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Vacunación masiva en el Pabellón de Deportes de Gijón. arnaldo garcía
La pandemia va quedando atrás en Asturias: de la sexta ola a la cuarta dosis de la vacuna

La pandemia va quedando atrás en Asturias: de la sexta ola a la cuarta dosis de la vacuna

Tras un inicio de año complicado, en verano volvieron a saltar las alarmas y Asturias entró de nuevo en situación de riesgo alto

Olga Esteban

Gijón

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Sábado, 24 de diciembre 2022

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Ha sido 2022 el año de la vuelta a la normalidad. Son estas las navidades de los encuentros sin restricciones y (casi) sin miedo, aunque el uso obligatorio de la mascarilla en centros sanitarios y transportes públicos, y el goteo de contagios e ingresos, sigan recordando que la covid sigue ahí. Aunque la tranquilidad no puede hacer olvidar que no ha sido un 2022 fácil y que el ejercicio empezó mucho peor de lo que acaba. De hecho, nada más arrancar enero el Principado se vio obligado a cambiar de estrategia y de protocolo, ante el auténtico colapso de Atención Primaria: menos días de cuarentena, menos rastreos de contactos estrechos y menos pruebas diagnósticas. Se duplicaban los contagios, la edad media de los afectados bajaba, aumentaban los ingresos... Las bajas laborales se daban vía mensaje de texto, ante la auténtica avalancha, y las altas era automáticas. Hubo que incorporar personal jubilado a Salud, se modificó el protocolo de cierre de aulas... La sexta ola castigó con fuerza a la región, con los datos más explosivos de toda la pandemia desde el punto de vista de la transmisión del virus. La situación, admitía el Principado, era «grave», mientras se seguía poniendo todo el esfuerzo en la estrategia de vacunación.

A finales de febrero la situación empezó a mejorar, justo cuando se confirmaba la existencia de una nueva variante de covid, 'deltacron', combinación entre delta y ómicron. En abril volvían a saltar las alarmas y el fin de las mascarillas obligatorias en interiores coincidía, a finales de ese mes, con un repunte de ingresos y contagios. Incluso se decidía volver a hacer pruebas PCR a todos los que tuvieran síntomas, se volvía a aconsejar al aislamiento y el uso de la mascarilla.

El 9 de febrero la mascarilla deja de ser obligatoria en los colegios. Así lo celebraron en el colegio Miguel de Cervantes de La Calzada.
El 9 de febrero la mascarilla deja de ser obligatoria en los colegios. Así lo celebraron en el colegio Miguel de Cervantes de La Calzada. d. arienza

Sin duda ha sido un año de altibajos. Porque tras muchas semanas de estabilización, en verano volvían a saltar todas las alarmas, se hablaba de séptima ola y el Principado admitía su preocupación, no en vano los contagios se habían multiplicado por cuatro y los ingresos aumentaron hasta un 40% en una sola semana. Asturias volvía a entrar en riesgo alto, los hospitales se convertían en bombas de relojería, aumentaban las llamadas a la prudencia y la alerta duró hasta mediados de agosto.

Y, a partir de ahí, llegó cierta tranquilidad. Uno de los ejemplos más claros fue la vuelta al cole, en septiembre, sin ninguna medida covid. No solo dejaban de usarse las mascarillas, sino que desaparecían las entradas y salidas escalonadas y los grupos burbuja.

En abril se permitió entrar a cara descubierta en los interiores de los comercios. En la imagen un estanco de Gijón.
En abril se permitió entrar a cara descubierta en los interiores de los comercios. En la imagen un estanco de Gijón. juan carlos román

Dosis de refuerzo

En cuanto a la vacunación, este año ha sido el de la cuarta dosis, que a finales de septiembre empezaron a recibir los usuarios de residencias y los mayores de 80 años. Luego se fueron abriendo los grupos y las campañas oficiales y la respuesta de los ciudadanos ha hecho que, como en todas las fase de vacunación de la pandemia, Asturias se sitúe entre las comunidades con un mayor alcance. En los últimos días del año el propio consejero de Salud recordaba que la segunda dosis de refuerzo ya ha llegado a más del 80% de los mayores de 80 años; a más del 70% de los que tienen entre 70 y 79 años y por encima del 60% de los que están entre los 60 y los 69 años. El esfuerzo sigue siendo necesario en una comunidad con las tasas de envejecimiento más altas y, por lo tanto, con la mayor proporción de pacientes vulnerables.

2022 ha sido también el año de la investigación sobre la covid persistente y sus efectos permanentes en cientos de personas.

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