
Crisis de Gobierno en Asturias
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Crisis de Gobierno en Asturias
El reto de afianzar la industria en dos años y agilizar los nuevos proyectosEl terrible accidente minero en la mina de Cerredo del 31 de marzo, que se llevó las vidas de cinco trabajadores, se ha cobrado ... la primera cabeza política en la de Belarmina Díaz, y en los prolegómenos de su dimisión dejó ver también las costuras de la coalición de gobierno entre IU y PSOE y que obligará a ambos socios a reevaluar su sintonía, algo que va mucho más allá que sentarse, sonrientes ambos, a tomar un café ante las cámaras en la cafetería de la Junta General. Máxime, teniendo en cuenta que en la oposición se hacen cábalas sobre las posibilidades de que 2027 marque un cambio de siglas en el palacio de Presidencia del Principado.
En el plazo más inmediato, la solución que Barbón le ha dado a la continuidad de las políticas industriales ha sido la de integrarlas en la Consejería de Ciencia, porque, según afirma, «la industria sólo tendrá futuro en Asturias de la mano de la ciencia». Sin embargo, y de forma completamente compatible con esa afirmación, los emprendedores que plantean proyectos en Asturias tienen prioridades más urgentes. Entre ellas, la gestión del suelo industrial, las cuestiones logísticas –que implican a la Consejería de Movilidad, de Alejandro Calvo–, la simplificación administrativa en un contexto en el que todas las comunidades autónomas del entorno compiten por atraer proyectos de inversión y, también, asuntos como la desarmonización de la fiscalidad que se aplica a la actividad empresarial en unas y otras regiones o, sobre todo, la falta de garantía de suministro energético en una región que hasta hace bien poco era excedentaria en generación eléctrica plantean un escenario de demasiadas incertidumbres que el equipo que Barbón acaba de reconfigurar debe despejar con urgencia, teniendo en cuenta además que su horizonte, hoy por hoy, se dibuja en el marco de los dos años que, en el mejor de los casos, restan de legislatura.
Queda por ver si, también por dotar a las nuevas consejerías de una capacidad de gestión suficiente, el presidente optará o no por crear nuevas viceconsejerías. Fuentes vinculadas a la gran y la mediana empresa asturiana indicaron ayer a este periódico que se echa en falta una mayor capacidad de interlocución y más agilidad, y que ese papel lo había desempeñado hasta su cese el viceconsejero de Industria, Isaac Pola.
Así las cosas, y a falta de posibles remodelaciones en los segundos y terceros niveles (viceconsejerías y direcciones generales), las tres consejerías afectadas por la desaparición de la de Belarmina Díaz son la de Ciencia, la de Movilidad y la de Educación. Todas incrementan su tamaño y sus funciones.
En Asturias, hoy por hoy, el principal peso industrial y en generación de empleo directo e inducido lo tiene Arcelor. Su futuro define el de la región, y lo seguirá haciendo en tanto en cuanto otros proyectos e inversiones de peso no le desplacen del centro económico. Además, dos son los grandes condicionantes de Arcelor. Uno, el precio y la garantía de suministro de energía eléctrica, máxime en el proceso de transformación en que se ha embarcado. Otro, las perspectivas de que El Musel se reactive como puerto industrial con una garantía de mejora de sus conexiones terrestres por carretera y ferrocarril. Y estos desafíos pesan mucho para Arcelor, pero también para prácticamente cualquier actividad industrial.
El Principado se ve en la obligación de hacer todo lo posible por despejar estas variables a favor de la iniciativa industrial, en un contexto en el que ya no sólo los países del entorno, sino también las comunidades autónomas vecinas están compitiendo con Asturias por la captación de proyectos. Hay casos de empresas de energías renovables que han iniciado proyectos a la vez en Asturias y en Galicia en los últimos años y que, mientras en el Principado tienen algunas de sus iniciativas aún en fase de proyecto, en la comunidad vecina están trabajando ya al 100% de su capacidad.
Desde el ámbito empresarial también se ha señalado a la Administración asturiana que, pese a intentos de mejorar la lentitud de sus procesos burocráticos tales como la Ley de Proyectos Estratégicos, ésta adolece aún de algunos fallos. Por ejemplo, que aún emplea el concepto del silencio administrativo negativo. Traducido: Si la Administración no responde en el plazo de tres meses a una solicitud, se entiende que ésta es rechazada. Desde la empresa se reclama que se le dé la vuelta a este concepto y un empleo generalizado de la declaración responsable para iniciar proyectos con rapidez, en un mundo en el que los mercados y los clientes se mueven en términos de horas, y no de meses.
La industria con raigambre en Asturias, del mismo modo que la mayoría de los proyectos implantados en los últimos años y de los que se están en fase de estudio son intensivos en el consumo de energía eléctrica. Durante el año pasado, Red Eléctrica Española se vio obligada a interrumpir el suministro a la gran industria en tres ocasiones (la última, durante casi cinco horas el 11 de diciembre) en Asturias por riesgo de colapso en la red de suministro. En una entrevista publicada por este periódico el 5 de enero pasado, el director general de la Asociación de Empresas de Gran Consumo de Energía (Aege), Pedro González, lo dejó claro: «Asturias es quizá el caso más preocupante de todo el país. El peso de su industria y el cierre de térmicas hacen que necesite que la electricidad provenga de fuera de la región y la capacidad de las líneas es la que es. Tenemos un déficit de infraestructura eléctrica importante que nos lleva a casos tan absurdos como ese. Una industria pide una capacidad mínima y ni siquiera se le puede dar. Esto es muy preocupante para el futuro porque está condenado a aquellas industrias que quieran electrificarse o aumentar su producción. Ven limitadas seriamente sus posibilidades. Es un problema de país y para Asturias es muy serio. Somos conscientes de que la consejería –con Nieves Roqueñí al frente, en ese momento– se pelea por modificar esto y que está poniendo todo para que se corrija, pero es importante que esto se traslade a acciones concretas».
Teniéndolo casi todo para ser un puntal para la industria, el Puerto de El Musel y su entorno logístico –la Zalia– se ven lastrados por la indefinición sobre sus nuevos accesos. Mientras el resto de puertos industriales del Cantábrico tienen al menos dos operativos, ya el Gobierno de Vicente Álvarez Areces había acordado con Madrid dos accesos por Jove y por Aboño. La carencia, a estas alturas, de una solución definitiva lleva a consecuencias con las que tendrá que lidiar el Gobierno regional (Alejandro Calvo directamente involucrado, en este caso, de la misma forma que lo estuvo en la puesta en marcha de la Variante de Pajares, según destacó ayer el propio Adrián Barbón en el capítulo de elogios al equipo del consejero) para evitar consecuencias como que los terrenos del puerto estén ocupados con proyectos no claramente portuarios, para los que el sitio natural estaría en la Zalia, o que la Unión Europea siga poniendo inconvenientes a la recuperación de la Autopista del Mar, ya que exige, para ello, que los puertos tengan accesos para los camiones con parámetros que, hoy por hoy, El Musel no cumple.
Una consecuencia de la falta de garantías en el suministro energético, de los problemas de logística industrial y de la lentitud de la burocracia está siendo que la industria haya perdido peso en el PIB asturiano entre 2022 y 2023. Corre el riesgo de bajar del 20%, con el agravante de que el empleo que aporta la industria tiene sueldos notablemente superiores a los medios del resto de sectores económicos.
Si anteriores relevos en los equipos de Adrián Barbón trajeron cola política durante meses, el hecho de que la dimisión de Belarmina Díaz haya venido a renglón seguido del accidente más grave de la minería asturiana en tres décadas obliga a todo el Ejecutivo regional a hacer un esfuerzo adicional en la investigación de cuál fue la cadena de errores u omisiones que llevaron a que se produjese el siniestro.
El propio presidente, en el pleno de esta semana, afirmó que «no tengo miedo a la mafia empresarial». De esta declaración, en respuesta a una pregunta de Álvaro Queipo (PP), se desprende que habla de compañías mineras que no operarían de forma completamente legal y que en el Gobierno hay conocimiento de esto. Despejar fuera de toda duda las razones por las que un presidente del Principado puede referirse a unos empresarios en términos de «mafia empresarial» ayudaría mucho a reforzar la confianza de los ciudadanos en general, y de las empresas serias, en particular, en el desempeño del Gobierno de Asturias.
El de ayer fue un movimiento sintomático por parte del presidente del Principado. Se da la paradoja de que en un momento de crisis industrial, no pocas empresas del segundo sector se quejan de falta de mano de obra, particularmente cuando de esa mano de obra se requiere un nivel de formación profesional medio o alto. Unificar en la consejería de Educación las competencias en Formación Profesional tiene una virtualidad: A lo largo de esta legislatura, el departamento que dirige Lydia Espina ha demostrado tener muy en cuenta el papel que las distintas etapas educativas tienen en la lucha por mantener vivas las zonas del Principado más afectadas por la crisis demográfica. Y lo ha hecho, de forma especial, en lo referente a la implantación de la red de escuelas de 0-3 años, con la mirada puesta en facilitar la conciliación a los padres en todo el territorio regional, de forma que no se vean tentados a cambiar su residencia a las capitales comarcales o a las grandes ciudades.
Con la Formación Profesional puede darse una argumentación similar. Más allá de adecuar los grados a las necesidades de la industria y la empresa en el ocho central asturiano, una labor en la que se ha trabajado mucho y bien desde la consejería de Borja Sánchez, los alcaldes de las alas de la región han señalado a EL COMERCIO en numerosas ocasiones que las industrias que se implantan en el occidente y el oriente de la región precisan que la formación profesional específica se imparta en esos territorios. La alternativa es que los jóvenes tengan que formarse fuera, y en ese caso la tentación de no volver es muy grave.
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