Borrar
Gerardo Iglesias, rodeado de familiares y amigos, entre los que se encontraban Daniel Ripa, Luis Felipe Capellín y su hermana María José y Manuel Vallejo, en la entrada del HUCA. ALEX PIÑA

Gerardo Iglesias: «Me siento abandonado por la sanidad pública»

El histórico líder del PCE, con dolor crónico desde 1990 por una lesión de espalda y varias intervenciones quirúrgicas, denuncia «maltrato médico»

OLGA ESTEBAN

OVIEDO.

Sábado, 15 de octubre 2022, 01:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Era, lo dijo él mismo, una rueda de prensa «singular». En silla de ruedas, con un hilo de voz, rodeado de familiares y amigos (entre ellos el diputado de Podemos Daniel Ripa, el exdirigente comunista Luis Felipe Capellín y su hermana y primera directora de la Escuela de Trabajo Social de Gijón, María José, y el socialista y ex director de Salud del área sanitaria de Gijón, Manuel Vallejo) en la entrada del HUCA.

Gerardo Iglesias, histórico líder sindical y del PCE (dio el relevo a Santiago Carrillo como secretario general el 10 de diciembre de 1982 y dio paso a su vez a Julio Anguita el 21 de febrero de 1988. Anguita también le daría relevo como coordinador general de IU, el 1 de noviembre de 1989), denunció la «situación de abandono que sufro» por parte de la sanidad pública, tras años de operaciones, dolor y deterioro físico. Habló de abandono, pero también de «maltrato» y de las causas de todo ello, que pasan por «un servicio sanitario deshumanizado, por las plazas de médicos que no se cubren, la externalización de servicios en un intento de ir privatizando poco a poco la Seguridad Social». Habló de «largas listas de espera», de médicos que no escuchan a los pacientes «porque no tienen tiempo»... Quería Iglesias poner voz a todos los que «sufren una situación de marginación por parte de la Seguridad Social». Aunque «no es plato de buen gusto comparecer así, creía que tenía que hacerlo, por necesidad y por deber».

Pero a todas esas cuestiones que Iglesias dijo compartir con otros muchos usuarios de la sanidad pública añadió otra que le afecta a él personalmente. Porque Gerardo Iglesias cree que «en mi caso concreto hay algo personal, estoy convencido de ello. Hay un entorno social determinado que me tiene odio y tiene que ver con el maltrato que me está dispensando el Servicio de Salud del Principado. No digo que sea el único factor, pero sí uno de ellos».

Iglesias desgranó su largo paso por consultas de Traumatología, Neurología y Unidad del Dolor, por hospitales y quirófanos (públicos y privados, algunos incluso de fuera de Asturias), desde el accidente que sufrió en la mina en 1990 y que le dejó gravemente dañada la espalda. A eso se ha sumado, a lo largo de los años, una «desacertada concatenación de intervenciones quirúrgicas» y fuertes dolores neuropáticos que apenas le permiten caminar y ser autónomo. Durante todo este tiempo, lamentó, no ha logrado que «ningún médico se haga cargo del seguimiento de mi caso» ni que nadie estudiara a fondo su problema para saber dónde está el origen. «Es un ensañamiento», llegó a asegurar, tras dar buena cuenta de todos los nombres y apellidos de cuantos médicos le han tratado en algún momento de estos años (en la sanidad pública, principalmente en el Hospital de Cabueñes y en el HUCA).

«Desaciertos y abandono»

Explicó una «interminable cadena de desaciertos y abandono médico, lo que me ha acarreado largos años de enorme sufrimiento e incapacidad». Ahora está pendiente de una nueva intervención para extraer uno de los tornillos que tiene en la espalda y que parece ser el origen de muchos de los problemas. «Firmé la autorización en enero y el doctor me dijo que me operaría en junio». Según la documentación que facilitó, realizó el preoperatorio en julio. Pero «tras preguntar, nos dicen que hay sesenta pacientes delante de mi y que solo operan una vez a la semana. Por tanto, tardarán un año y medio en operarme».

Todo ello le llevó a reiterar la denuncia inicial y que en su caso existe una motivación de «sectarismo político por llamarme Gerardo Iglesias». En todos estos años, acudió a numerosos organismos. También al presidente del Principado, Adrián Barbón: «Su respuesta no pudo ser más hiriente, porque no hubo respuesta, sino indiferencia».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios