año será duro. Así lo cree el presidente del Principado, que ya asume que habrá una tercera ola. Es «inevitable» y llegará en enero. Eso sí, incidió, dependerá «de nosotros que sea más mortal o no que la segunda». Tanto de las medidas que adopte el Principado como de la responsabilidad individual de la ciudadanía.
A los asturianos Adrián Barbón les pidió que «se conviertan en vigilantes de sí mismos y de los que más quieren». Si no se cumplen estas dos condiciones, advirtió de que «el mes de enero será terrible».
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Dejando el puente ya atrás y con las fiestas navideñas a la vuelta de la esquina, el presidente instó a la población a extremar las precauciones. «Evitando las aglomeraciones, reduciendo los contactos estrechos, usando adecuadamente la mascarilla y evitando lugares cerrados que no están bien ventilados». Aquellas actividades que se desarrollen en exteriores deben realizarse sin aglomeraciones y sin correr riesgos. «Lo que hay que hacer es que nadie pierda la vida por culpa de una mala Navidad. Toda prudencia es poca», recalcó.
Además, insistió en que las medidas adoptadas desde octubre funcionaron. «Si no se hubieran aplicado, se hubiera superado el millar de fallecidos en noviembre y se hubiera colapsado el sistema sanitario», defendió Barbón. Pese a la mejoría de los datos, dejó claro que falta mucho trabajo por hacer. «Por nuestra vulnerabilidad, un contagio puede suponer una muerte mucho más fácil en Asturias. Los datos mejoran pero el peligro acecha ahí fuera», subrayó.
Ante la pregunta planteada por EL COMERCIO sobre la disminución de 6.500 a 2.500 pruebas de diagnóstico en los últimos días, el consejero de Salud, Pablo Fernández, aclaró que siempre en fines de semana y festivos se observa una disminución en la realización de pruebas PCR. Y el pasado fin de semana, argumentó, por doble motivo. «La incidencia está disminuyendo, las personas que van a urgencias con síntomas, que son el grueso de las pruebas de los fines de semana también disminuyen. La mayoría de las que se hacen por semana tienen que ver con cribados y con personas que acuden a Atención Primaria». La mayoría de los cribados en residencias acabaron, así como los cribados selectivos en Oviedo, Gijón, Avilés y los municipios del Valle del Nalón. Recordó, no obstante, que Asturias sigue siendo la que más pruebas realiza en proporción a su población, en comparación con otras comunidades.
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