«Lo mejor: sin jaleos ni aglomeraciones»

El Corte Inglés de Gijón acogió ayer a los pocos madrugadores que se acercaron para esperar atentos a la apertura una hora antes. Se trata de un horario que mantiene «el tiempo de disponibilidad para realizarlas» las compras, indicaron fuentes de la firma. Sobre todo, «porque a primera hora se concentra menos gente». Lo aseguró Edelmira Márquez, una cliente asidua, que ve a la gente muy lejada: «muchos están haciendo haciendo vida normal». Considera esta gijonesa que la reducción de horarios «no sirve para limitar el movimiento de las personas». En su caso, estas medidas no le afectan «como a los que están perdiendo dinero», reflexionó a las puertas del centro comercial ubicado en el barrio de Pumarín. Considera que las restricciones son «una auténtica pena. No son normales y no sirven para atajar la situación de mano. Así no», criticó.

Por contra, a Pilar Gómez le parece «perfecto que se adelante una hora» la apertura, puesto que «hay que adaptarse a las circunstancias. No nos queda otra». En la misma línea se mantuvo Luis Gónzález: «A mí me ha venido bien porque trabajo de tarde». Por su parte, Aurelio Fanjul fue uno de los primeros en salir del Corte Inglés portando una bolsa de la firma y quien, a pesar de estar de acuerdo con el adelanto del horario, se mostró crítico: «No me parece lógico que tengan que cerrar antes; el problema no está aquí porque estamos con mascarilla».

Otro de los clientes fue Ángel Paricio: «Con este adelanto aprovechan una hora de las dos que les quitan; al final es una hora menos de trabajo y de dinero», apuntó. La tercera ola es un tema que le produce pavor, por lo que solo espera que «termine esta situación cuanto antes».

Diez minutos antes de las nueve ya estaba en la puerta de Parque Principado, en Siero, la «madrugadora» Reyes Pérez. Su lema: «Cuanto antes mejor». La ovetense aprovechaba ayer el adelanto de la apertura del popular centro comercial de Paredes para «quitarse jaleos y aglomeraciones». Con esa intención iba también el langreano Alfonso García, quien abogaba por mantener el nuevo horario. José Carlos Villa y su mujer llegaban tras dejar a su hijo en el colegio, aprovechando el rato antes de entrar a trabajar.

Los trabajadores del centro han sido los grandes descontentos del arreglo. La imposibilidad de conciliación con el repentino cambio de horario ha hecho mella en empleados como Ilham Lahouadi quien aseguraba que le cuesta llegar a tiempo. «No hay trenes que vengan bien». El problema de Nuria López queda subsanado por los abuelos, pero empatizaba con quien no tiene su suerte: «Viven al lado del cole al que llevamos a los niños, así que nos echan una mano, pero entiendo que hay compañeros que no tienen esa posibilidad», lamentaba.

Marcos García, nada satisfecho, incidía en la «nula afluencia» hasta la media mañana. «Muchos no se han enterado», explicaba López. La conclusión de García resumía el disgusto: «No piensan en nosotros, acabaremos abriendo a las ocho y somos los más expuestos».