Salvador Romero Abuin
«Dios ha sacado muchísimo bien de algo tan terrible como una Dana. Todas estas situaciones nos quitan la venda de los ojos y nos hacen valorar lo realmente importante», dice
Salvador Romero Abuin (Galicia, 1970) es sacerdote desde hace 18 años. Actualmente es el párroco de la parroquia de San Ramón Nonato de Paiporta, en ... Valencia. A los 25 años sintió una corazonada en su interior de unirse a la Iglesia y a los 31 años entró en el seminario, después de haber estado trabajando en la hostelería un tiempo. Posteriormente, se hizo sacerdote. Romero está por Asturias estos días ayudando a un grupo de jóvenes a encontrar su camino en la fe cristiana, en la Jornada Eucarística Mariana Juvenil que celebra su segunda edición en un entorno privilegiado como lo es el Santuario de Covadonga. Desde allí este sacerdote explica la importancia de crear estos espacios de encuentro para los jóvenes y, por otro lado, recuerda que la reciente Dana que azotó Valencia, y en especial a la localidad de Paiporta, dejó profundas enseñanzas en su vida y dejó plasmada la solidaridad y la unión que manifestaron muchos españoles.
- ¿Por qué ha decidido colaborar en la Jornada Eucarística Mariana Juvenil que se celebra en Asturias?
- Cuando ocurrió la Dana que azotó Valencia el año pasado, nuestra parroquia fue una de las zonas más afectadas. Muchos asturianos fueron a Paiporta a ayudar en esa situación tan trágica, y fue gracias a la ayuda de todos ellos y de muchos otros voluntarios que pudimos recuperarnos poco a poco. Ahora las hermanas me han invitado a participar en estas jornadas y compartir mis experiencias con los jóvenes y estoy encantado de estar aquí.
- ¿Por qué cree usted que es necesario que los jóvenes participen en este tipo de encuentros?
- Los sacerdotes nos damos cuenta cuando hablamos con los jóvenes de que en el plano personal se sienten solos. Impresiona la tremenda soledad que llevan por dentro. Y es precisamente ésta, la paradoja de este mundo hipercomunicado en el que vivimos, pero que cada vez está más alejado en cuanto a relaciones interpersonales. Por esto considero que este tipo de encuentros les ayudan a sentirse mejor, porque son espacios donde pueden sentir cercanía y gente que se preocupa por ellos.
- Vivimos en un mundo donde cada vez hay más jóvenes alejados de la fe cristiana. ¿Usted que opina?
Por un lado, es verdad que existe ese alejamiento, pero por otro también es cierto que muchos tienen por dentro esa curiosidad por la Iglesia, esa búsqueda constante. La Dana, por ejemplo, ha sido el perfecto momento en el que los jóvenes han demostrado que no son parte de una generación de cristal como muchas veces les llaman, sino que son personas fuertes y solidarias, dispuestas a ayudar. La necesidad profunda de entrega, de donación y de hacer algo que tenga sentido para sus vidas fue lo que movió a tantos voluntarios durante la Dana.
- ¿Cree que de algo tan trágico como lo fue la Dana, se puede sacar algo positivo?
- Muchos jóvenes decían que pudieron conocer una cara distinta de la Iglesia, y yo les decía que no, que esa cara siempre existió, sólo que ellos no la conocían. La Dana permitió a muchos jóvenes acercarse más a su fe cristiana. Todas las personas que estaban como voluntarios en Paiporta, también eran afectados, y aún así estaban allí ayudando a los demás. ¿Por qué lo hicieron? Por Jesús, porque es el único que genera esa capacidad de entrega desinteresada, a pesar de las dificultades.
- ¿Por qué cree usted que hay tantos jóvenes alejados de la Iglesia?
- Porque nos movemos por prejuicios y por lo que otras personas dicen. Y los jóvenes son especialmente susceptibles de verse influenciados por ellos. Pero las cosas hay que conocerlas para poder opinar. Y precisamente en la Dana muchos jóvenes conocieron a la Iglesia y se acercaron a ella.
- ¿Y a usted personalmente qué enseñanza le dejó esta tragedia?
- A veces es necesario pasar por situaciones extremadamente duras para aprender, despertar, renacer o simplemente aprender. El ser humano es muy necio y se resiste mucho a no dejarse llevar por la voluntad de Dios. Por esto, a veces necesita encontrarse con piedras en el camino para poder abrir los ojos y reconducir su camino. Con la Dana me di cuenta de que en esta vida lo importante es valorar lo esencial: las personas, la humanidad, la fraternidad… Muchos de los voluntarios en Paiporta que antes ni me saludaban, ahora son mis amigos. Hemos estado codo a codo luchando por salvar vidas y cuando luchas por la vida, las tonterías desaparecen. Dios ha sacado muchísimo bien, de algo tan terrible como una Dana. Todas estas situaciones nos quitan la venda de los ojos y nos hacen valorar lo realmente importante.
- Estamos viviendo en un mundo cada vez más conflictivo y en guerra. ¿Qué cree usted que podría cambiar las cosas?
- Hay una canción muy bonita que dice: 'Cristo en todas las almas, y en el mundo la paz'. Durante la Dana se hizo muy popular esta frase y ahora es más necesaria que nunca, porque el pueblo no salva al pueblo. El pueblo ayuda al pueblo, pero al pueblo sólo lo salva Cristo.
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