Lazos rojos para tener presente el sida

Eran las once de la mañana de ayer cuando el Muro de San Lorenzo comenzaba a vestirse de bermellón. Los viandantes podían observar cómo la balaustrada se engalanaba con 500 lazos rojos para testimoniar la celebración del Día Mundial del Sida. Las restricciones por la pandemia impidieron la tradicional cadena humana del 1 de diciembre y, para que este día no pasara inadvertido, el Comité Antisida, a través de la campaña 'Hoy más que nunca', decidió llamar la atención de la población con esta iniciativa en recuerdo de las víctimas de VIH y apoyo a las personas que están lidiando hoy día con la patología.

«Hacer visible esta enfermedad y las reivindicaciones de los afectados» es la labor que lleva a cabo el comité, que afirma que «la situación ha avanzado y los medicamentos antirretrovirales producen que la carga vírica sea indetectable». Loli Fernández, presidenta del Comité Antisida, precisó que «indetectable significa intransmisible, por lo que estas personas, condicionadas por los estigmas y la discriminación, tienen la tranquilidad de saber que no contagiarán el sida a nadie». En este sentido, apostilló que el VIH «no se contagia en el trabajo» y pidió que «no se limite el acceso a quienes lo padecen al mundo laboral», principal problema que sigue activo.

«Más del 50% de los diagnósticos de VIH se hacen de forma tardía», advirtió, por lo que las autoridades sanitarias subrayan la importancia de la detección precoz por los beneficios que aporta para la propia salud y la protección de la ciudadanía, al ser la manera de reducir la enfermedad.

A pesar de las restricciones sanitarias de este año, el Comité Antisida «no ha querido dejar de reivindicar» la necesidad de la prevención, «ya que el VIH lleva entre nosotros casi 40 años» y este es un momento en el que «más que nunca hay que darle visibilidad», porque «sigue estando presente, se siguen infectando personas, y es necesario impulsar las pruebas de detección rápida».

La presidenta del comité incidió en la importancia de los medicamentos antivirales, recordando al Principado que la píldora de pre-exposición (PreP) no está disponible en Asturias pese a que se incluyó hace un año en las prestaciones farmacéuticas del Sistema Nacional de Salud y su tratamiento puede evitar que el VIH se afiance y propague por todo el cuerpo.

La Consejería de Salud del Principado informó ayer de que el pasado año se detectaron 59 nuevos casos en Asturias, 11 menos que en 2018. Y un total de 2.654 personas recibieron tratamiento. Del total de nuevas infecciones, el 84,7% se produjeron por transmisión sexual y el 3,4%, por vía endovenosa. En el 11,9% restante de casos se desconocen los motivos que del contagio.

Por sexos, el 83% de las infecciones afectaron a hombres y el 17%, a mujeres. La media de edad de las personas contagiadas se sitúa en 43 años y el grupo de población más perjudicado por las nuevas infecciones está formado por varones de 25 a 54 años.

Por otro lado, la Coordinadora Estatal de Sida (Cesida) advitió ayer de que la situación «inédita de estrés» en los sistemas autonómicos de salud a causa de la pandemia ha mermado la atención sanitaria a los enfermos de VIH y subrayó que «la covid pasará, pero el sida seguirá a la espera de una vacuna».

Además, el presidente de la entidad, Ramón Espacio, informó de que «durante el confinamiento se cerraron todos los recursos públicos y las ONGs que hacían pruebas de VIH y solo quedaron algunas urgencias. Hoy el acceso a la atención primaria es muy complicado y las clínicas de ITS están totalmente saturadas». Espacio lamentó la inexistencia de una vacuna, pese a que hace ya 40 años que se diagnosticaron los primeros casos de sida, y auguró que «no ve posibilidades ni a corto ni a medio plazo, dada la alta mutabilidad del virus y la falta de investigaciones en este sentido». Asimismo, pidió apoyo para el colectivo de contagiados, que suele estar entre la población más vulnerable y afectada, a la par, por la crisis económica.