Villamayor busca un futuro entre sus ruinas empresariales
La parroquia rural propuso crear un vivero de empresas en las antiguas instalaciones de Chupa Chups, pero no recibió respuesta de la compañía
ENRIQUE CARBALLEIRA
Lunes, 9 de mayo 2016, 00:19
Cinco años después de la marcha de la empresa Chupa Chups de la localidad piloñesa de Villamayor, los efectos negativos de esa deslocalización empresarial siguen estando muy presentes. Y no sólo en esta parroquia; los efectos negativos se extienden a todo el concejo. Los puestos de trabajo pérdidos no se han podido recuperar, en la mayoría de los casos. Las promesas de la empresa, durante aquellos días en los que se negociaron las condiciones de la marcha, han quedado en casi nada. Desde la parroquia rural, su presidente, Andrés Rojo, sigue lamentando la falta de sensibilidad de los empresarios italianos, que ni tan siquiera se dignan a responder a las peticiones que les traslada.
La falta de atención a las instalaciones abandonadas en Villamayor ha motivado que algunas de ellas se encuentren en un estado ruinoso. Unos activos que podrían estar ya al servicio de los vecinos del concejo, si se hubiera atendido alguno de los requerimientos realizados por la parroquia. «Nosotros solicitamos la cesión de las viejas instalaciones, las que se dejaron de utilizar ya en los años 90, que fue cuando se trasladó la producción a la nueva planta», explica Andrés Rojo, que contaba con interesantes planes para aprovechar las mismas. «Nunca obtuvimos respuesta, no nos contestaron y ahora tenemos que ver cómo estas instalaciones han acabado en un estado casi ruinoso», añade. El edificio de las oficinas ya se ha venido abajo en alguna zona y el resto corre serio peligro.
El mandatario de la parroquia recuerda que en su día «barajamos distintas ideas, que podrían haber resultado muy interesantes». Entre esos proyectos fallidos, Rojo, nos habla de algún tipo de instalación deportiva, un parking para autocaravanas o incluso «un museo o un edificio dedicado a la historia del chupa chups». Pero la situación no parece que vaya a ser diferente con las instalaciones más recientes, la planta que cerró en 2011, acumula ya muchos meses de dejadez, por parte de la empresa, y según señala Andrés Rojo, «los matorrales ya están creciendo en todo el entorno y las instalaciones se deterioran día a día; no han vuelto a mirar para ellas».
Cuando Chupa Chups abandonó Piloña, la empresa mostró su intención de buscar otras iniciativas y proyectos que pudiesen aprovechar esas instalaciones, «y paliar el quebranto económico que supuso para la zona». Sin embargo, nada más se supo del tema. «Nosotros propusimos que lo mejor en este caso es poder dividir esa instalación en una especie de vivero de empresas, para facilitar que otras iniciativas empresariales de menor tamaño, puedan aprovecharlas, porque es mucho más complicado que aparezca un inversor con la capacidad para quedarse con la planta entera», comenta el regidor de la parroquia.
Mientras tanto, Villamayor busca otras salidas, que pueden venir por el impulso del turismo, potenciando sus atractivos. «Es la opción que nos queda ahora, por eso hemos mejorado últimamente la promoción de la zona, hemos abierto nuestra página web y hemos publicado un folleto turístico muy completo, aunque los mejores resultados están llegando gracias al área recreativa del Chorrón», señala. Este entorno natural, que incluye una vistosa ruta, ha supuesto un importante tirón turístico en los últimos meses. Cada vez es más conocido en el Principado de Asturias y se está constatando una mayor llegada de visitantes interesados en recorrer el itinerario y disfrutar del entorno.
Mientras Villamayor se intenta recuperar, poco a poco, Rojo recuerda, con cierto tono de pesar, la confirmación de la frase que él mismo popularizó cuando se fue la factoría de golosinas: «Ellos se llevaron el caramelo y a nosotros nos dejaron el palo».
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