El lío de las preferencias: liberados vacunados antes que enfermeros y celadores

Sobre el papel, todo parece claro, pero otra cosa es ponerse a aplicar sobre el terreno la teoría, y además en una situación de carencia de vacunas en la que cada área sanitaria dispone de un número limitado de viales. También de cierto margen de maniobra a la hora de priorizar dentro de los grupos establecidos en la 'Estrategia de vacunación frente a covid-19 en España', el documento aprobado en el Consejo Interterritorial que el Ministerio de Sanidad remitió a las autonomías y estas, a su vez, a las diferentes áreas sanitarias.

En la primera etapa, en la que estamos en Asturias en estos momentos, se ha priorizado a cuatro grupos de población, numerados del uno al cuatro: residentes y personal sanitario y sociosanitario de los geriátricos y centros de atención a grandes dependientes; personal de primera línea en al ámbito sanitario y sociosanitario; otro personal sanitario y sociosanitario, y personas consideradas como grandes dependientes (grado III). Y el protocolo también explica, detalladamente, quién es personal de primera línea y quién no. Sin embargo, tanto enfermeros como celadores se han quejado públicamente de que hay personal de esas áreas que no ha sido aún vacunado, mientras que directivos y trabajadores de otras áreas que no parecen estar en primera línea - «de moqueta», llegó a decir Podemos ayer-, incluidos algunos jubilados y trabajadores liberados por su tarea sindical, sí han recibido ya la primera dosis. ¿Se ha hecho algo mal?

El Principado mantiene que se sigue el protocolo, pero lo cierto es que cada área sanitaria ha tenido cierta libertad a la hora de administrar sus viales y el proceso va a distinto ritmo en unas y otras zonas, por lo que se han producido situaciones que, en la práctica, han supuesto que haya, efectivamente, personal que según el documento no está en primera línea que está ya vacunado mientras, en otras áreas sanitarias que van más despacio, haya personal que sí lo está que aún no ha sido llamado. En la mayoría de los casos, los trabajadores acuden a la llamada y esta se produce además por categorías laborales. Esto es, parece que no se ha tenido siempre en cuenta si, en este momento, el trabajador estaba liberado o jubilado, por ejemplo, aunque sí se priorizaba a quien no estaba de vacaciones o en turno, como parece lógico.

También se ha vacunado a personal externo de los hospitales que desempeña sus labores en entornos de riesgo (no solo de ellos, sino que están en zonas en las que hay médicos y pacientes), lo que parece lógico también.

Aún así, al ver la disparidad de criterios, la situación ha desatado toda una tormenta política que se veía venir. Y la discusión no parece centrarse en el hecho de si quienes se han vacunado deberían estar protegidos, incluidos los gestores o los políticos que nos dirigen, que quizás deberían estarlo, sino en si ha habido quien, aprovechándose de su posición, se ha adelantado. En cualquier caso, parece que algo se ha hecho mal si hay personal sin vacunar que debería esta vacunado, que al final es lo más importante.