Álvaro Alonso
La 68 edición apunta a otro récord de visitantes, al que según su director se suman las «buenas sensaciones» de los expositores
Entre acto y acto, entre recepción y recepción –este sábado se celebraron en la Fidma el Día de Oviedo y el Día de la ... Llingua Asturiana–, Álvaro Alonso (Oviedo, 1966) recibe a EL COMERCIO para hacer balance de una Feria de Muestras que este domingo cerrará sus puertas con un previsible nuevo récord de visitantes y un exitoso resultado de actividad, «cuyo impacto siempre va más allá de estos 16 días de Feria».
–¿Cuántos culinos lleva escanciados en esta Feria tan sidrera?
–(Risas) Más que escanciados, bebidos, porque en todos los pabellones dedicados a la sidra había quien los escanciara, y muy bien.
–¿Cuántos bebidos entonces?
–Unos cuantos. Pero tampoco en exceso, ¿eh? Que el trabajo exige atención.
–No me creo que no se atreviera a echar ninguno...
–No hubo oportunidad. A los profesionales no les puedes coger la botella ni el vaso. Bueno, el vaso cuando ya han escanciado ellos.
–¿Tampoco se animó con ningún cantarín en el chigre del Principado?
–(Risas) La verdad es que no tengo el don del canto. Y también ahí había profesionales con un talento tremendo de los que pude disfrutar las veces que coincidí con esa actividad. Escucharles es una gozada, pero yo mejor no canto.
–¿Qué cree que ha supuesto para el sector sidrero el escaparate que han tenido aquí este año?
–Distintas instituciones, y de manera principal el Principado, el Ayuntamiento de Gijón, el SabadellHerrero y Unicaja, quisieron sumarse en sus pabellones al reconocimiento de la Unesco, me consta que sin haberse puesto de acuerdo para ello y ofreciendo visiones diferentes, lo que lo enriqueció mucho. La Feria es un potentísimo instrumento de visibilidad y creo que lo ha hecho con la sidra no solo de cara a los asturianos, sino a los miles de visitantes que tenemos de otras partes de España y de otros países, que van en aumento edición tras edición.
–Hablemos de esos visitantes. A mitad de edición percibían ya un ligero incremento. ¿Habrá récord?
–Todo apunta a que cuando este domingo cerremos las puertas estaremos por encima de la edición anterior. Y es una consecuencia directa del aumento de turistas y visitantes que tenemos en Asturias, tanto nacionales como, de una manera especial, internacionales.
–Explíquese.
–La respuesta por parte de los asturianos sigue siendo mayoritaria, pero población somos la misma. Y por tanto, según el muestreo aleatorio que hacemos día a día, porcentualmente ganan peso quienes vienen de otros sitios de España y del mundo.
–¿El director de la Fidma echa de menos poder pasear como uno más de esos visitantes?
–(Risas) La verdad es que no. Para mí es una responsabilidad, pero también un tremendo orgullo, poder estar en esta posición y formar parte de un evento único y singular en el conjunto de España y cuya historia está directamente ligada a la de la Cámara de Comercio. Esto es un trabajo de equipo y lo que intentamos es mejorar la Fidma edición tras edición para dejarla en las mejores condiciones posibles a las generaciones venideras.
–Pero de momento usted prevé seguir al frente...
–Yo estoy muy a gusto.
–¿Es de los que no se despide la Feria sin haber comprado algo?
–Algo siempre compro, sí. Hay productos tan singulares que muchos de ellos no tienes más oportunidad de adquirirlos que aquí. Y por hablar de otra de las referencias, como es el sector del motor, mis dos últimos coches los compré en la Feria.
–Imagino que les llegarán decenas de sugerencias y peticiones de los visitantes y los expositores. ¿Toman nota de todo?
–Siempre. De hecho, cuando termina la Feria, la primera reunión que tenemos ya al día siguiente es para analizar en caliente posibles mejoras que se pueden implementar para la siguiente edición y que nos llegan por tres vías: los expositores, que son los verdaderos protagonistas, los visitantes y los propios órganos de gobierno de la Cámara y todos los que trabajamos aquí.
–¿Y qué pide la gente?
–Este año se han visto por ejemplo más bancos, ecológicos, que es consecuencia además del envejecimiento de la población. La Fidma es un espejo de la sociedad asturiana no solo en el ámbito económico, en este caso también en el demográfico.
–Hablemos de resultados económicos. ¿Qué sensaciones les trasladan los expositores?
–En general son muy positivas. Y el primer objetivo de la Feria, su razón de ser, es que todo el esfuerzo y el trabajo que llevan a cabo se vea recompensado. A ello se une el de servir de dinamización económica para el conjunto de Asturias, y me atrevería a decir que del norte de España. Añadiría además que en esta edición hemos dado un salto cualitativo y se ha convertido ya en un centro de negocios que va más allá de la actividad comercial de los días de Feria, gracias a los contactos que se generan y fruto de ese círculo virtuoso de actividad comercial e institucional.
–¿Se llevan buen sabor de boca los nuevos expositores?
–De manera pública ya han manifestado un sentimiento positivo, que creo que es la tónica general en todos los sectores. Al final este es un gran escaparate en el que, gracias a la presencia de miles de visitantes, se dan a conocer empresas, marcas o instituciones que podrían ser más desconocidas. También pasa lo mismo con muchas ONG que vienen y que aquí pueden mostrar a lo que se dedican.
–Han dejado la Fidma compañías del peso de Asturiana de Zinc, Arcelor... ¿No encajan aquí?
–Forma parte de la evolución de la Feria. Y de la misma manera que compañías como esas han tomado esa decisión, otras se han incorporado o han reforzado su presencia. Por citar una emblemática mencionaría a la Corporación Masaveu, con un pabellón en el corazón del recinto ferial que sirve de manifestación de su compromiso con Asturias, de su responsabilidad social corporativa y de su interés por aprovechar la oportunidad que supone la Feria.
–¿Cuándo estará listo el nuevo pabellón de Caja Rural de Asturias?
–En octubre, cuando finalice Agropec, retomarán la obra. Probablemente podamos verlo antes de finales de año ocupando ya un lugar singular y prioritario en el recinto ferial. Y con seguridad estará operativo en la Fidma de 2026. Estamos muy agradecidos con su entrada en el consorcio ferial y ahora con este nuevo pabellón que es una muestra de su compromiso con Asturias.
–¿Dónde meterán todos los coches y concesionarios que ocupaban hasta ahora esa zona?
–Será cuestión de logística. Que las empresas, a medida que vayan vendiendo, vayan trayendo nuevos vehículos. La Feria es un equilibrio de oferta y el sector del automóvil, que es clave y fundamental, también tiene que formar parte de ese equilibrio.
–¿Se pueden adelantar más cambios que habrá de cara a la Fidma de 2026?
–Todos los años hay mejoras en los estands, infraestructuras y pabellones. En el SabadellHerrero su director general, Pablo Junceda, ya ha anunciado una renovación estética. Y en el Palacio de Congresos acometeremos una modernización que afectará a la climatización, el hall, los baños, los ascensores... Es una actuación necesaria para poder competir con Bilbao, Zaragoza, Málaga o Valencia, que es el nivel en el que nos movemos.
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