El hostelero que empleó a un sintecho del aeropuerto de Barajas: «Salva necesitaba otro tipo de ayuda»
El propietario de 'La Molinuca', que dio trabajo a un sintecho de Barajas que renunció a los pocos días, seguirá apoyando a personas sin hogar aunque «salga mal»
Fernando Fernández conoció a Salvador Méndez a través de la televisión, cuando el programa 'Espejo Público' denunciaba la situación de los sintecho que dormían en el aeropuerto de Barajas. No lo dudó: a los pocos días, el joven, de 28 años, entró a trabajar en el hotel que regenta en Peñamellera Alta.
No era la primera vez que lo hacía. Por 'La molinuca' han pasado en ocasiones anteriores trabajadores que venían de una situación similar, cada uno cargando en su mochila las experiencias vitales que les llevaron hasta allí. Algunos de ellos, con estancias de trabajo más largas que otros: «Un chico estuvo aquí casi tres años después de la pandemia», cuenta Fernández.
No ha sido el caso de Salva, que a tres días de comenzar a trabajar renunció a su contrato y ahora vive en Logroño con su pareja. «Salva necesita otra clase de ayuda», explica Fernández. «No concretamente la que nosotros le damos. Ni necesita trabajo, ni necesita ayuda económica». El hostelero entiende, bien por el cariño que le tiene, bien por no ser esta su primera vez ofreciendo trabajo a personas en su misma condición, que hay problemáticas que no se solucionan con un gesto altruista. Incluso con el que más tiempo se quedó, «iba todo muy bien, hasta que a los casi tres años empezó a beber», cuenta.
Por ese bagaje y experiencia humana, quizá, es por lo que a pesar de que, esta vez, tampoco fuera adelante la relación laboral, sí hayan podido mantener la personal. «De hecho, hoy ya hemos hablado como cuatro o cinco veces. Está todo el rato llamándome», contaba, divertido, el hostelero.
Lo contó también en su cuenta de Tik tok, donde le siguen más de diecinueve mil personas y donde el tema está generando una gran controversia.
También en esta plataforma explica la situación el propio Salva, que se ha tenido que defender de numerosas acusaciones en los últimos días. A pesar de ello, se lo toma con humor: «Sois mi risa personal número uno», comparte el joven en su cuenta.
«Llevo desde que estoy en Logroño levantándome a las siete de la mañana, acompañando a mi pareja y buscando trabajo en bares, para barrer...» explica, molesto, ante las críticas recibidas. Después de tres años alejado del sistema «en la nada», argumenta, «te cambian tu vida de la noche a la mañana», y a pesar de que se muestra muy agradecido a Fernando por lo que hizo por él, no fue capaz de «adaptarse al nuevo entorno» en una semana en la que se encontraba, además, muy abrumado por la atención que le mostraban los medios de comunicación. «Fue una cosa que se habló con Fernando y los dos lo entendimos», zanja.
El hostelero asturiano, por su parte, es consciente de que estas cosas, a veces, «salen mal». Pero aún así, no dejará de ofrecer trabajo a los que más lo necesiten. «Lo que nos mueve es ayudar», confiesa. «Si todos nos echáramos una mano, este mundo iría un poco mejor».
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