Crece más de un 20% el sacrificio de vacas de leche en Asturias por los elevados costes
Los sindicatos advierten de que la disminución de la cabaña láctea puede provocar desabastecimiento a partir del otoño
Cada vez son más los ganaderos de vacuno que se ven obligados a deshacerse de sus reses. En el primer semestre del año el sacrificio de vacas en los de leche ha aumentado más de un 20%. ¿ Los motivos? Son varios: el incremento sin freno de los precios de los forrajes y piensos -de más de un 60%- y los bajos precios de la leche -cuyo litro se sigue pagando a 0,49 euros, muy por debajo del coste de producción- ha puesto en jaque la rentabilidad de las explotaciones. «Tal y como están las cosas, alimentar a las vacas y llegar a fin de mes es imposible», justifica Ramón Artime, presidente de Asaja. Por ello, muchos ganaderos han optado por sacrificar sus vacas para carne en lugar de mantenerlas para la producción de leche.
El naviego Pedro Suárez, de la ganadería Cegarito, en Somorto, es uno de ellos. «No queda otra», afirma resignado. Aunque la reducción del número de vacas de su ganadería suponga cercenar la capacidad productiva de su explotación, ha tenido que dar el paso para obtener algo de liquidez que le permita mantener su explotación.
Como él, otros muchos productores han ido transformando sus granjas de leche en explotaciones de carne, cuyos costes de producción son menores que los del vacuno lácteo. El hecho de que haya aumentado exponencialmente el número de sacrificios de vacas de leche preocupa, y mucho, al sector, que ya alerta de un posible desabastecimiento acabado el verano debido a la merma de ejemplares de vacuno dedicados a la producción que se está registrando. «A partir de octubre no va a quedar leche», advierte Mercedes Cruzado, secretaria general de Coag Asturias.
El problema, afirma, no es tanto que se estén matando frisonas, que todavía podrían tener uno o dos partos, sino la incapacidad de regenerar los rebaños mermados. «Las novillas tardan dos años en crecer. A ese ritmo, va a haber un problema gordo con el suministro de leche cuando empiecen a faltar las reses», añade José Ramón García Alba, secretario general de UCA-UPA Asturias.
A priori, la industria láctea ya se está preparando para un hipotético escenario de escasez. Así se explica que algunas de las empresas de la leche hayan optado por subir algunos céntimos los precios que pagan a los ganaderos, temerosas de que estos decidan vender a otras valiéndose del aumento de la demanda.
A Ramón Artime, presidente de Asaja, que haya aumentado más de un 20% el sacrificio de vacas de leche no le ha sorprendido en absoluto. Era algo, de hecho, que los sindicatos agrarios venían pronosticando desde hace tiempo.
Hartos de trabajar a pérdidas
El campo asturiano comenzó a notar los efectos de la inflación desmedida en los costes de producción en la primavera de 2021. Sin embargo, los precios de la leche se mantuvieron sin variaciones hasta marzo de este año. Durante todo ese lapso, las pérdidas tuvieron que soportarlas, casi integramente, el ganadero. «Con los costes por las nubes, alimentar a todo el ganado y llegar a fin de mes es imposible», resuelve Artime.
Que los ganaderos opten por sacrificar sus vacas echa aún más leña al fuego de un modelo productivo caduco. Así, de junio de 2021 al mismo mes en 2022, la producción de leche en Asturias cayó un 6,3%. Los sindicatos avisan, además, de que esto es «solo el principio». Creen que a largo plazo sucederá exactamente lo mismo con la carne y que muchos ganaderos optarán por deshacerse de sus reses para abaratar costes. «Cuando bajen las vacas de los pastos de montaña, los ganaderos de la carne van a verse en la misma encrucijada», tercia José Ramón García Alba.
Más allá de cábalas, lo que está claro, dicen desde el sector, es que el sacrificio vacas continuará subiendo «salvo que se tomen medidas », opina Mercedes Cruzado. También el presidente de Asaja cree que el Gobierno debería actuar para atajar los problemas del campo asturiano y sortear la «tormenta perfecta» que se prepara después del verano, «cuando empiecen a notarse los efectos de la sequía y los costes sigan disparados».